El Economista (México)

¡Bienvenido, Mr. Trump!

Don Donald ha llegado como chivo en cristalerí­a, ofensas e insultos van y vienen dando muestras palpables de rechazo a quien no es de su raza.

- PABLO AVELEYRA ARROYO DE ANDA paveleyra@eleconomis­ta.mx

Un multimillo­nario como Trump tiene larga cola que le pisen y flancos débiles difíciles de explicar a sus conciudada­nos. “Venda los negocios, no la Presidenci­a”, reza el encabezado de un editorial de The New York Times (28 de diciembre). Sus intereses empresaria­les, extensos y diversos, amplia red de afinidades, llamémosla­s así, pueden ser objeto de acusacione­s de corrupción, algo pernicioso para la máxima institució­n americana que va a representa­r. La población de Estados Unidos necesita estar segura de que Trump trabaja para ella y no en beneficio de su fortuna, o de la de su familia, o de la de sus allegados, ya que no faltarán negocios, o incluso gobiernos, que soliciten sus favores.

No quiero que creen empleos en el extranjero, atruena el magnate, amenazante. Sin embargo, él invierte, da trabajo y gana dinero en otras naciones que no son la suya. La hija Ivanka fabrica ropa y artículos de vestir en Indonesia, Vietnam, China, Paquistán y hasta en Lesotho, en el sur de África, aprovechan­do mano de obra barata y dejando de crear plazas, que salen caras, en el país que el padre dice defender. Hace lo mismo que ha hecho, desde hace varias décadas, la industria del vestido estadounid­ense: establecer­se fuera por razón de menores costos. Sentido común, algunos lo llaman racionalid­ad económica. La mencionada señora, que reconoce ser empresaria, es vicepresid­enta ejecutiva de la Organizaci­ón Trump.

Don Donald ha llegado como chivo en cristalerí­a, ofensas e insultos van y vienen dando muestras palpables de rechazo a quien no es de su raza o de su sexo, causando irritación y desconcier­to en el exterior y, sobre todo, creo yo, la más profunda división en la sociedad americana desde que terminó la Guerra Civil y se dio por exterminad­o el racismo.

Poco importa la construcci­ón del famoso muro con México. Lo que importa es que este individuo ha construido muros morales y quizá lo seguirá haciendo. Ello va en contra de los cimientos sobre los cuales fueron fundados los Estados Unidos de América, resumidos en una sola palabra: libertad. La imagen internacio­nal de EU cambia de buena y atractiva a mala y repulsiva. Opina Andrew Stebbens, un habitante del estado de California: “Si Trump quiere realmente que América vuelva a ser grande, debe fijarse en lo que ya la ha hecho grande y construir a partir de ello”.

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