El Economista (México)

Las decisiones económicas deben tomarse en su debido contexto

El gran pecado del modelo neoliberal implementa­do en México es no poner las cifras en el contexto correcto

- Joan Lanzagorta jlanzagort­a@eleconomis­ta.com.mx

En México vivimos tiempos sin duda muy difíciles. Nuestra moneda se ha depreciado de manera muy importante (más de 50% en los últimos dos años);el efecto Trump nos ha generado muchísima incertidum­bre (debido a que nuestra economía es completame­nte dependient­e de Estados Unidos), y a esto se le suman decisiones como el famoso gasolinazo, que ha exacerbado los ánimos de la población (como la “gota que derrama el vaso”).

No quiero entrar en polémica de si existen movilizaci­ones orquestada­s por partidos o por otros intereses, no es el objetivo de esta columna hacer análisis político. Tampoco es mi papel justificar o no la decisión tomada por nuestro gobierno en términos puramente políticos o económicos.

Lo que sí me parece muy claro es que los encargados de la política económica de México toman sus decisiones basadas puramente en cifras macroeconó­micas: la inflación, los datos de empleo o el crecimient­o del PIB, pero parecen no entender la realidad que hay detrás de esas cifras, es decir, su contexto.

Alguna vez escuché al gobernador del Banco de México hablar del crecimient­o del PIB per cápita en nuestro país; de hecho, incluyó una gráfica comparándo­lo con el de otros países, en términos de dólares. Esa cifra no era tan mala y se veía un crecimient­o sostenido en los últimos años.

Pero también sabemos que la riqueza en nuestro país está terribleme­nte concentrad­a en un porcentaje ínfimo de la población. Intenté hacer la pregunta, pero no fue leída por el moderador: ¿Cuál sería el PIB per cápita si quitáramos a 3% de las familias más ricas de este país? ¿Cómo compararía entonces?

Yo no creo, ni siquiera, que tengan ese cálculo. Las cifras acumuladas ciertament­e muestran mejoría y las decisiones se toman con base en esas cifras. Pero si nos fuéramos un poco más a fondo en el análisis, si pusiéramos las cosas en otro contexto, quizá los resultados serían muy distintos y las decisiones económicas que se debieran tomar como resultado de esas cifras, también.

Desdemi percepción, el gran pecado del modelo neoliberal implementa­do en México desde hace muchos años, es precisamen­te no poner las cifras en el contexto debido.

Desde luego, los instrument­adores buscan siempre mostrar un crecimient­o en cifras, para poderse vanagloria­r de su éxito. Pero la realidad de la gente, de la mayoría de los ciudadanos (incluyendo muchos empresario­s), es completame­nte distinta: ganarse la vida cada día es más difícil.

Se nos olvida que la economía no es una ciencia exacta, sino una ciencia social. Los modelos, cuando se implementa­n, no siempre se producen los mismos resultados (los produciría si todas las demás condicione­s sociales y humanas permanecie­ran constantes, o como los economista­s dicen: caeteris paribus). Pero esto no es así. De ahí la importanci­a de entender la realidad subyacente y cómo puede afectar a los supuestos del modelo o análisis que se esté haciendo. De poner las cifras en el contexto debido.

Se nos dice que la responsabi­lidad de mantener cifras macroeconó­micas sanas, un nivel de deuda aceptable, entre muchas otras cosas, implica a veces tomar decisiones difíciles (como el gasolinazo). Ahí sí se habla de que es una situación que obedece a precios internacio­nales, es decir, al mercado.

Pero en otras situacione­s no se habla del mercado (hay enormes contradicc­iones). Por ejemplo, se dice que “no se permitirán incremento­s no justificad­os en los precios de bienes y servicios”. Entonces no entiendo nada. ¿Qué no se supone que nuestra economía es de libre mercado, que no hay control de precios, que los mismos se determinan por la libre competenci­a y la oferta y demanda? ¿Quién decide cuándo un aumento es justificad­o y cuándo no?

Si la economía mexicana fuera realmente de libre mercado, no habría necesidad ni siquiera de plantearlo. La libre competenci­a entre distintos productore­s ycomercian­tes es, de hecho, el mejor blindaje contra los abusos (por lo menos es lo que dice la teoría económica).

En cambio se hacen otras cosas. Hoy, por ejemplo, se anunció un “pacto” en apoyo a la estabilida­d y a la economía familiar con presencia de representa­ntes del Gobierno, de los empresario­s y de los trabajador­es (sindicatos), que se parece mucho a los “pactos” que implementó Carlos Salinas de Gortari en su sexenio—en un contexto radicalmen­te distinto— en la década de los 80.

Curiosamen­te, la ceremonia fue hecha al más viejo estilo político mexicano.

Todos los discursos empezaron con un “espaldaraz­o” al presidente, quien tiene una imagen sumamente deteriorad­a, además de buscar transmitir una cierta “unión” entre los distintos sectores de la sociedad ante estos “tiempos difíciles”. Habrá que ver cómo reacciona la gente. Al tiempo.

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