Argentina y sus retos de política exterior
COMO PARTE de su estrategia de “inserción inteligente” al mundo, el gobierno de Argentina dedicará este año a tres frentes para avanzar en materia de política exterior. Tras lograr que el país sudamericano sea nuevamente considerado en el escena
rio internacional, llega el momento de conseguir avances concretos en el Mercosur, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el G-20.
Para mediados de año, el gobierno argentino pretende exhibir progresos en la negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea desde la plataforma del Mercosur, cuya presidencia giró hacia Argentina a principios de diciembre.
Exhibir resultados en este frente es “el objetivo de máxima prioridad” de la canciller Susana Malcorra, mientras dure su gestión semestral al frente del bloque Mercosur. Para ello, tanto en la Casa Rosada como en el Palacio San Martín evalúan llevar un funcionario político a la representación diplomática de la Unión Europea, en Bruselas, para mostrar con mayor énfasis la intención del país y del bloque regional por acelerar las conversaciones.
El segundo objetivo atañe al G-20. En el 2018, Buenos Aires acogerá a los líderes de los países desarrollados y emergentes con más influencia a nivel global. Malcorra evalúa desde noviembre crear un equipo con dedicación completa a las gestiones dentro del G-20. Extraoficialmente, Beatriz Nofal ya se encuentra asesorando a la jefa de la diplomacia argentina, y todos dan por hecho que será la representante ante el G-20. Beatriz Nofal tuvo a su cargo la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones en la época de Néstor Kirchner. Se la considera una
economista de relieve por su formación académica y alguien ideal para las negocia
ciones que se esperan concretar.
El tercer reto se dirimirá en diciembre próximo, cuando Argentina reciba la conferencia ministerial de la OMC. Será la primera vez que la región reciba al órgano. Según ventilan en el Palacio San Martín, el gobierno de Argentina pretende llegar a diciembre con negociaciones avanzadas para concretar “resultados” y dejar el terreno llano para el 2018, en el que presidirá el G-20.