La institucionalización del nepotismo
La llegada de Jared Kushner a la Casa Blanca como mano derecha de Trump, avizora cambios geopolíticos de riesgo
Con la llegada de Jared Kushner a la Casa Blanca, Donald Trump confirma que su gestión será el primer experimento de un gobierno outsider o si se prefiere, una presidencia empresarial cuya red de confianza se reducirá a la familia y amigos.
Hablar con Trump sobre ética es como hablar de economía con Nicolás Maduro, incomprensible. El entonces candidato Trump presentó hace algunos meses a su yerno Jared Kushner como experto en Oriente Próximo y como su futuro negociador entre palestinos e israelíes. Al observar el currículum de Kushner cualquier persona interesada en el tema hubiera esperado ver un interesante contenido en el área de negociación de conflictos, pero no. El vínculo de Jared Kushner con Israel es el origen de su familia, quien escapó de Polonia de los criminales nazis.
Son muchas preguntas las que desacreditarían la presencia de Kushner en la sala Oval. Una de ellas: ¿No es la imparcialidad la que debería de acreditar a cualquier negociador?
La familia de Kushner realiza con frecuencia aportaciones económicas a Israel destinadas a la expansión de asentamientos irregulares en territorio palestino. Éste es uno de los problemas de origen desde la creación de Israel: sucedió con Egipto en la región del Sinaí y actualmente en Cisjordania. Sobre este caso, el 23 de diciembre Naciones Unidas aprobó una resolución (con histórica abstención de Estados Unidos), condenando el acto promovido por el primer ministro Benjamin Netanyahu.
Algo más. La familia Kushner tiene relaciones financieras con el banco más grande de Isreal, Hapoalim, y de acuerdo al New York Times, sobre el escritorio del próximo secretario de Justicia del presidente Trump habrá un expediente de acusaciones al banco por ayudar a sortear el pago de impuestos a estadounidenses.
El periódico neoyorquino reveló ayer que la influencia de Jared sobre Donald se observó con claridad la noche del 16 de noviembre en el restaurante La Chine del hotel Waldorf Astoria en el centro de Manhattan. Sobre la mesa reposaban manjares chinos y botellas de vino tinto Château Lafite Rothschild de 2,100 dólares (44,000 pesos). Sentados frente a frente: Wu Xiaohui, dueño de Anbang Insurance Group (holding chino integrado por aseguradora, banco y servicios financieros) con activos de 285,000 millones de dólares y Jared Kushner. La negociación: la venta de una torre ubicada en el 666 Fifth Avenue perteneciente a la familia Kushner. ¿Trump negociará con el presidente chino Xi Jinping a través de Wu Xiaohui? El New York Times revela que existen vínculos entre los dos personajes chinos.
Después del tuit escrito por Trump en el que cuestiona la política de “una sola China”, justo después de haber sostenido una charla telefónica con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, el presidente Obama recibió una queja del gobierno chino. La Casa Blanca eligió a Kushner como el mejor enlace para transmitirle el mensaje.
Una botella Château Lafite Rothschild, el yerno de Donald y un personaje afín a Xi Jinping, podrían ser variables de una ecuación que solucione un complejo problema diplomático entre Estados Unidos y China. Esa podría ser la premisa lógica del próximo inquilino de la Casa Blanca. ¿Estará de acuerdo la cúpula del Partido Comunista Chino?
El yerno experto en temas de Oriente Medio también le aconsejará al presidente de Estados Unidos replantear la “línea roja” en la que se quedó Obama en el caso sirio. Si el presidente Al Asad utiliza armamento químico, ¿qué hará Jared? ¿Invitará al presidente sirio a la Casa Blanca a comer hamburguesas como lo hará Trump con Kim Jong-un?