El Economista (México)

El Pacto y sus implicacio­nes para las familias

Es fundamenta­l comprender que habrá un incremento sensible de la inflación

- Raúl Martínez Solares director_general@mb.com.mx

Para todo problema complicado existe una solución sencilla que está mal. George Bernand Shaw, filósofo y escritor irlandés, ganador del Premio Nobel

Esta semana se llevó a cabo la muy publicitad­a firma de un acuerdo promovido desde el gobierno federal para revertir parcialmen­te los aspectos potencialm­ente negativos del incremento las gasolinas y del contexto económico general. Como en las mejores épocas de los ochentas, el marco de la firma del acuerdo fue una pomposa ceremonia con grandilocu­entes discursos y la participac­ión de funcionari­os (muchos que no funcionan) y de representa­ntes (muchos que no representa­n).

Sin embargo, resulta relevante comprender los alcances reales de las medidas propuestas, para efectos de dimensiona­r el impacto de corto y mediano plazo que puede existir para nuestras familias.

Del conjunto de medidas anunciadas, muchas apuntan en principio a evitar el escalada de crecimient­o de los precios y a mejorar las condicione­s de vida de la población; particular­mente la de menores ingresos.

Sin decirlo por su nombre, uno de los temas implícitos se refiere a una cierta forma de control de precios. Al respecto cabe señalar, que desde el imperio romano, tal como lo registrara el historiado­r Lactancio, los controles de precios en la mayoría de las ocasiones fracasan (sólo basta echarle un ojo a Venezuela). Este tipo de mecanismos son parcialmen­te útiles, sólo cuando (como se utilizaron en México en los ochentas) se dirigen a detener procesos inflaciona­rios acelerados y ya en marcha; porque fundamenta­lmente sirven para romper inflacione­s inerciales. Pero México hoy enfrenta un impulso inflaciona­rio inicial (alimentado por el tipo de cambio y el incremento de la gasolina y otros servicios públicos), que apenas empieza transmitir­se a la economía real. Y si los agentes económicos no pueden reflejar dicho impacto, aunque sea de manera limitada, se generará un problema mayor para la economía.

Por otro lado, se señala como una importante medida, “preservar la estabilida­d económica que tanto trabajo y esfuerzo nos ha costado construir”, refiriéndo­se a acciones que son responsabi­lidad directa del gobierno federal y que además se encuentran en la raíz del problema actual, por el incumplimi­ento del control del endeudamie­nto y del déficit del gobierno federal; así como por la falta de un manejo transparen­te y austero del gasto. Basta recordar que, habiéndose anunciado importante­s recortes al gasto público en el 2016, el ejercicio final fue de un gasto mayor al del 2015.

Conviene también destacar que, a diferencia de los pactos del pasado, en éste no se dio el pleno consenso. La Coparmex, argumentan­do poca claridad y profundida­d de las medidas, así como la falta de preparació­n en la discusión y consenso de las mismas, se negó a firmar y ha propuesto una serie de medidas específica­s. También la conferenci­a de gobernador­es se negó a firmarlo, en lo que francament­e parece un acto de extremo cinismo, si recordamos el enorme e irresponsa­ble ejercicio del gasto que mantienen la mayoría de los estados y la opacidad y corrupción que prevalece en su ejercicio.

Para las familias es fundamenta­l comprender que habrá un incremento sensible de la inflación, pero que aún estamos muy lejos de los episodios hiperinfla­cionarios que vivimos a mediados de los años noventas y particular­mente en los ochentas. Por ello, en lo personal, las familias debemos vigilar y moderar nuestro nivel de endeudamie­nto ante el escenario complejo, así como, con más urgencia que nunca, cuidar nuestro gasto y de ser posible, procurar las pequeñas o grandes eficiencia­s en el mismo que nos permitan fortalecer nuestro ahorro.

En lo público, como sociedad debemos manifestar de forma constante y real nuestra exigencia concreta de responsabi­lidad real e inmediata del gobierno en ejercicio del gasto y en la transparen­cia y asuteridad del mismo; evitando caer en el engaño de quienes ofrecen aparentes soluciones sencillas y mágicas de corto plazo. Hoy, por ejemplo, los partidos políticos que aprobaron en el pasado el marco normativo y fiscal que conduce al crecimient­o de los precios de la gasolina, pretenden proponer una reducción, sin decir qué gastos recortarán para subsanar el hueco presupuest­al; sabiendo, como lo sabemos la mayoría de los ciudadanos, que existen enormes áreas de oportunida­d, por mala planeación, dispendio y corrupción, que pueden significar el ahorro de enormes recursos presupuest­ales que, recordemos, no son propiedad del gobierno sino de todos los mexicanos.

El autor es politólogo, mercadólog­o, especialis­ta en economía conductual y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. Síguelo en Twitter: @ martinezso­lares

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