El Economista (México)

38,000 pesos

- Carlos Herrera Lizalde

NO IMPORTA que a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) le cueste 28.7 millones de pesos costear los 334 partidos que se disputan en un año futbolísti­co en la Liga MX. A pesar de que desde hace algunos años a los silbantes se les trata como profesiona­les y que además de su sueldo se les paga 38,000 (juez central) o 24,000 pesos (asistente), la realidad es que su trabajo dentro de la cancha ha dejado qué desear con actuacione­s que afectan a los clubes. En México, el salario mensual (consideran­do cualquier tipo de empleo) es de 6,870 pesos. Es decir, lo que gana un árbitro en 16 de los 90 minutos de un partido regular, una persona necesita 30 días para obtenerlo.

Y, fuera del campo, los árbitros también han dado de qué hablar luego de protagoniz­ar “una revuelta” organizada por los “cuatro fantástico­s (José Luis Camargo, Roberto García Orozco, Paul Delgadillo y Francisco Chacón) que concluyó con la salida de Edgardo Codesal, quien fungía como director técnico de la Comisión de Arbitraje, con quien se presume ya no tenían una buena relación.

El tema explotó en medio de una crisis arbitral. La rebelión llegó luego de un torneo lleno de errores y actuacione­s que dieron mucho de qué hablar entre los clubes y los especialis­tas que incursiona­n en los medios de comunicaci­ón. Tras coronar un semes- tre de malas actuacione­s con un par de juegos de final en los que se marcó un penal inexistent­e (sobre Oribe Peralta), se dejó de marcar otro por falta a André Pierre Gignac, además de que se dejó de expulsar a Michael Arroyo e Iván Estrada, y se mostró el cartón rojo injustamen­te a Paolo Goltz.

Para este Clausura 2017 las cosas no mejoraron, con duelos en los que se marcaron penales inexistent­es (a Pachuca en la jornada uno), mismo que ayudó a los Tuzos a ganar, y que después costó una suspensión a Franco Jara, por engañar al silbante. Para la jornada dos, las cosas no cambiaron y fueron perjudicad­os Necaxa, a quien le anularon un gol de manera errónea que le hubiera permitido sumar un punto ante León, y Cruz Azul, que vio cómo expulsaron a Gabriel Peñalba.

Pese al respaldo económico que reciben por trabajar 90 minutos, sumado a su sueldo y bono de fin de año, y de sus irregulare­s actuacione­s, los silbantes le dieron la espalda a Codesal.

“No se puede ser una persona complacien­te, debemos ser ecuánime y tratar de ser parejos, sin importar el nombre o que sea una figura de muchos años”, reveló el ex director técnico de la Comisión de Arbitraje en una entrevista en ESPN.

Además de que los jueces querían repetir cada semana con todo y malas actuacione­s, Edgardo hizo público que desde que la FMF se mudó a Toluca, muchos de sus ex dirigidos trataron de negociar en no ir a dicha ciudad a entrenar. En un caso particular, Roberto García Orozco, integrante de los “cuatro fantástico­s”, se ausentó de 44% de los entrenamie­ntos, siendo 14% faltas injustific­adas.

“Se han aburguesad­o mucho estos árbitros que sienten que tienen un gran nivel y por eso tendrían que arbitrear todos los domingos”, agregó.

La cabeza debió fallar también, asegura Archundia. En charla con El Economista, Armando Archundia, ex silbante internacio­nal y ahora analista de TDN, expuso que, a su juicio, este tipo de conflictos se presentan cuando un plan de trabajo no convence a los silbantes y la autoridad no se impone.

“Si tú estás trabajando y haciendo las cosas bien no renuncias, llegas a un acuerdo. Y punto número dos, si alguien no cumple con lo que está establecid­o en cuanto a entrenamie­nto, reuniones técnicas y tácticas, ¿cómo es que sigue arbitrando?”, opinó sobre el caso de García Orozco.

Finalmente, Archundia mencionó que la FMF deberá tomarse su tiempo para elegir al sustituto de Codesal con el perfil adecuado, ya que en caso de apresurars­e podría volver a sufrir una crisis como ésta a mediano plazo. “Una vez que llegue alguien ya tiene su equipo, su forma de trabajar y todos deben respetarla, ya después se revisa si funcionó con la forma de trabajar de los árbitros”.

cobra por partido un juez central. se disputan en Primera División en un año futbolísti­co.

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