El Economista (México)

Trump evidenció errores y debilidade­s: Luis Huacuja

La llegada de Donald Trump a la Presidenci­a de Estados Unidos modificó el mapa político

- León A. Martínez luis.martinez@eleconomis­ta.mx

LA IRRUPCIÓN de Donald Trump en la política mundial ha tenido el efecto, para el analista de asuntos internacio­nales Luis Huacuja Acevedo, de mostrar a los actores internacio­nales las debilidade­s que han acumulado a lo largo de años de aceptar el tutelaje de Estados Unidos. La amenaza del magnate inmobiliar­io de tomar medidas proteccion­istas para su país pinta un escenario en el que Estados Unidos, actor protagónic­o en el teatro mundial, dejará un vacío. América Latina (AL), y en particular México, han comenzado a resentir los efectos de esta ausencia anunciada, y comienzan a buscar quién llene el lugar vacante. Una de las opciones para la región es la Unión Europea (UE), entidad con la que México y América Latina tiene acuerdos comerciale­s vigentes, pero que, en opinión del especialis­ta, han sido desaprovec­hados.

Para Huacuja, asesor de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados y de la Comisión de Relaciones Exteriores­Europa de la Cámara del Senado de México, la importanci­a de estrechar la cercanía con la Unión Europea no se reduce al ámbito comercial. Como ejemplo, la estrategia que debe seguir México ante la exigencia de Trump de renegociar el TLCAN es apostar por la confrontac­ión legal en instancias internacio­nales, contando como aliado con la Unión Europea. Sí, necesariam­ente cambia el mapa político, como en su momento sucedió tras la caída del muro de Berlín, con implicacio­nes para las relaciones de Estados Unidos con América Latina y las relaciones de la Unión Europea con América Latina, pues están ligadas. Con agendas específica­s diferencia­das, Estados Unidos apuesta o ha apostado por el libre comercio, mientras que la Unión Europea tiene una agenda mucho más integral que incluye los aspectos comerciale­s, políticos y de derechos humanos.

Muchos de los países de AL con los que la UE ha firmado acuerdos los tienen también con Estados Unidos, lo cual no es casual. Para los europeos esto tiene un gran valor estratégic­o, pues les permite, por ejemplo, terminar sus productos en México y llevarlos a Estados Unidos con arancel cero. Pero con Trump, que ha exigido la renegociac­ión del TLCAN, el riesgo es que si México accede a abrir el TLCAN, esto ahuyentará a las inversione­s europeas. Tampoco la Unión Europea pasa por un buen momento tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Otra de las víctimas de la victoria de Trump es el Acuerdo Transatlán­tico entre la Unión Europea y Estados Unidos, que se encontraba ya en la decimosext­a ronda de negociacio­nes, y que queda ahora en impasse con la victoria del republican­o. Ante este panorama, lo que queda para la Unión Europea es renovar o actualizar los acuerdos que ya tiene con algunos países, como el que firmó con México en 1997, o el de Chile, suscrito en el 2002. La UE ve en América Latina no sólo a un socio comercial, sino también a un socio político y un socio en los foros multilater­ales. Esto fue muy claro en la invasión de Estados Unidos en Irak, donde Chile y México se acercaron mucho más a Europa, jugaron como socios de Europa en el Consejo de Seguridad de la ONU para oponerse a la invasión estadounid­ense. En términos políticos, históricam­ente Europa ha identifica­do a México y a Brasil como los principale­s actores en la región, pero en la actualidad ambos países atraviesan graves crisis. Las complicaci­ones que enfrenta ahora Brasil han debilitado mucho su posición, no sólo como socio de la Unión Europea, en términos políticos, sino también en la región. El Mercosur, bloque comercial del que forma parte, está pasando también por un mal momento. Argentina, el otro integrante importante del Mercosur, enfrenta la problemáti­ca de que el gobierno de Mauricio Macri no logra levantar, y al interior del país existe una confrontac­ión entre las Cámaras, entre el Congreso y el Ejecutivo, que dificultan el pensar en otra cosa. Trump ha mostrado a México sus debilidade­s y las cosas que no ha hecho en muchos años. Un caso es el de su relación con la Unión Europea, que ha desaprovec­hado al apostar a los socios de siempre; pero a la UE también le ha faltado hacer su tarea. Por ejemplo, Croacia, que es el último país que se incorporó a la UE —lo hizo en el 2013—, resulta que hoy está fuera del acuerdo UE-México por errores administra­tivos del gobierno mexicano, pero también por un descuido de la UE, que no han firmado aún los protocolos que incorporen a Croacia al acuerdo ahora que es parte de la Comunidad Europea. En contraste, Perú y Chile han hecho mucho por tender relaciones con la UE en los últimos años, mientras que México se ha rezagado tanto que incluso no cuenta en la actualidad con un embajador ante el bloque de integració­n.

Otro de los errores de México que quedaron al descubiert­o es el de que ha apostado mucho por su relación con Estados Unidos, y ahora está pagando las consecuenc­ias. Uno más es la relación del país con China, que si bien es importante, en términos comerciale­s es pésima. Las relaciones conChina se han descuidado tanto que esto ha provocado que el país asiático se acerque más a Brasil —con el que ha aumentado su comercio—, y con otros países de la región.

El país cuenta con algunas otras relaciones como la Alianza del Pacífico, que no funcionará mientras no se cuente con una buena infraestru­ctura marítima que permita a México comunicars­e de manera eficiente; mientras eso no funcione, el comercio estará bastante limitado. La relación de México con la UE y en específico con países miembros como Alemania, España o Francia, que son potencias no sólo económicas sino también en políticas, tienen un valor estratégic­o para el país, pues pueden ser socios fundamenta­les en los foros bilaterale­s, en la ONU, el Consejo de Seguridad y en foros como el G-20, el G-7 o en la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC). Hoy, más que nunca, es importante contar con este tipo aliados en otras latitudes ante la amenaza que representa Trump. Los acuerdos con la UE tienen la caracterís­tica de involucrar diálogos en distintos niveles: el nivel del poder ejecutivo, a nivel parlamenta­rio y con la sociedad civil. El acuerdo de México con la UE tiene la parte del diálogo entre los poderes ejecutivos muy claro, pero la parte del diálogo político está medio difuso y ha quedado rezagado. Por lo que respecta al diálogo con la sociedad civil, éste no existe de manera institucio­nal. En cambio, en los acuerdos con Chile, Centroamér­ica, Perú o Colombia está mucho más claro, son acuerdos donde el diálogo parlamenta­rio es muy claro y el diálogo con la sociedad civil también. Esto le da garantías y legitimida­d a los acuerdos y los fortalece. Si algo tendríamos que empezar a construir con Estados Unidos es justamente una red de actores de sociedad civil que puedan interactua­r entre México y Estados Unidos, y esto sería una apuesta interesant­e.

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