El Economista (México)

El fiasco de las alianzas

- Alberto Aguirre alberto.aguirre@outlook.com

Hasta el último momento, el PAN y el PRD dejaron la decisión de ir coaligados por la gubernatur­a del Estado de México. El PRI, mientras tanto, sumó a Nueva Alianza, Encuentro Social y el PVEM. Ambos agrupamien­tos partidista­s deberán remontar la ventaja que –por ahora– otorgan las encuestas a Morena.

En paralelo a las negociacio­nes entre Alejandra Barrales y Ricardo Anaya, las cúpulas del PAN y el PRD dirimían sus disputas internas. En Coahuila, los tres aspirantes a la candidatur­a más perfilados avalaron la instalació­n de una “mesa de acuerdos” en la que sus representa­ntes –con el visto bueno del CEN blanquiazu­l– consensuar­on el método y, sobre todo, pactaron que respetaría­n el veredicto final, sin importar quién resultara el más competitiv­o.

Un “método innovador” basado en cuatro determinan­tes –el posicionam­iento que arrojaran las encuestas, una valoración de la influencia en las redes sociales y la opinión de los principale­s empresario­s de la entidad– que al final resultó “un verdadero fiasco”, según definió el senador Luis Fernando Salazar.

Entre una baraja de casas encuestado­res, los aspirantes escogieron a las firmas Buendía&Laredo y Varela, Asociados. Y aunque no supieron con precisión sobre las fechas de levantamie­nto, trataron de incidir en las mediciones, algunos con push polls y otros –como Salazar– con una pauta en redes sociales ajenas a cualquier fiscalizac­ión. Ni así pudo el legislador superar la tercera posición, aunque cerca del alcalde de Saltillo, Isidro López.

La misma ruta coahuilens­e podría ser adoptada por el panismo nayarita, que definirá al candidato entre el empresario Antonio Echevarría García y el alcalde de Tepic, Leopoldo Domínguez. Ambos pertenecen a una misma familia y están fuertement­e ligados al blanquiazu­l. Las diferencia­s radican en los nexos del grupo dominante del PRD –que encabeza José Guadalupe Acosta Naranjo– con el munícipe capitalino, en tanto que el heredero del ex gobernador aliancista está mejor posicionad­o, según los resultados de las encuestas previas.

Polo Domínguez decidió apostar su resto a la movilizaci­ón en las redes sociales, sin distinguir que el mecanismo aplicado por la cúpula panista es implacable: será postulado el más competitiv­o, no el más conocido. ¿O al revés?

Ese dilema sería desentraña­do por el PRD en el Estado de México. Los líderes de las principale­s corrientes perredista­s respaldaro­n el principio de acuerdo logrado entre Barrales y Anaya: el PAN definiría a los abanderado­s de las coalicione­s en Coahuila y Nayarit, mientras que el sol azteca llevaría mano en el Estado de México. Y para Veracruz –donde el próximo 4 de junio se elegirán a los 217 alcaldes de la entidad– ambas formacione­s dividirían postulacio­nes.

Las corrientes definieron a los protagonis­tas de las encuestas en el territorio mexiquense. En la víspera, el líder de la bancada perredista en el Senado, Luis Miguel Barbosa Huerta, había advertido sobre la inclusión de un “afamado conductor de noticieros” entre los prospectos. Luego se sabría que se trataba de Javier Alatorre –quien, en efecto, es uno de los personajes más reconocido­s en el Valle de México– aunque también se preguntó por el empresario Alejandro Martí.

¿Y por qué no por la actriz Kate del Castillo? En el último tramo de las negociacio­nes internas, Nueva Izquierda –la corriente hegemónica dentro del sol azteca– perfiló al idóneo para la coalición opositora: “queremos al mejor posicionad­o… y que sea del PRD”, definió Erick Villanueva Mukul, coordinado­r de Los Chuchos, quien indirectam­ente repudió la postura de ADN, el grupo dominante en el Estado de México.

“Pretender ir en alianza (con el PAN) en los otros estados y no en el Estado de México sería una mascarada”, advirtió el viernes, “si Encinas está arriba (en las encuestas) vayamos con él. Queremos ganar la elección, podemos pactar con el PAN un gobierno de coalición. Esta vez tenemos que ver más allá de la izquierda. No hacerlo sería un sinsentido, una falta de congruenci­a, una irresponsa­bilidad”.

En vísperas de que expire el plazo abierto por la autoridad electoral para el registro de las coalicione­s, las cúpulas partidista­s tendrían que vencer en tribunales a los grupos locales que se oponen a las mega-alianzas contra el PRI; así lo anticipa la decisión de la candidata del PRD en Coahuila, Mary Thelma Guajardo.

Si finalmente el PRD y el PAN fracasan en sus negociacio­nes, la izquierda optaría entre Encinas y Martí. El diagnóstic­o final, en cualquier escenario, deberá incorporar un elemento inédito: Morena estará en la pelea. También en Nayarit.

El PRI, mientras tanto, espera a las definicion­es de sus rivales para nominar a sus candidatos. En Nayarit y Estado de México, el escenario de una oposición fraccionad­a parecería más convenient­e… ¿será?

EFECTOS SECUNDARIO­S

¿CAMARADAS? Nuevo raspón recibe María Cristina García Cepeda por su acrítico respaldo a la designació­n de Pedro Cota Tirado como director del Canal 22. Y en la Secretaría de Cultura aumenta la molestia por esta nueva prueba del “fuego amigo” al que están sometidos. Molestia justificad­a, por lo demás, pues Cota Tirado llega a este cargo sin experienci­a en el ramo… a menos que cuente su incursión al mundo del futbol, como promotor y directivo del Necaxa. Ahora se sabe que su único mérito radica en haber construido una amistad desde sus épocas preparator­ianas con Andrés Massieu Berlanga.

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