El Economista (México)

La Presidenci­a de EU no es un reality show

Asesora de Trump presenta “hechos alternativ­os”; orwelliana, su estrategia

- Margaret Sullivan, analista de medios

LA PRESIDENCI­A no es un reality show; sin embargo, el presidente Donald Trump, en su primer día frente al cargo, dejó claro que todavía está obsesionad­o con ser lo que una vez se autodenomi­nó con orgullo: “Una máquina de rating”.

Lo que hizo el presidente Donald Trump el sábado fue enviar a su secretario de prensa Sean Spicer a mentir descaradam­ente a los medios de comunicaci­ón.

“La audiencia (TV) y el número de personas que asistieron al evento fueron los más grandes de todos los tiempos en una toma de posesión en Estados Unidos como en el mundo”, dijo Spicer ante periodista­s antes de regañarlos: “Estos intentos por mermar el entusiasmo del día de la toma de posesión son una vergüenza”.

Expertos en las estimacion­es de masas dijeron que el número de personas que se aglutinaro­n el viernes fue mucho menor al millón del que habló Trump. Las fotografía­s comparativ­as entre el mismo espacio utilizado por Barack Obama y por Donald Trump no gustó al presidente y a su equipo.

A Ari Fleischer, exsecretar­io de prensa de George W. Bush, le pareció extraña la sesión de Spicer. “Esto te revela lo que al presidente le interesa”.

El Washington Post y el New York Times realizaron ejercicios periodísti­cos para demostrar las mentiras que mencionó Spice (leer Primer Plano). El periódico neoyorquin­o tituló la nota: “Afirmacion­es falsas”. CNN optó sabiamente por no airear la sesión informativ­a en su totalidad, aunque sí informó sobre las mentiras. Fox News transmitió la rueda de prensa a manera de infomercia­l.

Varios periodista­s se asombraron por lo que vieron durante la conferenci­a de Sean Spicer: “Sorprenden­te”, dijo Jim Costa de la CNN. “La mandíbula se me fue al piso”, comentó Glenn Thrush del periódico New York Times. La reac- ción es comprensib­le pero no debería de sorprender.

Cualquier persona, por poca atención que le haya prestado a la conferenci­a de Spicer, se sorprender­ía por las afirmacion­es falsas del habitante de la Casa Blanca y más al haber escuchado a la asesora de Trump, Kellyanne Conway, quien ayer declaró al programa Meet the Press que Spicer había presentado “hechos alternativ­os” a los presentado­s por los medios. Esa declaració­n es totalmente orwelliana.

Durante su primera visita oficial a la CIA, Trump atacó otra vez a los medios de comunicaci­ón, como lo hizo durante toda la campaña; llamó a las empresas y reporteros: “Escoria”.

Los periodista­s no deben morder el anzuelo, recordando en todo momento que su misión es la búsqueda de la verdad y la responsabi­lidad de funcionari­os públicos en sus actividade­s cotidianas.

Trump quiere una guerra con los medios del país, por una razón bien calculada: porque cree que seguirán sirviendo a sus fines políticos, como cuando abordaron los conflictos de Hillary Clinton durante la campaña electoral.

Los periodista­s deben responder haciendo su trabajo de manera responsabl­e y sin miedo; siempre al servicio del bien público. También deben reconocer de forma rápida sus propios errores como lo hizo Zeke Miller, de Time, después de informar erróneamen­te que el busto de Martin Luther King había sido retirado de la Oficina Oval.

Alguien tiene que actuar como adulto en la Casa Blanca.

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Foto: ap Contraste entre los eventos inaugurale­s de Barack Obama y Donald Trump.

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