Editorial mexicana Jus adquiere la Biblioteca Nueva
LA EDITORIAL mexicana Jus (1942) compró 80% de la Biblioteca Nueva (1896) y subsidiarias (Salto de Página y Minerva), al suscribir una ampliación de capital y llegar a un acuerdo con los accionistas.
de las esculturas griegas hechas en mármol, como expuso en el mismo coloquio el profesor alemán Vinzenz Brinkmann, debido a que representaban un ideal estético y la pretendida superioridad intelectual de Europa, sintetizado en un arte prístino, apolíneo y supuestamente sobrio.
López Luján indica a El Economista cómo los estudios emprendidos en otras latitudes, para recuperar y visualizar los colores originales en estas esculturas, han contribuido a disipar estas ideologías supremacistas y, en el caso del arte mesoamericano, esculpido generalmente en basalto, andesita o tezontle, nos ayudan a reconstruir el pasado y el universo simbólico de las culturas.
LAS PALETAS MEXICAS
El arqueólogo explica que los mexicas usaban dos paletas pictóricas, una de ellas la encontramos en los códices, y abarca una veintena de colores; en cambio, para la pintura mural y los monolitos se utilizaron sólo cinco: azul, rojo, negro, ocre y blanco. En la primera paleta se usaron muchos pigmentos orgánicos, mientras que en la segunda, por estar destinados a cubrir superficies expuestas a la intemperie, era necesario el uso de pigmentos de origen inorgánico y, por lo tanto, más resistentes.
Así pues, el azul se obtenía mezclando una arcilla que quizá provenía del norte de la península de Yucatán (usada para producir el azul maya) con la planta del índigo, el blanco es calcita, el negro procedía del carbón vegetal, el rojo de la hematita y el rojo vino a través de una mezcla de hematita y titanomagnetita, y estos polvos se fijaban en las superficies usando mucílago de orquídea, según revelan recientes estudios de espectrometría.
López Luján advierte que en los pueblos mesoamericanos, que eran sociedades predominante agrícolas, en algunos casos estos colores imitaban a la naturaleza y los cultivos, los colores del maíz; “sin embargo, no olvidemos que el color también tiene una dimensión de realismo, y también había referencias concretas a sus creencias y a la forma como ellos se veían a sí mismos, como por ejemplo en el uso del ocre, que era lo más parecido al color de piel de aquella raza; o en el uso del rojo para simbolizar la vida, fluyendo por las venas, o el azul, que se pintaba en los senos de las diosas para simbolizar la fertilidad y la nutrición.
“Los mexicas sabían usar el color para simbolizar su universo, pero también para mantener códigos y mensajes que reforzarán su cosmovisión y la ideología que los sustentaba”, concluye el arqueólogo.