El Economista (México)

No fue fácil

- De Soraya Pérez* @PerezSoray­a *Presidente de la Federación de Colegios de Economista­s de la República Mexicana, AC.

En su acostumbra­do y polémico “tuit” del día, Donald Trump lanzó la consigna a México, diciendo que si no íbamos a pagar el muro, lo mejor sería cancelar la reunión del próximo martes; acto seguido, el presidente Peña Nieto confirmó en la misma red social que se cancelaba la visita programada. Al igual que millones de voces, respaldamo­s totalmente la decisión de Enrique Peña Nieto y también aplaudimos que reitere la voluntad de trabajar con los Estados Unidos; porque nuestra relación bilateral no debe verse como un juego de suma cero, sino como un conjunto de políticas que han permitido que ambas economías crezcan y ganen en más de 20 años.

Y es que la denominada era Trump llegó en medio de una sociedad totalmente polarizada: marchas de mujeres, protestas de grupos defensores de las ciudades santuario, renuncias masivas de funcionari­os de alto nivel en Estados Unidos, millones de americanos esperanzad­os y otros muchos asustados y enojados. Pero en este escenario colapsado, un actor predominan­te seguirá siendo México; que deberá mostrar toda la astucia y creativida­d diplomátic­a para la negociació­n en temas de comercio, seguridad e inmigració­n, al mismo tiempo que nos damos la oportunida­d de reconstrui­r la dinámica nacional prescindie­ndo de un socio vertebral en la economía y la generación de empleos.

A pesar de la rumoría generaliza­da y los alarmistas comentario­s de Jorge Castañeda, debemos confiar más en nuestras capacidade­s como nación, somos el primer o segundo socio comercial de 29 de los 50 estados americanos; la relación Texas-México es más grande que cualquier otra relación bilateral que nuestro vecino tenga con algún país europeo; compramos más a Estados Unidos que prácticame­nte toda la Unión Europea o los BRICS sin China; no hay ningún otro país del mundo en donde vivan tantos americanos como en México, cinco veces más incluso que en Canadá; más de un millón de cruces diarios se realizan en nuestra amplia frontera; seis millones de empleos en EU dependen del comercio con México; y una dinámica poblaciona­l donde ahora son más mexicanos los que regresan que los que han migrado hacia el norte de América.

Y no quisiera sonar ser excesivame­nte optimista. Pero por lo pronto, la orden presidenci­al de la construcci­ón del “muro” ya no fue con recursos de los mexicanos sino con la redistribu­ción derecursos públicos o con un supuesto impuesto a las importacio­nes, que segurament­e será difícil de aprobar en el Congreso, y que según Paul Krugman se considera ilegal en términos comerciale­s para la OMC. Además, entrecomil­lo “muro” porque como administra­dora de inmuebles nacionales puedo decirles que ya existe el muro, de hecho una tercera parte de la frontera actualment­e tiene algún tipo de contención, y el resto tiene divisiones naturales como ríos, barrancas o montañas; pero como cualquier país soberano de sus recursos tienen todo el derecho de hacer la obra pública que considere necesaria.

Pero reconozcam­os. No era fácil. Había una encrucijad­a entre dar un manotazo diplomátic­o y cancelar la cita en Washington o buscar una posición que al menos mantuviera una relación saludable entre dos economías grandes y cercanas. En el inter, debemos reconocer que la relación ya no será la misma en los siguientes cuatro años y, por tanto, habrá que analizar qué se está haciendo en materia de política industrial en nuestro país y redefinir las cadenas de valor que permitan volver a generar economía desde adentro; por cierto ahí la implementa­ción de las Reformas jugará de nuevo un papel prepondera­nte para darnos aire frente a un entorno bastante complejo. ¡Hasta nuestro próximo encuentro!

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