El Economista (México)

LA MUERTE, LOS BUENOS, LOS PÉSIMOS MOMENTOS: LA VIDA DE DOS HERMANAS EN EL TENIS

- TENIS

Ivan Pérez LA MEDIANOCHE del 14 de septiembre del 2003 algunas estaciones locales reportaron en breaking news: tiroteo en el condado de Compton. Enfermera recibió disparo de arma de fuego en el pecho.

El subjefe de policía, Richard Peña, completaba la informació­n: una mujer de 31 años que respondía por nombre a Yetunde Price había fallecido apenas llegó al hospital. Un vecino, Robert Miller, relató que escuchó varios disparos y una patrulla que hacía un rondín llegó al lugar de los hechos.

La medianoche del 14 de septiembre del 2003… cuando Serena y Venus Williams perdieron a una de sus hermanas. ¿De verdad piensan que una final de un Grand Slam las puede separar?

En la primavera de 1999, cuatro años antes de la tragedia familiar, Venus tenía un porte mucho más espigado y Serena todavía no explotaba ese aire sensual que mostraría años después. La mayor daba el ejemplo de cómo se debía comportar en la pista y la menor haciendo rabietas, aventando una y otra vez la raqueta. Típico, clásico de hermanos. La mayor fue mejor que la menor. Pocas veces se repetiría así la historia.

“Es mi hermana. Lo es hoy, lo será la próxima semana y también el año que viene: eso es más importante que un partido”. Ahora la menor, Serena, minimizaba el partido de tenis que había sostenido en Wimbledon con la mayor, Venus, en el 2015.

Caín vs Abel, Rómulo vs Remo, Juan sin Tierra vs Ricardo Corazón de León, Puma vs Adidas, rivalidade­s enconadas, de odio y muchas de muerte, pero Venus vs Serena dista mucho de ser una rivalidad épica por la confrontac­ión, pero sí por la calidad de sus partidos.

El adiós de Yetunde tiene su impacto en el apego entre ellas. Se quieren y se respetan. A Serena, la chica de las rabietas en la cancha y de un carácter explosivo, la han cuestionad­o más de una docena de veces sobre su hermana mayor, sobre sus victorias, sobre cómo la derrota, sobre las facilidad de superarla muchas veces. “Venus por mucho tiempo fue mejor que yo, y siempre fuimos muy cercanas. La familia viene primero y eso es lo más importante”, dijo hace un año.

En aquel torneo de 1999, cuando ambas se enfrentaba­n por primera vez en una final Cayo Vizcaíno en Miami, Venus ganó un espectacul­ar partido en tres sets y Serena aventaba su raqueta ante la frustració­n de la calidad de su oponente, luego se fundieron en un cariñoso abrazo.

Este fin de semana será la ocasión 28 que se verán las caras en una cancha de tenis y la primera final desde el 2009 cuando se citaron en la definición del torneo de Maestras.

Serena gana en cada comparació­n con Venus: tiene más victorias en cancha dura contra ella, más en arcilla, más en pasto, más en partidos de Grand Slam, más en finales de Grand Slam, más en finales. Entonces, la lógica indica que ganará este fin de semana en el Abierto de Australia.

La única certeza es que ni para Serena ni para Venus el resultado las cambiará demasiado. No entre ellas, “no, porque somos hermanas”.

“No pude soportar la muerte de mi hermana. Había estado hablando con ella por teléfono antes de ese día. No podía darle sentido”, recordó Serena seis años después de la muerte de Yetunde, quien tenía un novio pandillero y eso le marcó su destino.

El álbum familiar tiene fotos de Venus y Serena en la cocina preparando una ensalada, picando fruta, cocinando… ¿por qué una final de Australia o de un Grand Slam podría separarlas?

Las Williams siempre han sido muy unidas.“(Venus) es mi rival más dura… nadie me ha ganado como ella”, dijo Serena después de conocer que se enfrentarí­a el fin de semana a su hermana. Es verdad. Se conocen todo, demasiado, pero jamás se comerían vivas como Caín o Abel y nunca montarían una guerra como los hermanos Adolf Adi y Rudolf Dassler.

-What do you wanna be when you grow up?

Un chica negra, pequeña, con los dientes separados y una sonrisa toma la palabra… “I want to be a tennis player”, la más alta, flaca, con una playera Reebok aguada, asiente. Las hermanas lo habían decidido.

“Tardé años en recuperarm­e”, reconoció Serena al diario Times sobre el impacto de lo que ocurrió con Yetunde. Los videos caseros muestran a Venus y Serena haciendo lo que hacen las hermanas: pintándose las uñas, jugando en la cama, bromeando, recordando los malos tiempos, llorando.

Australia vivirá una final espectacul­ar, como cada vez que se citan ellas en las pistas, y después la normalidad. Típico, clásico, la vida de hermanas tiene de todo: buenos y malos momentos.

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Unión. Han sido dos de las mejores tenistas de los últimos 25 años y disputarán la final del Australian Open.

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