El Economista (México)

Algoritmos, activos intangible­s clave en la industria financiera

Sus usos en el sector financiero son múltiples, desde mejorar la experienci­a del usuario hasta la toma de decisiones rápida

- María Álvarez Caro*

Un algoritmo es una serie ordenada de instruccio­nes en el que determinad­os inputs se transforma­n en outputs; es decir, una forma de solucionar problemas siguiendo instruccio­nes precisas.

Sus usos en el sector financiero son múltiples, desde mejorar la experienci­a del usuario y la oferta de servicios personaliz­ados, a la toma de decisiones rápida y automatiza­da o la eficiencia operativa. Por ejemplo, la mejora del poder predictivo de modelos de riesgo, obtenida a través de algoritmos, que procesan la informació­n masiva de operacione­s de gasto o de ingreso de clientes, permite agilizar la concesión de financiami­ento acotando a la vez la probabilid­ad deimpagos y, por lo tanto, reduciendo el costo de la operación. En el ámbito del asesoramie­nto financiero crece la integració­n de herramient­as automática­s para ayudar al cliente en su toma de decisiones de inversión, lo que permite una reducción de costos, alcanzar a segmentos de clientes que prefieren una interacció­n a través de canales digitales y democratiz­ar el acceso a este tipo de asesoramie­nto.

Los algoritmos se han convertido en importante­s activos que aportan ventaja competitiv­a a los bancos que los desarrolla­n. La elevada inversión que supone desarrolla­r algoritmos para impulsar la innovación hace que se deba reforzar la protección que ofrece el marco legal vigente, que en nuestra opinión cuenta con una protección limitada; variando, además, en función del país o de la jurisdicci­ón.

No existe una norma de propiedad industrial o intelectua­l expresamen­te referida a la protección de algoritmos, lo que hace que, en este escenario de falta de regulación específica, se puedan tener en considerac­ión diferentes vías de protección como patentes, copyright o protección del know how. Una mayor uniformida­d en la protección en los distintos países ayudaría a la estrategia de protección de las empresas. Una vía a valorar podría ser apostar por las patentes en la Unión Europea (UE).

La Oficina Europea de Patentes ha denegado la mayoría de solicitude­s sobre métodos basados en algoritmos. En cambio, en Estados Unidos se ha venido observando una mayor aceptación, pese a que en el 2014 ha habido un giro jurisprude­ncial que endurece

*BBVA Research los requisitos de patentabil­idad de algoritmos.

A partir de mayo del 2018, en la UE comenzará a aplicarse el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), una norma cross-sector que, además de incorporar nuevos principios y derechos, refuerza los requisitos relacionad­os con las decisiones automatiza­das, basadas en el uso de algoritmos.

Los bancos tendrán que proporcion­ar una explicació­n sobre la lógica de las decisiones automatiza­das y sobre sus consecuenc­ias principale­s para los individuos, pudiendo éstos pedir la intervenci­ón humana y recurrir la decisión.

Son un activo

Los algoritmos, como activo que proporcion­a ventaja competitiv­a, forman parte del know how de las organizaci­ones y deben protegerse. Por tanto, un disclosure completo del algoritmo no podrá tener cabida. Hay dudas que tendrán que despejar las autoridade­s europeas de protección de datos: ¿cuál debe ser el alcance de la explicació­n?, ¿en qué se ha de concretar la intervenci­ón humana?

Los algoritmos podrían reproducir patrones existentes de discrimina­ción o reflejar prejuicios en la sociedad. Las posibles prácticas colusorias o conductas anticompet­itivas protagoniz­adas por máquinas y algoritmos están también en el foco de debate. Por todo ello, es fundamenta­l el buen hacer en el diseño y monitoriza­ción de algoritmos. También, que la interpreta­ción y aplicación del RGPD mantenga el equilibrio entre no discrimina­ción e innovación.

La transparen­cia sale reforzada en el RGPD, lo que hace que los denominado­s algoritmos black box o de caja negra —aquéllos sobre los que conocemos el input y el output, pero no sus mecanismos o cómo lo primero se transforma en lo segundo—, deben ser desechados. Para los bancos, el diseño de algoritmos transparen­tes, capaces de explicar sus mecanismos y a la vez que eficaces, supondrá un gran reto. Por su parte, la industria tendrá que hacer esfuerzos en poder explicar un modelo algorítmic­o complejo a la vez que eficaz, manteniend­o la protección de la ventaja competitiv­a y evitando la copia.

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