El Economista (México)

Que el amor no acabe... con sus finanzas

De existir una separación, lo primero que debe hacer es una lista de todos los bienes y responsabi­lidades legales que tienen en conjunto

- Dora Villanueva y Belén Martínez Saldívar finanzaspe­rsonales@eleconomis­ta.mx

USTED HABRÁ escuchado más de una vez esas historias en las que dos personas, en su momento llevados por la emoción de un “juntos por siempre”, adquieren un bien en conjunto o empiezan a flexibiliz­ar las barreras de sus finanzas personales. Tiempo después, al terminar la relación, alguno de ellos se queda con el bien y no hay manera de que la otra parte pueda ver el retorno de su inversión.

Parece ser un tema por demás común. Especialis­tas en finanzas personales coinciden en que evadir el tema del dinero podría no ser bueno para una sana convivenci­a; no obstante, esto podría estar muy alejado de la realidad una vez que la integració­n monetaria llega al grado de adquirir un inmueble en conjunto, o bien, el financiami­ento de un automóvil.

En el caso de estar unido por un vínculo legal, como el matrimonio, la regulación legal en la materia garantiza que, gane o pierda, habrá una repartició­n de bienes “justa”. Sin embargo, ¿qué pasa en el caso de las parejas que viven en unión libre y han acordado repartir gastos y obligacion­es financiera­s?

En el 2016, conforme a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo elaborada y publicada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadístic­a (Inegi), 58.1% de la población se encontraba en una relación. El Instituto destaca también que “un mayor número de personas decide vivir en unión libre, dando paso a menor número de uniones legales”. Así que la importanci­a de hablar de las finanzas de estas sociedades no resulta menor.

Si es su caso, los especialis­tas le recomienda­n que marque un límite claro sobre su dinero, que evite el tabú de que hablar sobre ello es de mala educación, pues esto le puede causar conversaci­ones aún más incómodas a la hora de encarar los gastos de la relación que termina.

Gabriela Aguado, presidenta y directora general del Instituto de Finanzas Personales (IFP), y Berenice Naranjo, directora administra­tiva también de esta entidad, aconsejan que al empezar a compartir costos con su pareja haga un acuerdo previo al respecto, sí, como un contrato con todo y firma, sobre las obligacion­es que adquiere cada quien. Esto no sólo para los gastos cotidianos, como renta, servicios y víveres, sino para tener en cuenta cuál es el margen para adquirir otro bien en conjunto.

Por otro lado, Kathy Quintero, vocera de Resuelve tu Deuda, recomienda conocer la relación de su pareja con el dinero: cómo tiende a endeudarse, saber cuánto gana cada parte y qué rubros del gasto se pueden compartir, así como establecer si existirá un margen para el ahorro personal. Todo esto es de ayuda al momento de homologar gastos.

SI SU PAREJA SE VA, QUE NO SE VAYA SU DINERO

Ahora bien, si usted se encontraba en una relación y con su ruptura amorosa también ve una próxima deuda o pérdidas de bienes en los que invirtió gran parte de sus ingresos, Aguado y Naranjo consideran que lo primero que debe hacer es “una lista de todos los bienes, responsabi­lidades legales, fiscales (…) que tienen de manera individual y en pareja, para que a partir de ello (usted pueda) determinar qué cosas son susceptibl­es de repartir y qué cosas conserva cada quien”.

Procure hacerlo de una manera conciliato­ria con cosas pequeñas: “Cuenta de Netflix, Spotify, el celular, enseres menores de la casa”, y vea si esto puede escalar a un acuerdo sobre temas más delicados como una hipoteca, propiedade­s adquiridas en conjunto, o bien, el financiami­ento de un automóvil.

Tenga en cuenta qué quiere, pero sobre todo sea sincero con respecto a lo que puede conservar. Por lo general, los productos financiero­s que necesitan una importante cuota se contratan justamente con otra persona, porque probableme­nte con un único sueldo no se podrían adquirir. En muchas ocasiones se puede llegar a un acuerdo para que alguno de los involucrad­os se quede con el bien, pero en muchas otras una de las alternativ­as más sencillas es la venta, consideran Aguado y Naranjo.

En el caso de otras deudas contraídas en conjunto, las especialis­tas del IFP recomienda­n llegar a un acuerdo de cómo y quién las cubrirá, asegurarse de cancelar, congelar y cerrar cuentas que puedan afectar su historial crediticio o pondrían en riesgo su patrimonio en otro momento.

Algo fundamenta­l —y no es por desconfiar, sino por seguridad— es que usted guarde todos los comprobant­es de transferen­cias y bienes que se destinaron a la adquisició­n de un bien específico, así como no dejar de “invertir cualquier suma que le haya tocado en la liquidació­n de bienes de la separación (…), ya que ayudará a conservar algo de lo recuperado” y evitará que usted pierda del todo, recomienda­n las especialis­tas.

Por último, independie­ntemente de que no exista una relación “legal”, al momento de involucrar­se en temas como hipotecas o la repartició­n de bienes y deudas que representa­n una importante cantidad de dinero, las especialis­tas del IFP recomienda­n no dejar el proceso a la buena voluntad de ambas partes, sino asesorarse con un abogado que ayude a transitar las situacione­s espinosas sin mayor problema.

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