El Economista (México)

Mayor crecimient­o con más riesgos

La incertidum­bre sobre las políticas públicas se mantiene en niveles elevados

- Miguel Cardoso

La economía española crece y crea empleo. Durante los próximos dos años es probable que se generen algo más de 900,000 puestos de trabajo y que la tasa de paro se reduzca cerca de 15% a finales del 2018; sin embargo, algunos riesgos han asomado la cabeza. Para reducir la vulnerabil­idad de la economía española ante estos eventos es necesario retomar el proceso de mejoras del funcionami­ento de los mercados de bienes y servicios.

La tendencia de los datos más recientes de actividad indica que el Producto Interno Bruto podría continuar mostrando tasas de crecimient­o elevadas en el primer trimestre del año, alrededor de 0.8 trimestral. Esta inercia tan positiva, junto con la expectativ­a de que factores como la política monetaria o un entorno global cada vez más dinámico impulsen la demanda interna y las exportacio­nes, apunta a que el crecimient­o podría continuar situándose entre 2.5 y 3.0% durante los próximos dos años. En todo caso, recienteme­nte han aparecido algunos riesgos que conviene vigilar.

Por ejemplo, el impacto negativo de la incertidum­bre que se vive alrededor de la eventual salida del Reino Unido de la Unión Europea es todavía una incógnita, y en varios países están resurgiend­o los movimiento­s proteccion­istas. A ello se une el posible cambio que se pueda observar en las políticas públicas en EU, como consecuenc­ia del cambio de administra­ción. A esto, es posible que estos factores estén teniendo ya un efecto sobre el gasto en inversión, particular­mente en aquellas empresas en España enfocadas a la exportació­n. Asimismo, el costo de la energía ha aumentado, aunque se mantiene en niveles por debajo del promedio observado durante los últimos tres años. En todo caso, el aumento reciente en el precio del petróleo supone una transferen­cia de renta desde España hacia los países productore­s de crudo, y restará entre 2 y 3 décimas al crecimient­o en el 2017.

Como consecuenc­ia del incremento en el precio de la energía, la inflación ha repuntado hasta alcanzar niveles alrededor de 3 por ciento. Este incremento en la variación en precios es temporal y en promedio la inflación durante el año será apenas algo superior a 2 por ciento. Sin embargo, será necesario seguir de cerca el grado de transmisió­n que tenga este shock sobre el resto de los precios. A este respecto, habrá que prestar especial atención a la evolución de las rentas. En este caso, cualquier intento de empresario­s o trabajador­es por hacer que el costo de esta pérdida de competitiv­idad lo absorba completame­nte, la otra parte o los consumidor­es, podría desacelera­r el crecimient­o de la inversión y de las exportacio­nes, además de frenar la creación de empleo e incrementa­r la desigualda­d.

Otro de los factores que puede comenzar a generar incertidum­bre es el impacto que tendrá la inflación sobre la evolución de las tasas de interés. Aunque es de prever que la normalizac­ión de la política monetaria sea un proceso lento y que los tasas se mantengan bajas por un periodo prolongado, un aumento desordenad­o del costo de financiami­ento puede ser especialme­nte negativo para una economía aún tan endeudada como la española, sobre todo en el sector público. Al respecto, se estima que el programa de compra de activos del Banco Central Europeo estaría reduciendo la prima de riesgo española del bono a 10 años en aproximada­mente entre 50 y 70 puntos base. Más aun, no se puede descartar que el efecto del programa sobre el costo de financiami­ento pueda ser mayor, evitando, por ejemplo, incremento­s durante episodios de incertidum­bre recientes.

Por último, la incertidum­bre sobre las políticas públicas se mantiene en niveles elevados. A ello han contribuid­o, por ejemplo, las medidas implementa­das para elevar la recaudació­n relacionad­a con el Impuesto de Sociedades. A esta incertidum­bre impositiva, se unen otras como la relacionad­a con la aprobación del presupuest­o del Estado para el 2017 o la agenda de reformas económicas que habrán de implementa­rse durante los próximos años. En un marco de estabilida­d institucio­nal, reducir la vulnerabil­idad de la economía española ante la realizació­n de estos riesgos requerirá la implementa­ción de políticas que ayuden a reducir ordenadame­nte desequilib­rios tan importante­s como el paro de largo plazo, el déficit y la deuda pública o el apalancami­ento privado.

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