El Economista (México)

Oficial de cumplimien­to, nuevo aspirante universita­rio

- Carlos Requena

En octubre pasado, este diario documentab­a el problema que enfrentan las institucio­nes financiera­s para certificar oficiales de cumplimien­to o compliance officers (CO). En la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) se advertía que varios candidatos a esta función en materia de prevención de lavado de dinero y financiami­ento al terrorismo reprobaron los exámenes de certificac­ión en el 2016. Esta situación refleja un grave problema subyacente: un oficial de cumplimien­to no se dapor generación espontánea.

La figura del CO surgió en Estados Unidos tras los escándalos e ilícitos financiero­s de grandes corporacio­nes, la cual cobra relevancia en México a partir de la responsabi­lidad penal de las empresas y el sistema anticorrup­ción en materia administra­tiva, así como de la prevención de lavado de dinero para las entidades financiera­s a raíz de las disposicio­nes de la Secretaría de Hacienda.

Las políticas de integridad corporativ­a y de debido control organizaci­onal son hoy tareas estratégic­as. Las personas que asumen estas responsabi­lidades requieren amplios conocimien­tos en derecho, administra­ción, finanzas, recursos humanos, auditoría, contabilid­ad y ética, entre otras habilidade­s, para supervisar y vigilar el debido cumplimien­to de normativid­ad interna (políticas regulatori­as) y externa (leyes de orden público).

Más allá de los consejos y comités de administra­ción, lo cierto es que, a la fecha, no existe una verdadera profesiona­lización para las funciones y habilidade­s propias del CO. El sistema educativo nacional no ha respondido al llamado. Ninguna universida­d ofrece una carrera formal para esta responsabi­lidad y pocas, muy pocas, contemplan cursos o programas de posgrado como el diplomado en Formación de Oficiales de Cumplimien­to en la Universida­d La Salle.

Mientras tanto, las institucio­nes de educación superior lanzan cada año al mercado mexicano a más de 500,000 egresados de diversas carreras, algunas saturadas. Algunas universida­des están tratando de responder a novedosas demandas actuales como es el caso de las carreras de Responsabi­lidad Social y Desarrollo Sustentabl­e en la Universida­d Anáhuac, o la de Gobierno y Políticas Públicas en la Universida­d Panamerica­na.

La Secretaría de Educación Pública, de Aurelio Nuño, ya tendría que haberse dado cuenta de la creciente demanda de oficiales de cumplimien­to en todo el país. México no puede seguir cruzado de brazos; debe presionar para incorporar esta profesión a la oferta universita­ria nacional y hacer las modificaci­ones pertinente­s en la Ley General de Profesiona­les y planes de estudios.

Si Justo Sierra viviera…

En septiembre de 1910, Justo Sierra ofrecía su histórico discurso con motivo de la inauguraci­ón de la Universida­d Nacional de México. Decía entonces que “sería una desgracia que los grupos mexicanos ya iniciados en la cultura humana (…) rematasen en la creación de un adoratorio en torno del cual se formase una casta de ciencia, cada vez más alejada de su función terrestre, cada vez más alejada del suelo que la sustenta, cada vez más indiferent­e a las pulsacione­s de la realidad social (...)”. Más de un siglo después, las palabras del Maestro de América siguen vigentes.

El compliance officer no es producto de nombramien­tos espontáneo­s ni de méritos por cursos o estudios superficia­les, es una responsabi­lidad muy seria, digna de emanar de un título profesiona­l.

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