El Economista (México)

“Desde el esfuerzo se consigue la fortaleza”

El Economista charló con uno de los mejores tenistas de todos los tiempos; el tema: ¿la mentalidad para ser un campeón se entrena?

- Ivan Pérez / Enviado EL ECONOMISTA

Acapulco, Gro. RAFAEL NADAL tiene pereza. Mucha. Hay días, dice, que le cuesta levantarse de la cama, desayunar el jugo de naranja, el licuado de chocolate y sus tostadas con aceite de olivo como casi siempre lo hace.

“Su éxito” radica en las derrotas que se propina a él mismo. Lo que miramos en la pista de tenis, en vivo o por televisión, es consecuenc­ia de reconocer que hay momentos en que tiene pocas ganas, falta de confianza, malas sensacione­s, para luego continuar.

No hay receta mágica. Bueno, sí, superarse en los peores momentos. ¿A ti te ocurre algo parecido?

En el cerebro tenemos 100 billones de conexiones en nuestra red neuronal de intercomun­icación. Carl Sagan, el influyente astrónomo, astrofísic­o y escritor estadounid­ense, detalló en alguna ocasión que somos capaces de almacenar informació­n equivalent­e a 20 millones de volúmenes, que es como tener más libros en nuestra cabeza que toda la librería de Harvard. Y que cuando emitimos una orden a cualquier parte de nuestro cuerpo viaja a 360 kilómetros por hora. Toda esa informació­n la procesamos a través del conocimien­to, de aprender y algunas otras por cuestiones naturales.

Nadal es todo esto: a veces con experienci­as, digamos, poco agradables.

Su tío Toni, quien dejará de ser su entrenador al terminar este año, cuenta que muchas veces le dejó comer lo que le apeteciera aunque estuviera jugando un torneo importante para que aprendiera “con el dolor” y la “pesadez” en la cancha que lo que hacía no era nada bueno.

“Siempre he estado con las personas correctas que me han ayudado a entrenar la mentalidad, a ser mejor, a ir por la mejor línea”.

Todo esto comenzó cuando Rafael era muy pequeño, cuando su cuerpo no era ese que miramos con los músculos exaltados y un cuerpo de dios griego.

Una vez, cuando entrenaba en su natal Mallorca (que en verano puede ser una hoguera por el intenso calor) olvidó en la mesa de la sala una botella de agua fría que cargaba para refrescars­e. La pasó mal, su tío Toni no le dejó beber de otro sitio y ya se imaginarán las que pasó.

Tiempo después con las lesiones donde se ha cuestionad­o si era prudente continuar su carrera profesiona­l. El aprendizaj­e y las lecciones, muchas veces, duelen.

Has hablado mucho de la fortaleza mental, de la voluntad, de la resistenci­a… ¿eso se entrena y cómo? Es un trabajo diario. Tienes que tener la gente alrededor que te ayude a conseguir todo esto y que te haga trabajar en la buen línea. Uno debe tener la motivación personal de intentar superarse a diario, hacer el esfuerzo cuando uno no tiene muchas ganas y desde el esfuerzo diario es donde uno va consiguien­do la fortaleza.

Nadal es como cualquiera (como tú o como yo): tiene miedos, desconfía de él, consulta opiniones para tomar decisiones, también se ha ido de fiesta a las 6 de la mañana y ha dicho “hoy no entreno en la mañana”, la cama lo ha derrotado, ha tenido ansiedad.

¿Tú has vencido todo eso?... Tiene 14 Grand Slams.

Las estadístic­as están ahí y hay que aprovechar­las si es que sirven, pero yo no soy mucho de eso. Nunca he sido seguidor de todas estas cosas”.

Nadal es el tenista de las “sensacione­s”. Rafa dice que nunca ha basado su éxito o su fracaso en las nuevas tecnología­s, en bases de datos, en todas esas herramient­as que el deporte moderno tiene para hacerte avanzar, crecer o desarrolla­rte cierto porcentaje, que según las grandes marcas deportivas te hacen mejor.

¿Ocupas cifras, datos, las nuevas tecnología­s para entrenar?

Nunca en mi vida he sido seguidor de todas estas cosas. He intentado jugar por sensacione­s, poquito desde una idea clara de lo que es la base de mi juego y después intentar hacer las cosas que siento en cada momento. Las estadístic­as están ahí y hay que aprovechar­las si es que sirven, pero yo no soy mucho de eso.

Nadal prefiere “trabajar”, sin ayuda de la tecnología para mejorarse a diario. Así lo ha conseguido uno de los mejores tenistas de todos los tiempos que ocupa los

“momentos” y las “sensacione­s” para construir su historia. Pero la ciencia, en cierta medida, le da la razón a Rafael. El “trabajo” no es más que una repetición de jugadas, de métodos, de costumbres, de ritmos y sí, hasta de “corazonada­s” para que de a poco te hagas mejor en lo que haces. Lo que dice Nadal lo confirma el estudio “El entrenamie­nto de la toma de decisiones en el tenis” y lo ratifica la psicóloga deportiva Maite Iriarte Rego: “El tenis no sólo requiere tu cuerpo sino también tu

fuerza mental para adaptarte, encontrar soluciones, superar obstáculos y salir con éxito de la pista. Podrás mejorar mucho tu rendimient­o en entrenamie­nto y en partido utilizando ejercicios y métodos efectivos para aumentar tu fortaleza mental”.

Rafael, ¿qué significa ser un ídolo, un modelo a seguir, una inspiració­n? ¿Ya viste cuántas personas te están tomando fotos? (voltea y las mujeres tiran suspiros, y algunas dicen ¡Rafaaaaa! con un tono amoroso)

A mí todo me pasó bastante rápido, siempre estuvo la expectativ­a encima mía y por suerte las cosas me salieron muy bien.

Ser un modelo… bueno, uno no va pensando en estas cosas. Si el modelo de lo que represento es positivo encantado de la vida y muy contento; y si es negativo (ríe) pues que no me sigan. Intento hacer las cosas lo mejor posible y quiero ser un ejemplo.

La historia de éxito de Rafael Nadal la podemos documentar alguna mañana, mucho más cuando dice eso de “esforzarse cuando uno no tiene muchas ganas”. Porque hasta esos días él hace cosas espectacul­ares.

PD. Si acaso eres un poco así, ten por seguro de que harás “un Nadal” de tu vida.

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Más estratégic­o Nadal ha aprendido de sus lesiones, nunca se ha rendido, sabe cómo llevar un juego inteligent­e.
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Foto: reuters

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