Las comidas escolares y sus retos regionales
La FAO reconoce la importancia de la escuela de los niños como una prioridad para las intervenciones de nutrición y como un contexto básico ideal para formar habilidades en alimentación. Asimismo, promueve un concepto de escuela completa en el que supuestamente, el aprendizaje en el aula acerca de la alimentación debería ser reforzado por actividades prácticas donde se vieran involucrados no sólo los niños, sino la familia, las autoridades escolares y la comunidad.
Lo anterior suena muy bien en papel, pero en la práctica, la alimentación escolar en diferentes países enfrenta diferentes retos, en parte debido a la desigualdad de condiciones de establecimiento. Por ejemplo, en países como Estados Unidos y Francia, la carga horaria de la escuela primaria obliga a los niños a quedarse hasta la tarde, por lo que la mayoría come en los comedores escolares, algunos de ellos parcialmente subvencionados por el Estado. La figura del comedor escolar ha obligado a las autoridades de los países mencionados a plantearse diversas problemáticas en torno a la alimentación de los niños. El comedor escolar, en la idealización, sería un santuario de menús equilibrados y donde los niños disfrutarían de la compañía de sus pares, mientras que aprenden normas de sociabilidad, etiqueta y de compartir la comida. Sin embargo, el comedor escolar se ha vuelto hasta un ejemplo de posicionamientos políticos.
En Francia, por ejemplo, se ha sometido a debate el hecho de que en el comedor escolar se ofrezca un menú halal, es decir, apto para musulmanes. Provocó toda una polémica sobre la laicidad de la educación en una sociedad que se cuestiona sobre los límites de la identidad nacional y lo que significaría ser francés. Además de estos debates, se ha cuestionado el valor de la igualdad en los comedores escolares, pues hay comunidades en las que no existe un comedor escolar y los niños regresan a sus casas a comer a mediodía, para volver a la escuela en la tarde. En una lógica de igualdad, se pide que el Estado francés debería asegurar la existencia de comedores escolares en todas las escuelas públicas. En otras ocasiones, se han planteado la necesidad de hacer la alimentación escolar sustentable, conectándola con los productores locales para obtener alimentos frescos y estimular las economías locales.
Esta cuestión de sustentabilidad es el planteamiento que ahora tiene en crisis a los comedores escolares en Estados Unidos. Socialmente, la alimentación escolar del sistema público es percibida como poco apetitosa y generalmente, los productos son industrializados y los ingredientes congelados, debido a las lógicas de distribución y de costeo de los menús.
En México, se han ligado los desayunos escolares más con situaciones de seguridad alimentaria que con una cuestión de socialización a la alimentación del niño en laescuela. Habría que plantear desde el sistema educativo la oferta de condiciones para que por lo menos haya agua potable en todas las escuelas y desde ahí partir a la creación vivencial de hábitos de alimentación que den bienestar.
En investigaciones recientes se ha cuestionado cómo la información sobre alimentación en la escuela se maneja generalmente en oposiciones con alimentos malos y buenos, o alimentos de los que hay que comer mucho y de los que hay que comer poco. Se ha observado en otras intervenciones que más que la información, las estrategias más efectivas han sido la vinculación de los niños en la producción de los alimentos, con las técnicas culinarias, con el compartir las responsabilidades para servir y gestionar los desechos de lo que comieron con sus compañeros, hasta la transmisión culinaria que pudieran obtener del entorno familiar. Todo esto, aunado a una sociabilidad promovida con los mismos compañeros a la hora de sentarse a la mesa y compartir la comida, ha probado ser más efectivo en la creación de una mejor relación con su alimentación.