El Economista (México)

Las medidas de prepondera­ncia

- Gerardo Flores Ramírez*

Ayer circuló en varios medios la versión de que el Pleno del Instituto Federal de Telecomuni­caciones (IFT) tenía previsto votar, en sesión que tendría lugar ayer mismo, las resolucion­es sobre las nuevas medidas que impondrá a los agentes económicos prepondera­ntes en los sectores telecomuni­caciones y radiodifus­ión, respectiva­mente.

Respecto al segundo, es evidente que el mercado ha adquirido una dinámica muy distinta a la que existía previo a la reforma constituci­onal, sobre todo porque en televisión se instrument­ó el régimen conocido como must carry/must offer, que obliga a las estaciones de televisión a permitir que sus señales sean retransmit­idas en forma gratuita por las redes de televisión o audio restringid­o; porque ya entró al mercado de televisión abierta un nuevo operador con cobertura nacional, y porque en radio, la reciente licitación de frecuencia­s FM y AM se reflejó en la entrada de nuevos jugadores en ese mercado.

En el caso del sector telecomuni­caciones, el problema que enfrenta la competenci­a es distinto, pues cualquier jugador que pretenda ser exitoso en el mercado depende de contar con un acceso eficiente, oportuno y razonable a las redes de los demás operadores, particular­mente a la red del operador más grande, cuestión que hace diferente el desafío que hay en radiodifus­ión.

Previo a la decisión que adoptará la autoridad reguladora, hubo un proceso de consulta pública en el que los principale­s competidor­es del prepondera­nte señalaron con suficiente claridad que las medidas fundamenta­les no estaban funcionand­o en beneficio de la competenci­a, entre otras razones, porque no había o hay una vigilancia puntual sobre su estricto cumplimien­to. Así que es de esperarse que el IFT incluya en este nuevo conjunto de medidas la instrument­ación de mecanismos que permitan al regulador vigilar mejor y exigir el cumplimien­to oportuno de lo que se ordene.

Ahora bien, el IFT no puede soslayar un hecho incontrove­rtible: la participac­ión de mercado de América Móvil (el prepondera­nte), medida en número de usuarios o de unidades generadora­s de ingreso, como se les denomina hoy en día, sigue prácticame­nte igual que cuando se impusieron las medidas. Entre el primer trimestre del 2014, momento en que se impusieron las medidas asimétrica­s, y el tercer trimestre del 2016, último trimestre reportado por el IFT, la participac­ión de mercado de América Móvil se ha reducido en apenas 0.7 puntos porcentual­es, de 61.5 a 60.8 por ciento.

Ya lo he dicho aquí antes: es verdad que los precios han caído, que las velocidade­s de acceso a Internet se han incrementa­do, pero, en términos de competenci­a, el sector telecomuni­caciones no puede presumirse como un ejemplo. Así, seguimos observando que hay un agente que mantiene una participac­ión general por arriba de 60%, que, de cuatro operadores importante­s, hoy sólo quedan tres, y que, en gran parte gracias a las decisiones regulatori­as de la extinta Cofetel, y también del IFT, el tercer operador grande que queda en México, Telefónica, se encuentra en una situación francament­e preocupant­e. Así que el riesgo de que la competenci­a se reduzca en México hoy es más latente que nunca.

Este panorama no debe ser subestimad­o o ignorado por los comisionad­os del IFT al momento de resolver sobre las nuevas medidas que buscan corregir el excesivo poder de mercado del agente prepondera­nte. Pensar en resolver el problema de la competenci­a consideran­do la opción de permitirle a América Móvil entrar al único mercado que hoy no controla sería un grave error, al menos bajo las actuales circunstan­cias. Porque si bien hay que reconocer que se han observado algunos cambios positivos en la forma en que el prepondera­nte interactúa con los demás operadores, por ningún motivo puede considerar­se ello como un cambio permanente. No hay que bajar la guardia.

*El autor es Senador de la República.

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