Las 10 reglas sobre inversiones que nunca debes olvidar
En inversiones es crucial primero controlar el riesgo, es decir, tener claro cuánta volatilidad podemos manejar en nuestro portafolio
D(PARTE DOS DE SEIS)
espués de la introducción que ofrecí en la primera parte, quiero entrar de lleno con las primeras dos reglas sobre inversiones: Ésta es la más importante en inversiones: jamás debemos meter nuestro dinero ni comprar un instrumento cuyo funcionamiento no tengamos muy claro. Es importante entender perfectamente cómo funciona, cuál es su riesgo asociado (la volatilidad que podemos esperar) y también su rendimiento potencial según su horizonte de inversión.
Hace poco una lectora me contactó para preguntarme qué opinaba sobre la inversión en coinspace (criptomonedas). Tenía miedo, por ser nueva en el tema. Fue a una plática donde todo parecía muy interesante, le hablaron sobre el futuro, sobre la gran oportunidad de invertir en licencias mineras virtuales con servidores que las controlan en euros. Le prometían que solamente por comprar una licencia se ganaba al instante 20% y, en lo sucesivo, 12% anual, pero el dinero se tenía que quedar un año.
Afortunadamente preguntó antes de apostar su dinero: estaba siendo víctima de un fraude tipo “pirámide”.
Mi respuesta fue muy sencilla: ¿Tú entiendes algo de esto? La primera regla de inversiones es: nunca inviertas en algo que no entiendas. Cuando no sepas cómo funciona, cuál es el rendimiento potencial y sobre todo cuáles son los riesgos, entonces no le entres.
Le comenté que honestamente yo no había entendido nada de esta explicación. ¿Cómo es que ganas 20% al instante por comprar una licencia? ¿Cómo se genera esa ganancia? Suena demasiado bueno para ser verdad.
Me respondió con los documentos que evidenciaban mi sospecha: se trataba de un esquema piramidal, fraudulento. Tenía que convencer a otras personas de que se unieran al esquema, formando “equipos” que metían su dinero. Entonces uno ganaba “bonos”. Me lo agradeció infinitamente.
Hay otras personas que me dicen que quieren meter su dinero a la Bolsa pero no tienen idea de cómo funciona. Cuando les pregunto qué acciones van a comprar y por qué, lo dejan en evidencia. Invertir no es un juego, no se trata de apostar. Porque podemos perderlo todo. Muchas personas persiguen rendimiento y con ello corren riesgos innecesarios o que exceden su propia tolerancia. Peor aún: riesgos desconocidos, es decir, no saben que los están asumiendo. Ahí es cuando vienen las malas experiencias, las sorpresas desagradables.
Por ejemplo: invierten en el fondo que pagó más el año pasado. Compran dólares, oro o acciones porque han subido mucho (por lo tanto, a un precio muy alto —no cuando están baratos). Están constantemente “moviendo” su dinero en busca de ganancias mayores.
Pero se olvidan del riesgo y en esa búsqueda incesante de rendimientos pueden terminar con una gran pérdida de patrimonio.
Una vez en una plática sobre cultura bursátil, una persona del público hizo una pregunta. Estaba muy enojada con su casa de bolsa. Resulta que acudió a esa institución porque vio un anuncio en el periódico sobre los grandes rendimientos que había dado uno de sus fondos de inversión el año pasado. Dio instrucciones precisas al asesor para invertir todo su dinero ahí. Dos meses después había sufrido una minusvalía mayor a 20 por ciento.
¿Cuál era su reclamo? Que nunca le dijeron que era un fondo de renta variable y quería ver si podía demandar por mala asesoría. Desafortunadamente, no, porque se trataba de un contrato no discrecional, firmó que había leído el prospecto de información del fondo y además las instrucciones sobre el depósito de apertura. Cometió los dos errores más grandes: no saber en qué estaba invirtiendo su dinero (regla 1) y buscar rendimientos sin tomar en cuenta el riesgo (esta regla 2).
En inversiones es crucial primero controlar el riesgo, es decir, tener claro cuánta volatilidad podemos controlar en nuestro portafolio. Una vez que ese parámetro está fijo, entonces sí tendremos que encontrar la combinación adecuada que nos permita maximizar el rendimiento, pero para ese nivel de riesgos.
De hecho, toda la teoría de portafolios está basada precisamente en este concepto. ¿Cómo se controla el riesgo?: a través de la diversificación.
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