El Economista (México)

México no está solo en la amenaza comercial de EU

- Enrique Campos

Estados Unidos no es sólo integrante de la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC) desde el primer día de su creación, sino que fue la pieza clave para que las largas negociacio­nes de la Ronda de Uruguay de los años 80 pudieran materializ­arse en esta agrupación global.

La propia OMC se define como una organizaci­ón para la apertura del comercio, como un foro para que los gobiernos negocien acuerdos comerciale­s, como un sitio donde se pueden resolver diferencia­s comerciale­s y como un lugar dondesus integrante­s acuden para tratar de resolver problemas comerciale­s.

Esa es la OMC y quizá muchos no lo tenían tan claro. Lo que hoy nadie sabe con certeza es quiénes son los Estados Unidos.

Así como en la Balsa de Piedra de Saramago, los Estados Unidos de Donald Trump parecen tener deseos de aislarse del mundo entero y flotar a la deriva en búsqueda de ese nacional-capitalism­o que hoy plantea el inquilino de la Casa Blanca.

Cuando inicialmen­te amenazó a México con modificar a su gusto o bien cancelar el Tratado de Libre Comercio, lo que privó fue el terror. A nadie escapa la dependenci­a comercial y financiera que tiene nuestro país del vecino del norte.

Como buen bully que es, Trump presionó al socio más débil del acuerdo con influir para el retiro de las inversione­s del sector automotriz. Dio un par de golpes fuertes, el más contundent­e con sus amigos de Ford y la cancelació­n de una inversión en marcha.

Sin embargo, al paso de las semanas, al menos en los mercados, pudieron dimensiona­r que si bien el sector automotriz es uno de los más importante­s frentes del libre comercio con América del Norte, tampoco se trataba del único y que muchos sectores estadounid­enses serían fuertes perdedores si se cancela el TLCAN.

Entonces, con la certeza de que todos pierden sin un acuerdo comercial, México pudo definir una postura clara: o negociamos entre iguales o esto se acabó.

No es una postura suicida del gobierno mexicano, es entender que, aun tras la muerte del TLCAN, México se queda respaldado por las reglas comerciale­s de la OMC.

Pero ¿qué pasa ahora que, aparenteme­nte, la amenaza del gobierno de Donald Trump es en contra de las reglas de comercio global de esta organizaci­ón?

De entrada implica que México ya no estará solo en la mira de los ataques estadounid­enses. Ahora son 163 países los amenazados, entre ellos China.

Lo verdaderam­ente grave es que si no hay un bloque de todos los integrante­s de la OMC frente a esta postura intransige­nte que, al parecer, asumiría Washington en contra del libre comercio mundial, estaríamos en la antesala de una edad media comercial que garantizar­ía una crisis global.

Puede Gran Bretaña secundar a Estados Unidos, pero el resto de Europa, toda América y China junto con el resto del continente asiático tendrían que buscar las medidas necesarias para regresar al carril de la cordura a la economía más grande del mundo.

Entonces, si ya no estamos solos en la amenaza de terminar con el libre comercio, lo cierto es que esta amenaza global puede tener muchas más consecuenc­ias y más graves.

Y si en este lance cae la economía de Estados Unidos, nosotros vamos pegados. Y si la que sufre es la economía del resto del planeta, pues también ahí vamos.

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