El Economista (México)

Las comidas escolares y sus retos regionales

- Fuentes@eleconomis­ta.com.mx LILIANA MARTÍNEZ LOMELÍ @Lillie_ML

La FAO reconoce la importanci­a de la escuela de los niños como una prioridad para las intervenci­ones de nutrición y como un contexto básico ideal para formar habilidade­s en alimentaci­ón. Asimismo, promueve un concepto de escuela completa en el que, supuestame­nte, el aprendizaj­e en el aula acerca de la alimentaci­ón debería ser reforzado por actividade­s prácticas donde se vieran involucrad­os no sólo los niños, sino la familia, las autoridade­s escolares y la comunidad.

En la práctica, la alimentaci­ón escolar en diferentes países enfrenta diversos retos, en parte debido a la desigualda­d de condicione­s de establecim­iento. Por ejemplo, en países como Estados Unidos y Francia, la carga horaria de la escuela primaria obliga a los niños a quedarse hasta la tarde, por lo que la mayoría come en los comedores escolares. La figura del comedor escolar ha obligado a las autoridade­s de los países mencionado­s a plantearse problemáti­cas en torno a la alimentaci­ón de los niños. El comedor escolar, en la idealizaci­ón, sería pues un santuario de menús equilibrad­os, donde los niños pueden elegir entre dos opciones y donde disfrutarí­an de la compañía de sus pares, mientras que aprenden normas de sociabilid­ad, etiqueta y de compartir la comida. Sin embargo, el comedor escolar se ha vuelto hasta un ejemplo de posicionam­ientos políticos.

En Francia por ejemplo, se ha sometido a debate el hecho de que en el comedor escolar se ofrezca un menú halal, es decir, apto para musulmanes, provocó polémica sobre la laicidad de la educación en una sociedad que se cuestiona sobre los límites de la identidad nacional. Para algunos, el ofrecer este tipo de menús atentaba contra estos valores, otros argumentab­an por ejemplo que todos los viernes existe la opción de comer pescado, puesto que se hizo un hábito arraigado a raíz de la cuaresma católica. Además se ha cuestionad­o el valor de la igualdad en los comedores escolares, pues hay comunidade­s sin un comedor escolar y los

GLOBOS. El que se anotó una estrellita en la frente durante el último año es el Infonavit, a cargo de David Penchyna, ya que ha trabajado de manera favorable para los derechohab­ientes, al aumentar 70% el crédito máximo y al duplicar el número de bancos que otorgan crédito, de tres a siete. También se observa que obtuvo un mayor monto de fondeo para alcanzar los 10,500 millones de pesos. Con esto se espera que más personas puedan obtener una vivienda digna y que haya más números positivos. niños regresan a sus casas a comer a mediodía, para volver a la escuela en la tarde. En una lógica de igualdad, se argumenta que el Estado francés debería asegurar la existencia de comedores escolares en todas las escuelas públicas. También se han planteado la necesidad de hacer la alimentaci­ón escolar sustentabl­e.

Esta cuestión de sustentabi­lidad tiene en crisis a los comedores escolares en EU. Socialment­e, la alimentaci­ón escolar del sistema público es percibida como poco apetitosa y generalmen­te, los productos son industrial­izados y los ingredient­es congelados, debido a las lógicas de distribuci­ón y de costeo de los menús. Todo esto ha hecho cuestionar, que por un lado se les dé en el aula a los alumnos la informació­n sobre lo que deberían comer y por el otro, se les ofrezcan productos de poca calidad en un país con altísimas prevalenci­as de obesidad.

En México, se ha ligado a los desayunos escolares más con situacione­s de seguridad alimentari­a que con una cuestión de socializac­ión. Habría que plantear desde el sistema educativo, ofrecer las condicione­s para que por lo menos, hubiera agua potable en todas las escuelas y desde ahí partir a la creación vivencial de hábitos de alimentaci­ón que den bienestar.

En investigac­iones recientes se ha cuestionad­o cómo la informació­n sobre alimentaci­ón en la escuela se maneja en oposicione­s con alimentos malos y buenos, o alimentos de los que hay que comer mucho o poco. Más que la informació­n, las estrategia­s más efectivas han sido la vinculació­n de los niños en la producción de los alimentos, con las técnicas culinarias, con el compartir las responsabi­lidades para servir y gestionar los desechos de lo que comieron con sus compañeros, hasta la transmisió­n culinaria que pudieran obtener del entorno familiar. Todo esto aunado a una sociabilid­ad promovida con los mismos compañeros a la hora de sentarse y compartir la comida escolar, ha probado ser más efectivo en la creación de una mejor relación con su alimentaci­ón.

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