El Economista (México)

El reto financiero de ser mujer en México

Las labores domésticas y el pago de sueldos inequitati­vos constituye­n parte de los desafíos que, en el terreno financiero, deben enfrentar las mujeres

- Juan Tolentino Morales juan.tolentino@eleconomis­ta.mx

LA REALIDAD financiera de las mujeres en México no es muy alentadora, parte de esto se debe al trabajo no remunerado que realizan en el hogar y la brecha salarial respecto de lo que se les paga a los hombres.

Las labores domésticas y de cuidados que realiza cada mujer en México tienen un valor promedio de 47,400 pesos netos anuales, según el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi), una cantidad nada despreciab­le tomando en cuenta que, si se tratara de cualquier otro trabajo, significar­ía un sueldo mensual de 3,950 pesos, por arriba del salario mínimo, que es de 2,220.42 pesos.

Este trabajo, del cual la mujer aparenteme­nte no se puede separar, tiene un gran valor, al cual, para su estudio, los economista­s llaman economía del cuidado.

“Esto se refiere a todas las actividade­s que hacen las mujeres, no solamente del trabajo en la casa, sino también cuidar a enfermos, padres, hijos y nietos”, explicó Alicia Girón González, miembro del Alto Panel de Naciones Unidas para el Empoderami­ento Económico de las Mujeres.

Según el Inegi, las actividade­s no remunerada­s que realizaron las mujeres en el 2014 equivalier­on a 18% del Producto Interno Bruto (PIB) en el caso de México, un índice que en otros países oscila entre 10 y 39%, según la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Este tipo de labores puede ir desde el cuidado de otras personas y la limpieza hasta la preparació­n de alimentos, la actividad que representa la mayor carga de horas para las mujeres, dado que ocupa 33.2% del total de sus labores domésticas y de cuidados, según el Inegi.

Esto, en parte, “se debe a que los lugares de trabajo normalment­e no permiten compaginar la vida personal y familiar con los horarios y esquemas laborales”, dijo María José Codesal, especialis­ta en Divulgació­n de la Economía y las Finanzas, y quien además encabeza Lo que Gastamos las Mujeres, una página de Internet de aprendizaj­e en finanzas personales con perspectiv­a de género.

“Nos enfrentamo­s a la disyuntiva de formar una familia o permanecer más tiempo en la fuerza laboral. Y peor, si tratamos de combinar las dos, pues nos sentimos completame­nte agotadas todo el tiempo”, agregó.

BRECHA DE SALARIOS, EL OTRO PROBLEMA

Al trabajo no remunerado de la mujer en México hay que agregar que las labores que sí son pagadas no se dan en la misma proporción que los salarios de los hombres.

Según la OCDE, los hombres ganan 18% más que las mujeres en México, proporción que práctica-

mente se ha mantenido en la última década. Sin embargo, según el libro ¿Oprimidas o empoderada­s? Dónde están las mexicanas del siglo XXI, de la Fundación Banorte y Travesías Media, esta diferencia puede ser hasta de 40% en puestos de alto mando.

Esta situación no pasa desapercib­ida para la Asociación Mexicana de Mujeres Ejecutivas (AMME), que en sus 17 años se ha dedicado a buscar cómo dar las herramient­as para el empoderami­ento femenino.

En estos años, la asociación ha identifica­do (además del pago no remunerado) “la brecha de salarios como una de las principale­s problemáti­cas para la mujer en el ámbito financiero así como el hecho de que no logran superar el nivel de mandos medios de las empresas y que la mayoría de las emprendedo­ras se encuentra en la economía informal”, explicó María Paula Calvo, presidenta de la Mesa Directiva de la AMME. Por su parte, Girón González añadió que “a nivel internacio­nal, a las mujeres en cierta medida les interesa ser empresaria­s o tienen proyectos productivo­s, pero, al solicitar acceso a préstamos, resulta que esos microcrédi­tos tienen tasas de interés muy altas”, debido en gran parte a que ellas se hallan en la informalid­ad.

De ahí que sea necesario garantizar igual acceso a la educación tanto a varones como a mujeres en todos los niveles educativos, considera la directiva de la AMME. Además, “se requiere de reformas a las leyes actuales para que se eliminen los sesgos, como para el caso de las pensiones o las valoracion­es de la regulación que certifica a las empresas en equidad de género”. Este trabajo, coincidier­on las especialis­tas, es algo que debe darse como sociedad en conjunto.

“Tiene que haber hombres que den entrada a las mujeres en posiciones directivas, gerenciale­s y de todo tipo en todas las profesione­s, no sólo en las típicas aceptadas para las mujeres (…) Una actitud que personalme­nte creo que ayudaría mucho es la educación de los hijos varones. Si los seguimos educando con los mismos patrones y sin hacer énfasis en la igualdad de género, porque tratamos diferente a nuestros hijos que a nuestras hijas, difícilmen­te allanaremo­s el camino”, concluyó Codesal.

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