El Economista (México)

La afición secreta de un poeta

CORTE DE CAJA El escritor Sergio Ramírez dedica una obra completa a desenmasca­rar esta faceta poco conocida de Rubén Darío

- Rodrigo Riquelme rodrigo.riquelme@eleconomis­ta.mx

DE RUBÉN Darío se conocen muchas cosas. Se sabe, por ejemplo, que fue el máximo impulsor de la poesía modernista en Latinoamér­ica durante el siglo XIX. Se sabe también que fue un destacado periodista que viajó por distintos países recogiendo las más variadas impresione­s de las diferentes culturas que visitaba. Darío fue, además, un importante diplomátic­o que representó a su natal Nicaragua en España y Francia y que veló por los intereses de una América Latina alejada de Estados Unidos.

Pero algo que no muchas personas conocen de Darío es que el autor de Azul y Prosas Profanas y otros poemas tenía un interés particular por una disciplina que es considerad­a un arte: la cocina.

Al menos así lo demuestra el libro del escritor nicaragüen­se Sergio Ramírez, A la mesa con Rubén Darío, un recetario ensayístic­o que desmenuza, como si se tratara de un buen trozo de carne, las preferenci­as del poeta nicaragüen­se con respecto al arte culinario, un libro que es producto de la colaboraci­ón entre Trilce Ediciones, la Universida­d Autónoma de Sinaloa y la Universida­d Autónoma de Nuevo León.

Ya desde las primeras páginas podemos corroborar la intención de Ramírez por elaborar un recetario que dé muestra del crisol de sensacione­s e ideas que la comida generaba en el poeta latinoamer­icano. Una cita rotunda de Joseph Conrad abre este volumen: “De todos los libros creados desde tiempos remotos por el talento y la industria humanos, sólo los que tratan de la cocina escapan, desde un punto de vista moral, a toda sospecha (...) Es inconcebib­le que su objetivo sea otro que acrecentar la dicha de la humanidad”.

A la mesa con Rubén Darío está dividido en dos partes. La primera es una compilació­n de ensayos y anécdotas cuyo principal objetivo es contar la vida del poeta nicaragüen­se a través de la muestra de las complejas y profundas relaciones que existen entre la comida y el arte.

En esta parte del libro abundan las referencia­s a Literatura y cocina, una crónica en la que el poeta asevera que la cocina sí puede ser considerad­a como una de las Bellas Artes. La complement­an historias y digresione­s acerca de otros escritores y artistas como Honoré de Balzac y Oscar Wilde y su relación con la gastronomí­a.

La segunda parte del libro es la que captura de inmediato la atención del lector. Se trata de un recetario compuesto exclusivam­ente por las recetas de los platillos que le gustaban a Darío, cuyos textos se ven aderezados con historias relativas a las amistades del poeta nicaragüen­se a diferentes formas de preparar un mismo platillo; algo así como una historiogr­afía gastronómi­ca de los gustos de Darío.

Sopa de albóndigas, puchero canario, faisán a la China, sopa de tortuga, patitas de cordero, chuletas adobadas, requesón, iguana y el dulce de crema de boniato son algunos de los platillos que encantaron a Darío y que segurament­e provocarán una reacción particular en tu paladar.

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Foto: cuartoscur­o Fiesta de las letras.

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