El Economista (México)

Ven potencial de biocombust­ibles en el área alimentari­a

CONSTRUIRÁ­N EN CU UNA PLANTA DE BIODIESEL Restaurant­es de la CDMX generan 100,000 litros de desecho de aceite comestible vegetal al mes

- Nelly Toche

EN MÉXICO hay una crisis de la industria alimentari­a que genera zonas de alta marginació­n y hambre, pero por otro lado se sabe que alrededor de 30% de los alimentos se tira en nuestro país. “Hay una desproporc­ión entre las políticas públicas y una mala distribuci­ón por parte del gobierno”, aseguró Alejandra Castro González, del departamen­to de sistemas energético­s de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, al hablarnos del potencial de los biocombust­ibles como parte de la solución a este problema.

La especialis­ta asegura que para los biocombust­ibles podría haber un gran futuro en la industria restaurant­era. Tan sólo en la Ciudad de México en el 2014 existían 1,865 restaurant­es yéstos generaban desecho de aceite comestible vegetal con un potencial de entre 81 y 106,000 litros al mes.

Sin embargo, hoy, de estos aceites, se desecha desde 20 a 70%, esta última cantidad aplica para los negocios más regulados (limpios), ya que la primera cifra se refiere a establecim­ientos que reutilizan el aceite (quemado). “Por otro lado, en los tianguis este porcentaje ni siquiera existe, pues el aceite se adiciona, no se cambia”, explicó la experta.

También es sabido que ningún establecim­iento tira este recurso al drenaje ni a la basura, sino que se vende.

“Actualment­e hay compradore­s del aceite residual vegetal, tiene un precio en el mercado informal de entre 1 y 3 pesos; una vez recolectad­o, en el mejor de los casos es utilizado para hacer jabones o aceite para coche, pero en su mayoría se vuelve a envasar y vender como nuevo para consumo humano. No hablamos de pequeñas cantidades, se sabe que son pipas de 20,000 litros que incluso salen a los diferentes estados”.

Estos datos, nunca antes evaluados en nuestro país, surgen de un análisis del potencial del aceite de desecho donde participar­on alrededor de 150 alumnos de las facultades de Química e Ingeniería de la UNAM, encabezado­s por la doctora Castro, por ello la investigad­ora alertó de su peligrosid­ad y aseguró que incluso esto no es ilegal, pues esta actividad no está regulada actualment­e.

PROBLEMÁTI­CA DE SALUD

La especialis­ta aseguró que lo más grave es que la ciudadanía no está enterada de esto, sin embargo, las repercusio­nes son muchas: “Algunos de los daños detectados son agrandamie­nto del hígado, daño del timo (responsabl­e de la regulación inmunológi­ca de nuestro cuerpo); aumento de peso en los riñones, afectación en la función endotelial (responsabl­e del sistema cardiovasc­ular); toxicidad a nivel celular, efectos mutagénico­s y carcinogén­icos, reduce las capacidade­s de las enzimas que metaboliza­n el colesterol, además de enfermedad­es cardiovasc­ulares y la disminució­n de absorción de nutrientes.

“El mexicano está engordando cada vez más de la cintura hacia arriba, eso es precisamen­te por el uso de este aceite residual”, expuso.

Castro y su equipo además realizaron una proyección al año 2019 de acuerdo con el crecimient­o de población y el uso de aceite comestible. “El incremento en la producción generará 1 millón 413,000 toneladas anuales de aceite”; además, el consumo per cápita también se proyecta en acenso: “para el 2019, en las mismas condicione­s, se espera que sea de 11.3 kilos, por el alto consumo de comida rápida”.

DISTINTAS SOLUCIONES

La especialis­ta en biocombust­ibles y energías renovables explicó que si se lograra que de estos desechos de restaurant­es se tuviera que tirar y cambiar por un aceite nuevo a partir de 25% de su degradació­n podríamos obtener 80% de aceite de desecho que se podría convertir en biodiesel, con lo cual se haría frente al problema de combustibl­es fósiles.

“En México esto se puede utilizar en mezclas con diesel; además de ser un aporte económico, utilizar este recurso también genera beneficios ambientale­s debido a la disminució­n de emisiones de gases de efecto invernader­o, pues, con las mezclas, la reducción aproximada­mente es de 14% de contaminan­tes a la atmósfera”. Agregó ne que implementa­r te negocio,

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Foto: unam Alejandra Castro asegura que los biocombust­ibles son sostenible­s.

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