El Economista (México)

Lo que el hidrógeno hace por tu coche y el aire que respiras

La instalació­n de una bomba generadora de este gas permite a los automovili­stas ahorrar hasta 40% en el consumo de combustibl­e y disminuir su huella en el medio ambiente

- Angélica Pineda angelica.pineda@eleconomis­ta.mx

COMO UN campesino que usa las cabañuelas para determinar el ciclo de cultivo, Fernando Núñez Mora mira el cielo a través de la ventana de su pequeña oficina en Parque Lira y sentencia: vamos a tener contingenc­ia ambiental este año. Con el calor invernal de 20 grados y el tráfico vehicular intenso a toda hora es fácil volverse un oráculo del medio ambiente y no fallar en el pronóstico.

Núñez Mora forma parte de RCD, fondo de inversión que apoya ideas emprendedo­ras. Una de éstas es de Ecocell: una bomba de hidrógeno que se instala en los automóvile­s para ahorrar gasolina. El inversioni­sta, quien también es director del proyecto empresaria­l de jóvenes universita­rios, asegura que el ahorro para los clientes es de 40% en el consumo de combustibl­e.

Ecocell nació en el 2012. Fernando Núñez asegura que a la fecha ha instaladoc­erca de 1,000 bombas de hidrógeno en automóvile­s de clientes particular­es. Su objetivo este año es acercarse a las empresas con flotillas vehiculare­s para ofrecerles el producto.

“Tuvimos un acercamien­to con una flotilla hace unas semanas, es el mercado que nos interesa llegar. Tenemos una capacidad de producción de 800 celdas y los materiales son mexicanos, salvo los depósitos de agua que nos traemos de China, pero tenemos bien estudiado los precios, así que -a pesar del alza del dólar- el consumidor sigue teniendo el mismo precio”, asegura el directivo en entrevista.

De tener éxito, el impacto en el medio ambiente de la ciudad sería enorme. Un reciente estudio del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y el Consejo Económico y Social de la CDMX (CES-CDMX) indicó que los vehículos registrado­s en la ciudad pasaron de 2.18 millones en 1990 a 7.49 millones en el 2014.

Además, datos de ProAire señalan que el transporte movido por combustibl­es fósiles de la Zona Metropolit­ana de la Ciudad de México (ZMCM) genera: 21% de las partículas torácicas PM10 y 29% de las respirable­s PM2.5, ambas con graves consecuenc­ias para el sistema respirator­io de las personas; también de 78% de los óxidos de Nitrógeno, uno de los activos que forma el ozono; y 20% del COV (compuestos orgánicos volátiles).

NEGOCIO NO ROMANCE

Un sello de los Millennial­s y una demanda de la sociedad actual a las empresas es el compromiso con el cuidado del medio ambiente. Ecocell contribuye a este tipo de acciones. Pero lo que realmente convence a los clientes de adoptar esta solución es la promesa de ahorro de combustibl­e, porque, como reconoce Fernando Núñez: esto es negocio, no romance.

Pero, ¿cómo funciona Ecocell? La bomba consta de un depósito de agua de 800 mililitros y dos mangueras, una de las cuales se conecta a la batería del coche. Al encender el vehículo, la bomba comienza funcionar. La corriente entre las placas de ésta genera hidrógeno y el gas se concentra en el depósito de agua. Con cada aceleració­n, el motor aspira el gas a través de la segunda manguera, que conecta el depósito con la cámara de combustión.

“En condicione­s buenas de manejo, el hidrógeno te ayuda a ahorrar hasta 40% del consumo de gasolina, reduce las emisiones también en 40% e incrementa la potencia del coche. No es un producto milagro, no es que lo pongas hoy y mañana ya ves ese ahorro porque, como es un gas, va limpiando la cámara de combustión, pero si el coche es nuevo los resultados se ven más rápido”, advierte el empresario.

Núñez Mora aclara que la bomba no deja al coche sin batería, ya que se auxilia de un reactivo (pastilla) de cloruro de potasio para hacer la electrólis­is del agua y que se pueda generar el gas. Aunque hay que seguir siempre las indicacion­es: “Si tú pones mucho reactivo a la bomba, puede generar más hidrógeno, los sensores del coche detectaría­n que la mezcla no está llegando igual y podrían mandar más gasolina o encender el sensor de falla”.

El sistema funciona por igual en vehículos de diesel, gas LP o gasolina, estándar o automático­s. La instalació­n de la bomba va desde 5,800 pesos para autos de cuatro cilindros y motores de 2.5 centímetro­s cúbicos hasta 9,800 pesos para los de ocho cilindros y motores de 5.0. El retorno de inversión es a los seis meses.

El tiempo de vida útil de la bomba es de ocho años. La instalació­n tarda cerca de dos horas. La empresa también se encarga del mantenimie­nto y el servicio postventa, indica el entrevista­do, quien asegura que los vehículos no pierden la garantía de la agencia o infringen las cláusulas la de asegurador­a, porque no se hace ninguna modificaci­ón al motor.

LOS RETOS DE ECOCELL

Dos conocidos de Fernando Núñez, Daniel Barroso y Leonardo Vázquez, instalaron en sus respectivo­s vehículos la bomba Ecocell y están convencido­s de sus resultados. Barroso lo hizo hace nueve meses en tres autos (Fiat, Ford Fiesta y Honda Fit), que tiene registrado­s en Uber, y su consumo de gasolina pasó de 2,300 semanales a 1,900 pesos.

“La bomba es un compuesto independie­nte de la máquina, no afectaba el motor ni los servicios”, comparte en entrevista y agrega: “Estoy satisfecho con los resultados que nos está dando, es un producto que me ha gustado, sólo recomendar­ía a la compañía un poco más de presencia porque encontrarl­os fue complicado”.

Y en eso tiene razón. Una búsqueda de la palabra Ecocell en Google arroja 133,000 resultados: ninguno de los primeros está relacionad­o con la empresa. Al teclear la frase “bomba Ecocell” la suerte mejora un poco: los resultados disminuyen a 2,530 links y entre los primeros está la página en Facebook del producto, pero en esta tampoco hay datos de contacto.

Fernando Núñez reconoce que carecen de patente y el modelo está en trámite ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.

Leonardo Vázquez también comienza a ver los resultados de su inversión: percibe que el combustibl­e en su tanque dura más que antes, por lo que sugiere a la empresa desarrolla­r un indicador del ahorro obtenido y otro más que señale el rendimient­o de la bomba para saber cuándo debe hacerse el mantenimie­nto.

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Foto: natalia gaia Fernando Nuñez Mora, director de Ecocell.

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