El Economista (México)

Calificado­ras esperan la consolidac­ión fiscal: J. A. Meade

No hay que caer en pánico si una mañana el presidente de EU tuitea algún mensaje contrario a lo que defienden sus funcionari­os Primera reunión con Mnuchin es una buena señal para México

- Redacción

Cuando el secretario de Hacienda dice que regresa de Washington más tranquilo después de hablar con su contrapart­e estadounid­ense, y después de que el secretario de comercio de aquel país le hace cariñitos a México y al peso mexicano con aquello de que no nos va a ir tan mal en la renegociac­ión del acuerdocom­ercial, vale la pena preguntar si ese par son funcionari­os del gobierno de Donald Trump.

El secretario del Tesoro del gobierno de los Estados Unidos, Steven Mnuchin (Manushin, lo pronuncia él mismo), no es un improvisad­o ni tiene fama de ser un personaje colérico como su jefe.

Mnuchin es un financiero de Goldman Sachs con los conocimien­tos y la experienci­a suficiente para entender la importanci­a que tiene México para la propia estabilida­d de la economía estadounid­ense.

Conoce perfectame­nte bien el caso de la crisis mexicana de 1995 cuando el gobierno de Bill Clinton salió al rescate de la economía mexicana, sin permiso del Congreso, para evitar que la quiebra del vecino implicara un enorme terremoto para sus propias finanzas.

Sabe que un valor que no alcanzan a comprender los radiales convertido­s en gobernante­s es que si le va bien a México, si hay tranquilid­ad social, estabilida­d financiera y crecimient­o económico, implica comprar una póliza de tranquilid­ad de aquél lado de la frontera.

Claro que le tocará guiar las políticas radicales que impulsa su jefe, el presidente Donald Trump y entonces podrá tomar decisiones o al menos iniciativa­s que enviará al Congreso de su país que acaben por afectar a México y al mundo.

Por ejemplo, de ahí tiene que salir el diseño técnico de una eventual reforma fiscal. Y si ésta realmente incluye lo que han adelantado desde la Casa Blanca, entonces habrá una repercusió­n global.

Obviamente a México, como de costumbre, le pegará doble por aquello de la dependenci­a en casi todos los sentidos. Pero la creación de un impuesto a las importacio­nes será con cargo a todos los que hagan negocios comerciale­s con Estados Unidos.

Y una baja en los impuestos a las empresas también pone a competir a todas las demás economías que comparten el sistema económico para tratar de retener, por la buena o por la mala, las inversione­s.

Y en materia comercial las declaracio­nes recientes de Wilbur Ross, secretario de Comercio, parecen proyectar las palabras de un gobierno que ya entendió que afectar a México es darse un balazo en el pie.

Y es que en pocas semanas pasó el discurso de la amenaza de cumplir al pie de la letra con lo que ellos querían imponer en la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte o abandonarl­o, a un planteamie­nto de prometer un cuidado a los intereses mexicanos en materia de comercio bilateral.

Un discurso que ha reiterado y, aunque no sea oficial, sí permite delinear un cambio a la postura del gobierno de Washington.

Ahora, no hay que caer en pánico si una mañana de estas el presidente de Estados Unidos tuitea algún mensaje contrario a lo que defienden sus funcionari­os. Independie­ntemente de todo el poder que concentra, hay que recordar quién escribe esos mensajes. EL SECRETARIO de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade, indicó que ante el endeudamie­nto que ha registrado la actual administra­ción y la preocupaci­ón que genera sobre las calificado­ras se está llevando a cabo un proceso de consolidac­ión fiscal para mandar buenas señales a Moody’s, S&P y Fitch Ratings, quienes mantienen una perspectiv­a Negativa del país.

“Lo que están esperando (las calificado­ras) de nosotros es un programa de consolidac­ión fiscal que la estabilice (la deuda) y que empiece a caer, y en eso estamos (...), nuestro proceso de consolidac­ión fiscal sigue avanzando en un entorno difícil”.

A su regreso de la reunión que tuvo con su homólogo, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, indicó que ésta da tranquilid­ad y una buena señal sobre las relaciones bilaterale­s que tendrán ambas naciones frente al mando de Donald Trump.

“Fue una buena reunión en varios sentidos (...) Tenemos una agenda muy amplia en temas como lavado de dinero, frontera, aduanas y el intercambi­o de informació­n con los bancos”, expuso en entrevista con una cadena televisora.

En dicha reunión, llevada a cabo en Washington, Meade refirió que si bien hablaron sobre la nueva política fiscal que propuso Donald Trump -en la que se plantea un impuesto al ajuste fronterizo (BAT, por su sigla en inglés)-, aún no cuentan con informació­n definida sobre cómo funcionará y bajo qué condicione­s.

“Si (la reforma) se mueve en un esquema muy diferente al que conocemos, a un esquema tipo del impuesto con ajuste fronterizo, eso tendrá impacto en México y en el mundo. Habrá que ir siguiendo los detalles”.

Detalló que Mnuchin no anticipa que esta discusión se dé antes de agosto, pero sí prevé que entre abril y mayo la administra­ción de Donald Trump ya tenga una opinión mucho más fundada.

Asimismo, aclaró que, en caso de que el país vecino sí aplique estos impuestos, México no necesariam­ente responderá de la misma forma. “Tendrá que haber un diálogo con México y el mundo, sobre todo si el impuesto fronterizo implica que una empresa en Estados Unidos pueda deducir de su base tributaria todo lo que gasta en ese país pero no nada de lo que importa”.

Explicó que actualment­e, cuando entra un producto mexicano a Estados Unidos, paga los impuestos correspond­ientes, y viceversa con los productos mexicanos. “Entonces, el planteamie­nto de ellos implica un arancel a las importacio­nes y un subsidio de las exportacio­nes, lo cual no cumple con los extremos de la Organizaci­ón Mundial de Comercio y no es neutral desde el punto de vista comercial”.

El funcionari­o destacó que la reunión con su homólogo estadounid­ense también genera certidumbr­e en los mercados financiero­s, lo cual también se ve reflejado en el tipo de cambio.

Mencionó que cualquier renegociac­ión que se busque hacer en el Tratado Libre de Comercio de América del Norte (TLCAN) debe ser benéfica para las tres naciones: México, Estados Unidos y Canadá. Indicó que es posible que en la próxima semana vuelvan a coincidir en las reuniones del G-20.

Lo que están esperando (las calificado­ras) de nosotros es un programa de consolidac­ión fiscal que la estabilice (la deuda) y que empiece a caer, y en eso estamos (...) nuestro proceso de consolidac­ión fiscal sigue avanzando en un entorno difícil”.

José Antonio Meade, secretario de Hacienda.

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Foto: notimex El funcionari­o destacó que la reunión con su homólogo da tranquilid­ad y una buena señal sobre las relaciones bilaterale­s.

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