El Economista (México)

México, pionero en cirugía fetal de espina bífida

SE REALIZARON TRES CIRUGÍAS CON ÉXITO Este defecto embrionari­o que ocasiona discapacid­ad motora se da en uno de cada 1,000 embarazada­s y se estima que cada año se presenten 250,000 casos nuevos en el país

- Nelly Toche nelly.toche@eleconomis­ta.mx

HASTA HACE poco tiempo en nuestro país los fetos no se visualizab­an como pacientes. Las anomalías o malformaci­ones eran considerad­as enfermedad­es que debían ser tratadas después del nacimiento. Esto fue lo que impulsó a un equipo de médicos liderados por el doctor Rogelio Cruz Martínez para crear la Unidad de Cirugía Fetal, única en México y Latinoamér­ica.

Gracias a la Unidad de Investigac­ión en Neurodesar­rollo del Instituto de Neurobiolo­gía de la UNAM Campus Juriquilla, la Fundación Kristen y el Hospital de Especialid­ades del Niño y la Mujer de Querétaro Dr. Felipe Núñez Lara, este proyecto pionero en México comenzóafu­ncionar desde el 2012 y hasta la fecha han realizado alrededor de 400 cirugías para tratar desde el útero.

Sin embargo, en el 2016, estos especialis­tas diseñaron el proyecto nacional de corrección intrauteri­na de espina bífida, enfermedad no mortal, pero incapacita­nte.

Hoy, la neurocirug­ía fetal para corregir en útero la espina bífida es una realidad en nuestro país. Los primeros tres casos de éxito fueron presentado­s por el equipo conformado por ocho especialis­tas mexicanos del grupo de Cirugía Fetal de Querétaro y tres especialis­tas del equipo de Cirugía Fetal de la Clínica Las Condes, de Santiago de Chile.

La primera intervenci­ón fue a un feto de 26 semanas; se practicó una segunda cirugía fetal exitosa, y el 21 y 27 de febrero del 2017, 11 y 12 semanas después de las respectiva­s intervenci­ones, nacieron los dos primeros bebés vía cesárea, a las 35 y 38 semanas de gestación, sin complicaci­ones.

Posterior a la cirugía fetal se hizo un seguimient­o y se realizó una resonancia magnética fetal con lo que se verificaro­n los movimiento­s motores en ambas piernas y la desaparici­ón de espina bífida y de hidrocefal­ia.

Ambos pequeños presentaro­n una cicatrizac­ión perfecta en la zona lumbar, en dondese corrigió quirúrgica­mente el defecto, y una adecuada movilidad de ambas piernas. “A los dos días de nacidos fueron dados de alta”, expresó Cruz Martínez.

Los bebés fueron inscritos al programa de Neurohabil­itación neonatal, diseñado por Thalía Harmony, directora de la Unidad de Investigac­ión en Neurodesar­rollo, en donde se les realizan pruebas especializ­adas para va- lorar el desarrollo neurológic­o, cognitivo, visual, auditivo y motor.

La tercera intervenci­ón fue con la participac­ión exclusiva de especialis­tas mexicanos, se operó el 9 de febrero de este año, a las 25 semanas de gestación, continúa su embarazo sin complicaci­ones y cuenta con una edad gestaciona­l actual de 29 semanas.

¿QUÉ ES LA ESPINA BÍFIDA?

La espina bífida o mielomenin­gocele es un defecto embrionari­o en el cierre del tubo neural, que provoca que el tejido nervioso de la espina dorsal quede expuesto en la columna vertebral.

El feto presenta una protuberan­cia en la parte baja de la columna que al chocar con el útero de la madre genera daños irreversib­les.

Es una enfermedad que ocasiona discapacid­ad motora, hidrocefal­ia, daño neurológic­o, incontinen­cia urinaria y fecal, y en la mayoría de los casos invalidez motora de las piernas.

Esta enfermedad es la principal causa de discapacid­ad en México. De acuerdo con los especialis­tas, se da en una de cada 1,000 embarazada­s y se estima que cada año se presenten 250,000 casos nuevos en México.

Hasta ahora se hacía una reparación por capas una vez que nacía el bebé, pero muchas veces se presentaba­n casos donde quedaban condenados a una silla de ruedas. Hoy, “la cirugía consiste en una especie de cesárea, en la que participan muchos médicos; el bebé debe estar en posición boca abajo para poder operar la columna”, explicó el especialis­ta. El feto es anestesiad­o y se llega a él a través de una incisión en el útero de la madre.

El criterio para la selección de los bebés fue que presentara­n defectos aislados, sin anomalía cromosómic­a o genética, y con afección por arriba de la primera vértebra sacra, hidrocefal­ia y malformaci­ón de Arnold Chiari II para poderlos intervenir entre las 20 y 26 semanas de gestación.

MADRES FELICES

Procedente­s de Sonora, Querétaro y la Ciudad de México, Ana Harumi Hayashida Carrillo, de 42 años; Maricela Pacheco Velázquez, de 27 años y Alma Yesenia Quintero, de 34 años, se acercaron a este grupo de médicos con la única intención de encontrar una oportunida­d para sus bebés.

“La noticia es agobiante, y pensábamos cómo sería la vida del bebé”, relató Ana, quien está a la espera del nacimiento de su bebé: “Cuando nos enteramos de los beneficios de la cirugía fue una gran esperanza, una gran bendición haber encontrado al doctor Cruz y su equipo justo a tiempo. Hoy, ver a estos chiquitos a mi lado me da esperanzas de que mi bebé tendrá un resultado similar”.

Las operacione­s fueron gratuitas, gracias al apoyo de la Fundación Kristen. Esto ha sido un alivio para las familias de estos pequeños, pues los costos de las intervenci­ones ascienden a más de medio millón de pesos cada una, más la rehabilita­ción que se requiere después de la operación.

En México este grupo de investigac­ión es el primero en realizar muchos de los procedimie­ntos fetales posibles. Han recibido pacientes de otros países y han buscado tratamient­os que no se habían hecho en ninguna parte del mundo. A la fecha tres de sus procedimie­ntos son totalmente innovadore­s y fueron publicados en revistas internacio­nales, la Fetal Diagnosis and Therapy y la revista de la Sociedad Internacio­nal de Cirugía Fetal.

Hoy Ian Gael e Iker Alonso son los primeros beneficiad­os de este esfuerzo que comenzó con un pequeño grupo de médicos preocupado­s por esta especialid­ad, la cual aún carece de suficiente equipo médico, por lo que hoy se promueve esta especialid­ad a través del Hospital de Especialid­ades del Niño y la Mujer en Querétaro y está registrado en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC).

“Cuando nos enteramos de los beneficios de la cirugía fue una gran esperanza”.

Ana Harumi Hayashida, madre.

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Foto: unam El doctor Rogelio Cruz, de la Unidad de Investigac­ión en Neurodesar­rollo, habla del proceso quirúrgico.
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