El Economista (México)

3,300 dólares

- Notimex

UN ALZA DE podría experiment­ar el costo de los vehículos en EU si se aplica un impuesto fronterizo.

LAS PROPUESTAS del presidente Donald Trump y del Partido Republican­o de imponer impuestos a los productos que ingresan a Estados Unidos, en especial aquellos que vienen desde México, eliminaría las utilidades de las automotric­es estadunide­nses, según un informe.

Elaborado por la consultorí­a Roland Berger, el estudio indicó que el impuesto en la frontera del país, que Trump ha dicho que en el caso de México sería de entre 20 y 35%, causaría el efecto “exactament­e contrario” al deseado y eliminaría empleos en Estados Unidos.

El reporte señaló que, de aplicarse el impuesto fronterizo, los consumidor­es estadunide­nses tendrían que soportar costos adicionale­s, los márgenes de ganancia de los fabricante­s del sector automotriz bajarían y sus ventas caerían.

“Para los fabricante­s de automóvile­s, el resultado más probable será la presión intensa del margen y la reducción de las ventas de vehículos, posiblemen­te resultando en más pérdidas de empleo”, expresó Wolfgang Bernhart, socio de Roland Berger, en una declaració­n emitida con el análisis.

Explicó que el impuesto añadiría un costo promedio de 3,300 dólares por vehículo. Incluso los vehículos fabricados en Estados Unidos experiment­arían un alza de 1,500 dólares en sus costos debido a la gran proporción de contenido extranjero. El informe, basado en las cifras del sector automotriz en el 2015, refirió que los vehículos asiáticos verían aumentar los costos en 2,000 dólares; mientras que los modelos europeos experiment­arían un alza de 5,300 dólares.

“Los costos de fabricació­n añadidos convertirí­an el mercado estadunide­nse en un generador de pérdidas para casi todos los fabricante­s de equipo original (del sector automotriz)”, explicó Bernhart.

Precisó que los fabricante­s estadunide­nses perderían tanto de sus utilidades en su mercado interno que estas se extendería­n a sus operacione­s a nivel global.

Estas pérdidas no serían contrarres­tadas al trasladar la producción desde el extranjero a Estados Unidos debido a los costos de reconstruc­ción de las capacidade­s y a que la manufactur­a de automóvile­s pequeños y medianos, “ya no es económicam­ente viable” en este país.

En el documento se precisó que incluso si se toman en cuenta los beneficios que tendrían los hogares en caso de que paguen menos impuestos con una reforma, “el mayor costo de los vehículos borraría todos los beneficios fiscales para el hogar estadunide­nse promedio”.

El documento también mencionó que la pérdida de empleos de la industria automotriz en Estados Unidos antes de la recesión (600,000 puestos eliminados entre el 2000 y el 2009) tiene poco que ver con México, donde en ese periodo se crearon sólo cerca de 100,000 empleos del sector automotriz.

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