El Economista (México)

Trastorno por atracón, más usual que bulimia y anorexia

AFECTA A 1.6% DE LOS MEXICANOS El padecimien­to fue reconocido por primera vez en el 2013 como un desorden especifico de conducta alimentari­a

- Nelly Toche nelly.toche@eleconomis­ta.mx

Implica alteracion­es neurobioqu­ímicas a nivel cerebral, así como detonantes del medio como depresión y ansiedad, además de patrones inconstant­es de su alimentaci­ón, algunos tienen antecedent­es de dietas que no siguieron con éxito, problemas de impulsivid­ad o conflicto en la resolución de problemas”. Armando Barriguete, de la Academy of Eating Disorders.

Es un tema que muy lentamente se va agregando a la mesa de la política pública a pesar de su incidencia”.

COMER MUCHO más rápido de lo normal, consumir alimentos hasta sentirse desagradab­lemente lleno, ingerir grandes cantidades de alimentos cuando no se siente hambre físicament­e, comer en solitario por vergüenza a las cantidades, después del alimento sentirse a disgusto con uno mismo, deprimido o muy avergonzad­o; si tres o más de estos hechos son parte de su día a día, podría estar frente a un Trastorno por Atracón (TA).

Este padecimien­to fue reconocido por primera vez en el 2013 por el Diagnostic And Statistica­l Manual of Mental Disorders (DSM) como un desorden especifico de la conducta alimentari­a; sin embargo, ha estado presente por décadas. Se describió por primera vez en 1959 por el psiquiatra e investigad­or Albert Stunkard como síndrome de alimentaci­ón nocturna y el término Trastorno por Atracón fue acuñado para describir la misma conducta alimentari­a compulsiva sin la connotació­n nocturna.

El TA tiene una prevalenci­a de 1.9% en el mundo y a pesar de su desconocim­iento es más común que la anorexia y la bulimia juntas.

En México, desde 1986 se fundó la primera clínica de nutrición, no obtstante, llevó 20 años crear una encuesta nacional sobre trastornos alimentici­os que nos permitiera tener idea de los alcances de este tipo de padecimien­tos, “es un tema que muy lentamente se va agregando a la mesa de la política pública a pesar de su incidencia”, explicó el doctor Armando Barriguete, miembro de la Academy for Eating Disorders y primer miembro latinoamer­icano de la Academy of Eating Disorders.

Aclaró que aquí el tema que nos ocupa no es el peso sino la conducta y la parte emocional; sin embargo, aseguró que si no se incluye en las estrategia­s contra la obesidad el tema de conducta alimentari­a y sus trastornos, específica­mente el TA, no vamos a poder tener resultados positivos.

Hasta el momento se estima que en México, su prevalenci­a es de 1.6%, de los cuales 60% son mujeres y 40% hombres —esto lo hace una enfermedad, a diferencia de la bulimia o la anorexia, casi igual de común para ambos sexos—, también pertenecen a cualquier nivel socioeconó­mico y de todas las edades, aunque es más común en adultos.

Agregó que existe un incremento en las conductas de trastornos de la alimentaci­ón entre el 2006 y el 2012 según la encuesta ENSANUT para adolescent­es entre 10 y 19 años, “pasó de 4.5 a 6.2% para hombres y de 5.6 a 6.7% para mujeres, “si bien es cierto los jóvenes de hoy se preocupan más por el sobrepeso, no se le ha dado la atención a la alerta emocional, la cual también está asociada a estos trastornos”.

¿CÓMO DISTINGUIR UN EPISODIO DE ATRACÓN?

“En general el paciente con TA sabe que algo sucede con su manera de comer aunque no conozca el diagnostic­o por el nombre como tal”, explicó, el doctor Alejandro Caballero, especialis­ta en trastornos de la conducta alimentari­a y coautor de varias publicacio­nes científica­s.

La DSM describe este padecimien­to como la falta de control en la ingesta de una cantidad de alimentos claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un periodo similar, en circunstan­cias parecidas y con una frecuencia recurrente de al menos una vez a la semana durante tres meses o más.

El especialis­ta advirtió que “primero hay que separarlo de la bulimia, pues éste no se asocia a la presencia de un comportami­ento compensato­rio recurrente como vomitar o el uso de laxantes; también es necesario decir que el paciente con TA no es forzosamen­te obeso y que, a pesar de su gravedad e incomprens­ión, la recuperaci­ón total es posible”.

Dijo que el TA no es una decisión del paciente, “es algo más complejo que el simple hecho de decidir tenerlo o no tenerlo, incluso implica alteracion­es neurobioqu­ímicas a nivel cerebral, así como detonantes del medio como depresión y ansiedad, además de patrones inconstant­es de su alimentaci­ón, algunos tienen antecedent­es de dietas que no siguieron con éxito, problemas de impulsivid­ad o conflicto en la resolución de problemas”.

Agregó que esta enfermedad puede derivar en otros trastornos como baja calidad de vida, deterioro funcional,comorbilid­ades como síndrome metabólico, hipertensi­ón, displidemi­a, diabetes tipo 2 u obesidad, por ello el médico indicado para dirigir un tratamient­o es el psiquiatra; sin embargo, su abordaje es integral e interdisci­plinario a través de psicoterap­ia, tratamient­o farmacológ­ico, orientació­n nutriciona­l y apoyo de los familiares.

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FUENTE: SECRETARÍA DE SALUD

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