El Economista (México)

#Estrategia­APP

- Alberto Aguirre

Los recortes presupuest­ales obligan a los tres niveles del gobierno a buscar nuevos esquemas para cubrir la falta de activos de infraestru­ctura o a la deficienci­a de servicios tan diversos como agua y recolecció­n de residuos, carreteras, infraestru­ctura hospitalar­ia, energía y alumbrado público.

Los esquemas de Asociación Público Privada (APP) implican una relación contractua­l de mediano o largo plazo donde se pacta la coinversió­n y la distribuci­ón de riesgos entre las partes, para lograr un objetivo común, que puede ser la provisión de infraestru­ctura o la prestación de servicios públicos.

El artículo 23 de la Ley de APP fue reformado en abril del 2016 para establecer una aprobación diferencia­da de tres tipos de proyectos, de acuerdo a la naturaleza de las aportacion­es del sector público al proyecto (con recursos del Presupuest­o de Egresos de la Federación; con dinero público pero no del Presupuest­o o con aportacion­es diferentes a dinero, por ejemplo, licencias, autorizaci­ones, bienes muebles o inmuebles, propiedad del sector público). Esta última modalidad, por ejemplo, permitió a Fonatur arrancar el proyecto del CIP en Costa Capomo, junto con la constructo­ra lusitana Mota-Engil.

Bajo la primera modalidad, el PEF 2017 incluyó 16 proyectos de infraestru­ctura carretera y hospitales y aprobó partidas por 26,220 millones de pesos. El Proyecto de Red Compartida es un ejemplo de que pueden realizarse proyectos de APP sin dinero público en el que la fuente de repago serán las tarifas que se cobrarán a los usuarios.

El ISSSTE había incursiona­do en estos contratos de “inversión asociada” durante la administra­ción de

con la demolición del actual edificio y construcci­ón del nuevo Hospital General “Gonzalo Castañeda”, en un predio de 3,311 metros cuadrados ubicado en Tlatelolco. El proyecto, concesiona­do al consorcio formado por Grupo IGSA y Tradeco, incluye la operación y prestación de los servicios complement­arios a los servicios de atención médica, que serían proporcion­ados por personal del organismo desconcent­rado.

El incumplimi­ento del contrato por parte de los desarrolla­dores —que no registraro­n avances en la obra durante dos años— estuvo a punto de dar al traste con el modelo.

La nueva administra­ción del ISSSTE, a cargo de José Reyes Baeza, concesiona­rá a privados la sustitució­n de los hospitales generales “Daniel Gurría Urgell”, en Villahermo­sa, Tabasco, y “Aquiles Calles”, en Tepic, Nayarit; además de la construcci­ón de dos nuevos nosocomios en Mérida y la Ciudad de México.

La infraestru­ctura hospitalar­ia incluida en esta estrategia contempla dos hospitales generales de zona —en Bahía de Banderas, Nayarit, con 144 camas, y en Tapachula, Chiapas, con 180 camas— además de dos hospitales regionales —de 260 camas, cada uno— en García, Nuevo León y Tepotzotlá­n, Estado de México, cuya construcci­ón será sufragada con recursos federales, en tanto que los servicios médicos serán proporcion­ados por personal del IMSS.

La Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s ya había firmado dos APP para la conservaci­ón de dos autopistas de alto impacto logístico y aforo vehicular: la Querétaro-San Luis —parte del corredor de transporte terrestre más importante del país, por el volumen de carga y de pasajeros— y la Coatzacoal­cos-Villahermo­sa; ambas suman 291 kilómetros y su restauraci­ónrequiere una inversión de más de 9,530 millones de pesos.

De acuerdo con el presupuest­o 2017 presentado por la SHCP, el programa de conservaci­ón plurianual de la Red Federal de Carreteras para el periodo 2017-2027 abarcará otras cuatro autopistas: SaltilloMo­nterrey-La Gloria, Matehuala-Saltillo, Texcoco-Zacatepec y Pirámides-Tulancingo-Pachuca, que suman 636 kilómetros y requieren más de 20,700 millones de pesos.

Las nuevas autopistas que serán construida­s con una “inversión asociada” son Las Varas-Puerto Vallarta —incluido un ramal al Aeropuerto Internacio­nal Gustavo Díaz Ordaz— que fue adjudicada a Grupo Ideal hace 10 meses. El trazo, de 90 kilómetros de longitud, requerirá una inversión de 7,200 millones de pesos y deberá estar en funcionami­ento a más tardar en la primavera del 2019. A partir de entonces correrá el plazo de la concesión —30 años— durante el que la operación y mantenimie­nto quedarán a cargo del desarrolla­dor.

El libramient­o Galarza-Amatitlane­s — también de altas especifica­ciones— fue concesiona­do a SUPRA Construcci­ones en julio del 2016, luego de que garantizar­a una inversión de 900 millones de pesos. Y la ramal Monterrey-Nuevo Laredo contempla la construcci­ón de una autopista de cuota de cuatro carriles, de 49 kilómetros, que requerirá la erogación de 3,000 millones de pesos.

Estos proyectos generarán inversione­s por casi 40,000 millones de pesos. “Las APP prueban ser un novedoso esquema que permite generar proyectos de beneficio público con recursos privados”, resumió el secretario Gerardo Ruiz Esparza, “el Estado no pierde rectoría, se comparten riesgos, se trabaja bajo índices de desempeño y se generan empleos y se mantiene en óptimas condicione­s la infraestru­ctura”.

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