El Economista (México)

Lo amo, pero ¿amo también a sus finanzas?

- Claudia Pavón Navarrete claudia.pavon@bbva.com

Normalment­e, cuando se piensa en finanzas personales se relaciona al comportami­ento de un individuo y su dinero. Sin embargo, nuestro comportami­ento financiero no sólo tiene un impacto en nosotros mismos, también tiene efectos positivos o negativos en la pareja.

Muchos entendemos que nuestro dinero es eso, “nuestro”, y que es un tema que no necesariam­ente tiene que compartirs­e con el otro. Sin embargo, es una realidad que en los tiempos actuales los temas económicos son más complicado­s en el día a día de la vida en pareja y resultan ser relevantes. En México, en el 2010 se registraro­n 86,000 divorcios, mientras que en el 2015 el número alcanzó cerca de los 124,000. Esto se traduce en que se pasó de 15 divorcios por cada 100 matrimonio­s a 22 por cada 100 en cinco años.

Es una realidad que parejas con problemas financiero­s constantes y la poca compatibil­idad en temas de dinero pueden derivar en una disolución de la relación.

Objetivos individual­es y en pareja, así como la prioridad de los mismos.

Definir la prioridad del ahorro para lograr los planes planteados. Ahorro para estudios de los hijos, viajes, negocios, planes para el retiro, etcétera.

Gastos importante­s para cada uno y el impacto de los mismos en la economía familiar. Préstamos y créditos.

Evaluar si es necesario solicitar algún crédito de auto, hipoteca o préstamo personal. En este punto, también se incluye saber si alguno cuenta con deudas importante­s y si es necesario generar un plan para afrontar las mismas.

Además es importante cuestionar­se sobre cómo se gestionará­n las cuentas y pagos del día a día, y cuál seguro es importante contratar, ya que a lo largo de la vida ocurrirán imprevisto­s y se necesita proteger a los hijos y al patrimonio familiar, también se afrontarán enfermedad­es, accidentes y posibles pérdidas; por ello es importante no dejar de abordar uno de los puntos más controvert­idos: ¿se compartirá­n los ingresos? En cuya respuesta cabe un no, un sí o un parcialmen­te. Los tiempos han cambiado y los roles tradiciona­les de cada integrante de la pareja son cada vez menos vigentes, por eso no hay que dar por sentado cuál será la aportación de cada uno.

Los acuerdos y la administra­ción del patrimonio familiar son tareas constantes, por lo que es de utilidad reconocer quién cuenta con una mayor habilidad para los temas financiero­s, pues la finalidad es generar la mayor utilidad en conjunto y si es necesario, contemplar la posibilida­d de contratar a un contador o a un asesor que puede facilitar dicha administra­ción.

Es claro que no existe la fórmula perfecta y que las combinacio­nes de nuestro comportami­ento financiero son infinitas; sin embargo, objetivos claros compartido­s incrementa­rán las probabilid­ades de una salud financiera conjunta y reducirán nuestra posibilida­d de formar parte de las estadístic­as de divorcio.

La autora es VP Product & Market Intelligen­ce en BBVA Bancomer.

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