El Economista (México)

La familia Ortega y la dictadura

- Rubén Aguilar

Viví en Nicaragua entre 1981 y 1982, cuando militaba en la guerrilla salvadoreñ­a, y al final de la década de los 80 y toda la década de los 90 visité el país en múltiples ocasiones como consultor de organismos internacio­nales y agencias de la cooperació­n.

En agosto del 2015, Jorge G. Castañeda y yo visitamos el país y en esa ocasión nos encontramo­s con funcionari­os del gobierno, empresario­s, intelectua­les y dirigentes de la oposición. En los dos días que duró nuestra visita nos hicimos con informació­n y dimos cuenta de la situación que se vivía en el país.

Sigo en contacto estrecho con ese país. El actual gobierno se ha convertido por la vía de los hechos en una dictadura. El control que ejerce el presidente Daniel Ortega (71), que fuera comandante de la revolución sandinista, junto con su familia y el FSLN, su partido, es total. No hay espacio que no controlen.

El pasado 10 de enero, Ortega juró por cuarta vez como presidente de Nicaragua. Los últimos tres periodos (20072021) han sido en forma consecutiv­a. Al triunfo de la revolución coordinó el colectivo de gobierno formado por nueve comandante­s.

El primer mandato ya como presidente fue en 19851990. Ahora lo acompaña como vicepresid­enta su esposa Rosario Murillo (66). Con este nombramien­to se garantiza la sucesión familiar. Ella es la segunda al mando y la heredera oficial del poder.

En Nicaragua, después de una serie de maniobras de dudosa legalidad, Ortega tiene el control total del Poder Judicial y el Poder Legislativ­o, que aprobará la reelección permanente. La oposición no existe, ha sido destruida. Él podrá estar en la presidenci­a el tiempo que quiera o la vida se lo permita. La sucesión de la dinastía está garantizad­a.

La familia real, como la llama el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, a través de los hijos controlan medios de comunicaci­ón y empresas de distinto giro. La familia, no el gobierno o el partido, manejó, en la época de bonanza, los recursos de Alba Petróleo, el regalo que les dio el presidente venezolano Hugo Chávez y después Nicolás Maduro.

La dictadura somocista estuvo en el poder 45 años, pero ninguno de sus integrante­s permaneció en el poder tanto tiempo como lo ha hecho el presidente Ortega. Y le quedan muchos años más.

El gobierno de Ortega se define como un claro promotor del libre mercado. En términos generales goza del apoyo del empresaria­do y hasta el momento del gobierno de Estados Unidos. Una regla fundamenta­l es que los empresario­s no pueden aspirar al poder político. A cambio de eso tienen toda la libertad para hacer negocios asociados o no con los integrante­s del gobierno.

La fuerza de Ortega y su familia se sostiene en el prestigio histórico de la Revolución Sandinista, que en 1979 derroca a la dictadura somocista; la estructura del FSLN que está presente en todo el territorio; la fidelidad del Ejército; buenos niveles de seguridad y diversos programas sociales que operan en todo el territorio.

El gobierno y el FSLN mantienen férreo control sobre la población de las zonas rurales y urbanas. En el discurso político de Ortega y su compañera siempre está presente Dios. Los espectacul­ares que anuncian el triunfo en la pasada elección dicen al final: “Por la gracia de Dios”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico