Los cimientos del muro
Será de hormigón y tendrá que estar terminado, a más tardar, cinco años después de que sus constructores firmen los contratos, cada uno de los cuales sería hasta por 300 millones de dólares, como máximo. El primero será asignado al diseño del prototipo del “otro muro fronterizo” que delimitará a México y Estados Unidos, dando cumplimiento a la promesa de campaña de Donald Trump.
El diseño del nuevo muro “debe ser físicamente imponente”, explica la convocatoria. Y dimensiona: una pared de 10 metros de altura, aunque proyectos con 6 metros serían aceptables. Debe incluir características antideslizantes que hagan imposible para un ser humano escalar a su parte superior sin ayuda. Y debe prevenir/disuadir intentos de abrir una brecha física (un hueco, mayor de 30 centímetros de diámetro, por ejemplo) al menos durante un mínimo de 30 minutos.
Justo cuando cumple 100 días en la Casa Blanca, la administración federal convoca a las licitaciones, que de acuerdo a la “orden de precedencia” FAR 52.232-18 están sujetas a la disponibilidad de los fondos que autorice el Congreso de Estados Unidos a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
El contratista proporcionará la mano de obra, los materiales, el equipo, la supervisión y todo lo necesario para completar los requerimientos técnicos establecidos en el contrato y las regulaciones estatales y federales. Entre ellas, un apego irrestricto a la cláusula Buy American, que obligará al contratista a utilizar sólo materiales de construcción “domésticos” o que provengan de Omán, Bahrain o México. Adicionalmente, los interesados deberán comprobar experiencia previa en la realización exitosa de “proyectos de gran envergadura”, que incluyan diseños y una amplia gama de estructuras.
El diseño del prototipo será el primer contrato. Y los licitantes deberán ofrecer diseños alternativos a las paredes de concreto macizo reforzado que cumplan o superen los requisitos de desempeño de la CBP, por ejemplo, que tengan soportes de un metro de profundidad, para evitar excavaciones o túneles en el subsuelo. Otros desafíos técnicos —pendientes de hasta 45 grados de inclinación, terrenos inaccesibles y condiciones climáticas extremas— significarían menos dificultades que la alta visibilidad y el costo político que acarrea este polémico proyecto. En una segunda fase, 20 oferentes serán invitados a una “presentación oral” de su propuesta: un pitch de hasta una hora de duración.
El gobierno estadounidense contempla la adjudicación del proyecto de prototipo y varios contratos de cantidad y duración indefinida dentro de la orden inicial de trabajos. Y evaluará hasta qué punto los contratistas tienen una comprensión clara del entorno en el que se desplegará el muro fronterizo.
“Medio ambiente pretende ser un término amplio; abarca no sólo elementos como la geografía y ubicación, sino también la naturaleza de la misión de cumplimiento de la ley cerca de la frontera”, señala el apartadocorrespondiente a la factibilidad de la propuesta técnica, “el gobierno evaluará hasta qué punto el oferente ha demostrado una comprensión de la misión operacional de la Patrulla Fronteriza y cómo el diseño y la construcción de un muro impacta esa misión”.
Eso sí, en el lado norte, el nuevo muro será “estéticamente agradable”… Justo un día antes de que el gobierno estadounidense llamara a los constructores a presentar sus proyectos, la plana mayor de Cemex compareció ante analistas y prensa especializada. En Estados Unidos fueron requeridos 94 millones de toneladas de concreto durante el 2016 y los estimados de demanda registran incrementos anuales promedio de 4% para el próximo trienio, aunque podrían llegar a 111 millones de toneladas para el 2019.
Los encargados de la operación del gigante regiomontano de aquel lado del Río Bravo refirieron que calculan un crecimiento de 4 a 6% de la demanda de cemento dentro del sector público para el trienio 2016-2019, en parte por el plan de infraestructura —que contempla inversiones por un trillón de dólares—, en parte por la edificación del muro.
Cemex no construirá el muro. Tradeco, tal vez. El gobierno mexicano ya previno a cualquier constructor mexicano interesado en involucrarse en esta empresa. Trump mantiene su promesa de frenar el flujo de inmigrantes que cruzan ilegalmente la frontera y los narcotraficantes. Y está pendiente de resolverse quién pagará por el muro. Un informe interno del Homeland Security estimó el costo de construir un muro a lo largo de los casi 3,200 kilómetros que comparten Estados Unidos y México en 21,000 millones de dólares, reveló un funcionario del gobierno estadounidense involucrado en asuntos fronterizos a la AP justo después de que Trump enviara al Congreso su proyecto de presupuesto, en el que requirió 2,600 millones de dólares para reforzar la seguridad en la frontera durante el año fiscal 2017.
La semana pasada estuvo en la Ciudad de México el ministro del Exterior del gobierno español, Alfonso Dastis, quien después de sostener una audiencia privada en Los Pinos, reveló que la administración del presidente Enrique Peña Nieto ha apostado por mantener la vía del diálogo bilateral, tras identificar “un cambio de actitud” de su contraparte.
Sin freno, avanza el proyecto del otro muro. Y la renegociación del TLC ha quedado en vilo, por más que las autoridades mexicanas quisieran preservar sin mayores cambios ese acuerdo de integración de las economías en el hemisferio.