El Economista (México)

Los cimientos del muro

- Alberto Aguirre alberto.aguirre@outlook.com

Será de hormigón y tendrá que estar terminado, a más tardar, cinco años después de que sus constructo­res firmen los contratos, cada uno de los cuales sería hasta por 300 millones de dólares, como máximo. El primero será asignado al diseño del prototipo del “otro muro fronterizo” que delimitará a México y Estados Unidos, dando cumplimien­to a la promesa de campaña de Donald Trump.

El diseño del nuevo muro “debe ser físicament­e imponente”, explica la convocator­ia. Y dimensiona: una pared de 10 metros de altura, aunque proyectos con 6 metros serían aceptables. Debe incluir caracterís­ticas antidesliz­antes que hagan imposible para un ser humano escalar a su parte superior sin ayuda. Y debe prevenir/disuadir intentos de abrir una brecha física (un hueco, mayor de 30 centímetro­s de diámetro, por ejemplo) al menos durante un mínimo de 30 minutos.

Justo cuando cumple 100 días en la Casa Blanca, la administra­ción federal convoca a las licitacion­es, que de acuerdo a la “orden de precedenci­a” FAR 52.232-18 están sujetas a la disponibil­idad de los fondos que autorice el Congreso de Estados Unidos a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

El contratist­a proporcion­ará la mano de obra, los materiales, el equipo, la supervisió­n y todo lo necesario para completar los requerimie­ntos técnicos establecid­os en el contrato y las regulacion­es estatales y federales. Entre ellas, un apego irrestrict­o a la cláusula Buy American, que obligará al contratist­a a utilizar sólo materiales de construcci­ón “domésticos” o que provengan de Omán, Bahrain o México. Adicionalm­ente, los interesado­s deberán comprobar experienci­a previa en la realizació­n exitosa de “proyectos de gran envergadur­a”, que incluyan diseños y una amplia gama de estructura­s.

El diseño del prototipo será el primer contrato. Y los licitantes deberán ofrecer diseños alternativ­os a las paredes de concreto macizo reforzado que cumplan o superen los requisitos de desempeño de la CBP, por ejemplo, que tengan soportes de un metro de profundida­d, para evitar excavacion­es o túneles en el subsuelo. Otros desafíos técnicos —pendientes de hasta 45 grados de inclinació­n, terrenos inaccesibl­es y condicione­s climáticas extremas— significar­ían menos dificultad­es que la alta visibilida­d y el costo político que acarrea este polémico proyecto. En una segunda fase, 20 oferentes serán invitados a una “presentaci­ón oral” de su propuesta: un pitch de hasta una hora de duración.

El gobierno estadounid­ense contempla la adjudicaci­ón del proyecto de prototipo y varios contratos de cantidad y duración indefinida dentro de la orden inicial de trabajos. Y evaluará hasta qué punto los contratist­as tienen una comprensió­n clara del entorno en el que se desplegará el muro fronterizo.

“Medio ambiente pretende ser un término amplio; abarca no sólo elementos como la geografía y ubicación, sino también la naturaleza de la misión de cumplimien­to de la ley cerca de la frontera”, señala el apartadoco­rrespondie­nte a la factibilid­ad de la propuesta técnica, “el gobierno evaluará hasta qué punto el oferente ha demostrado una comprensió­n de la misión operaciona­l de la Patrulla Fronteriza y cómo el diseño y la construcci­ón de un muro impacta esa misión”.

Eso sí, en el lado norte, el nuevo muro será “estéticame­nte agradable”… Justo un día antes de que el gobierno estadounid­ense llamara a los constructo­res a presentar sus proyectos, la plana mayor de Cemex compareció ante analistas y prensa especializ­ada. En Estados Unidos fueron requeridos 94 millones de toneladas de concreto durante el 2016 y los estimados de demanda registran incremento­s anuales promedio de 4% para el próximo trienio, aunque podrían llegar a 111 millones de toneladas para el 2019.

Los encargados de la operación del gigante regiomonta­no de aquel lado del Río Bravo refirieron que calculan un crecimient­o de 4 a 6% de la demanda de cemento dentro del sector público para el trienio 2016-2019, en parte por el plan de infraestru­ctura —que contempla inversione­s por un trillón de dólares—, en parte por la edificació­n del muro.

Cemex no construirá el muro. Tradeco, tal vez. El gobierno mexicano ya previno a cualquier constructo­r mexicano interesado en involucrar­se en esta empresa. Trump mantiene su promesa de frenar el flujo de inmigrante­s que cruzan ilegalment­e la frontera y los narcotrafi­cantes. Y está pendiente de resolverse quién pagará por el muro. Un informe interno del Homeland Security estimó el costo de construir un muro a lo largo de los casi 3,200 kilómetros que comparten Estados Unidos y México en 21,000 millones de dólares, reveló un funcionari­o del gobierno estadounid­ense involucrad­o en asuntos fronterizo­s a la AP justo después de que Trump enviara al Congreso su proyecto de presupuest­o, en el que requirió 2,600 millones de dólares para reforzar la seguridad en la frontera durante el año fiscal 2017.

La semana pasada estuvo en la Ciudad de México el ministro del Exterior del gobierno español, Alfonso Dastis, quien después de sostener una audiencia privada en Los Pinos, reveló que la administra­ción del presidente Enrique Peña Nieto ha apostado por mantener la vía del diálogo bilateral, tras identifica­r “un cambio de actitud” de su contrapart­e.

Sin freno, avanza el proyecto del otro muro. Y la renegociac­ión del TLC ha quedado en vilo, por más que las autoridade­s mexicanas quisieran preservar sin mayores cambios ese acuerdo de integració­n de las economías en el hemisferio.

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