El Economista (México)

Un festival donde caben todos

VIVE LATINO 2017 El Vive llega a la mayoría de edad y se mantiene como un clásico en el circuito de festivales musicales de la Ciudad de México

- Javier Cisneros

EL SOL quema en la piel, el aire es caliente y no te deja estar parado en un solo lugar. Las cervezas parecen caldos, pero aun así se venden como pan recién hecho.

La gente comienza a llegar modelando sus mejores looks: “Llevo una semana buscando qué usaré para hoy, uno no puede venir con cualquier cosa”, dijo Ana Luisa mientras me mostraba su vestido de animal print café y sus botines color negro.

La gente se repliega por cada rincón del Foro Sol, aproximada­mente 80,000 personas se hicieron presentes cada día del festival.

Están los chavorruco­s recordando su juventud con bandas icónicas como Monocordio y los Fabulosos Cadillacs, adolescent­es cantando con Mon Laferte, los extintos indie rockers bailando junto las bandas favoritas de la época, como Babasónico­s y Thermo. Este festival no discrimina, tiene algo preparado para cada gusto.

“Llevo seis años seguidos viniendo al Vive Latino y la verdad lo seguiré haciendo. Este es el único festival que tiene un cartel tan general y para todos los gustos. Por ejemplo este año, mi novia viene a ver a Mon Laferte y yo a la Tremenda Korte, dime en qué

Este festival es para la banda ruda que aún conoce las raíces del y de la música alternativ­a, no para payasos que se ponen flores en la cabeza”.

otro festival podría pasar esto”, me cuenta Arturo.

El Vive Latino se ha regenerado, volviéndos­e un poco más festivaler­o. Antes a lo que aspirabas para comer era a un burrito mal hecho con frijoles, que muy segurament­e te harían arrepentir­te de haberlo ingerido al siguiente día. Ahora ya hay hasta una sección de Food Trucks decorada con luces y mesas muy campiranas.

“La verdad es que este festival es para la banda ruda que aún conoce las raíces del rock y de la música

asistente.

alternativ­a, no para payasos que se ponen flores en la cabeza y van en bermudas y mocasín a echarse un buen bailongo” dijo El chino, como le dicen sus amigos.

La gente corría de escenario a escenario con ganas de escuchar a todas sus bandas favoritas. La mayoría de los asistentes coincidió en que uno de los errores más graves de este año fue empalmar a Babasónico­s con Kinky, pues muchos querían ver a ambas bandas.

Caía la noche del sábado y el clima cambió radicalmen­te, de un calor abrumante pasó a un frío helado, el cual no fue razón para que la banda dejara de rockear y hasta quitarse la playera.

La fiesta se hizo presente con la llegada de Justice para elcierre del escenario principal del sábado. Las gradas se pintaron de colores, las luces tocaban a cada uno de los asistente del Foro Sol y la gente sacó sus mejores pasos de baile.

El Vive Latino, en sus 18 años, se ha caracteriz­ado por darle una versatilid­ad muy amplia a sus carteles y este año no fue la excepción.

La banda se aventó un buen slam junto con la Tremenda Korte y Antidoping. Le cantó al amor al lado de Julieta Venegas y Zoé, derramó lágrimas con las desgarrado­ras canciones de la chilena Mon Laferte, que en su primera vez en el festival logró prender a un auditorio lleno; bailó y cantó junto a Bronco y a la Sonora Santaneraq­ue entre sus invitados trajo a la emblemátic­a Paquita la del Barrio, quien cantó su popular canción Rata de dos patas, logrando la ovación del público.

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Fotos: gabriela esquivel Los Fabulosos Cadillacs hicieron a miles cantar y bailar sus canciones el sábado por la noche.
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Más de 80,000 asistentes hubo en cada jornada del festival.

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