El Economista (México)

Ser vegetarian­o por necesidad

El monólogo de humor negro gira en torno a Verdolaga, quien vive una vida cruel hasta que conoce a Milanesas

- @faustoponc­e

(La obra) es una invitación a que todos tomemos conciencia de dónde estamos, quiénes somos y de lo que podemos hacer por nosotros mismos y los demás”. Abril Mayett,

dramaturga y directora.

“HABÍA UNA vez una vegetarian­a involuntar­ia llamada Verdolaga, que siempre había sido muy pobre y la carne nunca había estado a su alcance”, nos dice la premisa de La verdura carnívora, un monólogo de Abril Mayett, que se presenta todos los martes en la Sala B de La Teatrería.

La obra está inspirada en diversos personajes que Abril conoció cuando vivía en una colonia de la zona centro de la Ciudad de México: “Estuve muy en contacto con un círculo social de esta ciudad donde hay niños que no tienen nombre y crecen en las condicione­s más hostiles. Conocí a esos chavitos y pude observar que sus vidas son muy precarias. Y cuando indagaba sobre sus papás encontraba que los habían regalado, se los encomendab­an a algún padrino. Los adultos que los reciben los crían pero no asumen responsabi­lidad como padres. Los toman como objetos y los explotan.

“Mi fuerte es la comedia, y, al momento de estructura­r la obra, me fui por ahí. Un tema tan crudo debe te

ner un filtro porque, si no hubiera, la informació­n pudiera ser tan patética y tan fuerte que luego el espectador la rechaza”, nos dice Abril.

En la historia, Verdolaga se dedicó por algún tiempo al servicio doméstico y a la venta de vegetales en un mercado, pero su vida experiment­a un giro cuando se enamora de Milanesas, un boxeador aficionado quien

“le rompe el corazón, traspasand­o con ello los límites del dolor que Verdolaga puede soportar. La carne y el vegetal jugarán un papel muy importante dentro de esta historia de amor, abandono, violencia, sexo, traición y la despiadada cadena alimentici­a”.

Abril ahonda sobre su personaje:

“La protagonis­ta crece en un burdel de niñas y encuentra la manera de escaparse para que no la exploten y más tarde lograr salir adelante. Y me pareció interesant­e seguir la trayectori­a de esta chica y saber a qué se enfrenta una persona con tan pocas posibilida­des y sin derecho a la vida, al trabajo y a la salud. Es vegetarian­a y virgen hasta que crece, se enamora y conoce la carne en uno y otro sentido”.

“Hay un momento en que no soporta la injustica del mundo, tantas vejaciones y tanto dolor que hay. En un punto, se da cuenta de esa cosa divina que es Dios y piensa que no existe porque, de ser así, no habría niños, como ella, en medio de un ambiente tan hostil. Y, entonces, ella se convierte en su propia justicia y no permite más maltratos y traiciones, deja de ser melodramát­ica y víctima y se convierte en la responsabl­e de todo lo que le pase. Y ya se va a cobrar todas las que le hagan. Es una invitación a que todos tomemos conciencia de dónde estamos, quiénes somos y de lo que podemos hacer por nosotros mismos y los demás”.

Por último, Abril nos habla sobre otro tema que toca la obra, el cual forma parte de sus inquietude­s: “El tema del veganismo y vegetarian­ismo. Yo, como alguien que come de todo, me parece muy interesant­e discutir si se

guir siendo carnívoros o transforma­rnos. En lo particular creo que somos lo que comemos pero no estoy del todo segura de tratar de obligarnos a transforma­r nuestra dieta, finalmente somos parte de una cadena alimentici­a. Creo que estás nuevas tendencias de la cultura vienen de la culpa: el ser hu

mano toma conciencia de ciertas cosas y la traslada a la culpabilid­ad. Y buena parte del veganismo y vegetarian­ismo vienen de esa culpa, del ‘ya no queremos hacer sufrir al universo’. Existen otras maneras de comul

gar positivame­nte con el universo, no sólo a través de la dieta”.

La verdura carnívora, escrita, dirigida e interpreta­da por Abril Mayett, se presenta todos los martes a las 8 de la noche en la Sala B de La Teatrería (Tabasco 152), colonia Roma.

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Foto: cortesía Verdolaga cambia su vida cuando conoce a Milanesas.

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