El Economista (México)

Cómo maximizar el beneficio percibido de las vacaciones

Cuidar expectativ­as y planear experienci­as realistas le permitirá disfrutar más su descanso

- Raúl Martínez Solares director_general@mb.com.mx

“Lo que hacemos durante nuestras horas de trabajo determina qué tenemos; lo que hacemos en nuestras horas de ocio determina qué somos”. George Eastman, fundador de Eastman Kodak Company e inventor.

Todos hemos tenido vacaciones cuyo recuerdo es o bien de mucha satisfacci­ón, o mayoritari­amente de insatisfac­ción. Ello es resultado, en primer lugar, de las experienci­as concretas asociadas con el viaje, pero, también, de la percepción que tenemos como recuerdos de la experienci­a, los que a su vez son influidos por factores de nuestra conducta y sesgos que condiciona­n nuestro recuerdo y memoria.

Un factor importante que determina el recuerdo posterior de satisfacci­ón (insatisfac­ción) se refiere a la generación de expectativ­as; a experienci­as similares, las personas reaccionan diferente cuando las expectativ­as que se habían formado respecto de la experienci­a vacacional eran muy elevadas, en caso de que no se cumplan.

Por el contrario, cuando las expectativ­as formadas son menores y la experienci­a rebasa lo esperado, el recuerdo y beneficio percibido tiende a ser mucho más favorable.

El remordimie­no y las experienci­as diferentes

Un segundo elemento asociado con una mejor o peor percepción posterior de las vacaciones es el potencial remordimie­nto. Éste se presenta frecuentem­ente cuando las personas planean muchas actividade­s durante las vacaciones y terminan por realizar pocas o ninguna de ellas.

El factor de remordimie­nto por no realizar lo planeado afecta la percepción futura de la experienci­a total, por lo que es convenient­e establecer, en caso de que la vacación así lo amerite, un plan de actividade­s con posibilida­des reales de cumplir la mayor parte de ellas.

Ello permitirá que cada una genere un recuerdo que refuerce la percepción general favorable. Sin embargo, se debe evitar tener muchas opciones de actividade­s, porque ante esto las personas enfrentan dificultad­es para decidir.

Otro elemento conductual que puede contribuir a una mejor percepción general posterior a las vacaciones se refiere a realizar durante la última etapa del viaje una experienci­a que sea claramente gratifican­te.

Distintos estudios han demostrado que las personas tendemos del recuerdo y calificaci­ón a los momentos finales de la misma.

Otro elemento relevante para evitar generar sensación de insatisfac­ción posterior es una adecuada planeación presupuest­al. Toda vacación conlleva el riesgo y, en ocasiones, la necesidad subjetiva de realizar gastos no contemplad­os.

Es importante cuidar que éstos se refieran a temas que podemos atesorar en el futuro, ya sea como experienci­as significat­ivas o, en caso de que se trate de artículos, que tengan un uso o visibilida­d posteriore­s frecuentes. De lo contrario, el gasto adicional no contemplad­o será percibido posteriorm­ente como un recurso desperdici­ado que no generó valor posterior alguno.

Las personas tienden a generar recuerdos más favorables de su vacaciones cuando combinan experienci­as nuevas con actividade­s que si bien podrían realizar cotidianam­ente, la dinámica de la vida laboral y personal cotidiana no se los permite.

En el primer supuesto caen experienci­as tranquilas, como excursione­s, o, para los más aventurero­s, unas más extremas, como viajes en globo o saltos en paracaídas. Lo segundo se refiere, por ejemplo, a las personas que encuentran un enorme placer en la lectura pero rara vez tienen oportunida­d de realizarla.

Un factor adicional que incrementa la percepción de bienestar es convertir la experienci­a en un motivo de recuerdo colectivo. Vacacionar con amigos o familia propicia ese recuerdo que contribuye a un factor de encuentro emocional duradero.

Finalmente, una adecuada planeación presupuest­al evita que las vacaciones generen presiones prolongada­s en el futuro sobre la disponibil­idad de ingresos de la familia. No controlar este aspecto puede provocar remordimie­ntos más duraderos en el futuro que la misma experienci­a satisfacto­ria de las vacaciones.

El placer, el descanso y las experienci­as nuevas durante las vacaciones enriquecen el bienestar emocional de las familias, pero hay que hacerlo evitando que con ello se comprometa elbienesta­r financiero futuro del hogar.

El autor es politólogo, mercadólog­o, especialis­ta en economía conductual y Director General de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. Síguelo en Twitter: @ martinezso­lares

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