El Economista (México)

Javier Duarte: chivo expiatorio o justicia a secas

Más allá de voluntad política, la autoridad simplement­e hizo su trabajo; el gobierno sólo cumplió con su obligación, ¡para eso les pagan y les pagan bien!

- Twitter: @Erosales

Javier Duarte pasó de la sofisticac­ión financiera al descuido pueril, al político mexicano que se le acusa de daño al erario veracruzan­o de 35,000 millones de pesos (2,000 millones de dólares) fue atrapado gracias a que su concuño omitió reportar 5,000 dólares. El prófugo favorito de México, Javier Duarte de Ochoa, generó una red financiera que incluía más de 100 cuentas bancarias, empresas fantasma, un diario escrito a mano de su esposa, prestanomb­res y propiedade­s en México, Costa Rica y España, fue atrapado por un descuido menor; así o más trágico fue el destino del exgobernad­or que representa lo más putrefacto del sistema político mexicano.

La semana pasada atraparon en Italia al narcopolít­ico Tomás Yarrington, exgobernad­or de Tamaulipas. Los señores Humberto Moreira y Rodrigo Medina ya tuvieron una probadita de la cárcel, salieron rapidito casi como parada en el torito. ¿Quién será el próximo? La lista es larga y nutrida, haga sus apuestas querido y culto lector, hay quinielas en el mercado.

Los teóricos del complot y el meme forjan hipótesis: algunos dicen que son órdenes directas de los Estados Unidos de América y su carismátic­o líder para evitar que nos mande a la hija o la nieta de la madre de todas las bombas; otros, entre los que se encuentra mi querido Andrés Manuel López Obrador, señalan que sólo es un chivo expiatorio para evitar la caída del PRIAN; para los analistas del círculo rojo, es una jugada electoral del gobierno para beneficiar las campañas del PRI en el Estado de México y Nayarit, donde no sienten lo duro sino lo tupido, Javier Duarte no entiende nada, por eso ríe y hace muecas en la foto.

Mi querida amiga y politóloga Pilar Moreno me preguntó si me sentía desilusion­ado o animado por la detención de Javier Duarte, a lo que le conteste que ni frío, ni calor, más allá de poner al país en la ruta de la legalidad, situación que es positiva, como ciudadano no me beneficia en nada, por ello me resulta indignante la hipótesis del beneficio electoral que nos trata como borregos regresando al corral.

Más allá de voluntad política, la autoridad simplement­e hizo su trabajo, detener un prófugo que ellos mismos crearon sólo merece una felicitaci­ón a secas, el gobierno sólo cumplió con su obligación ¡para eso les pagan y les pagan bien!

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