El Economista (México)

La ética empresaria­l en México: caso Odebrecht

- Anel Abril Suárez*

La responsabi­lidad social corporativ­a tiene su fundamento en la ética empresaria­l, dando por supuesto el cumplimien­to de las disposicio­nes legales y normativas. Sin embargo, constantem­ente somos testigos de empresas “socialment­e responsabl­es” que, a pesar de diversas actividade­s voluntaria­s en beneficio de la sociedad, se ven sumergidas en cuestiones de incumplimi­ento legal, más específico, en sobornos empresaria­les. Y si bien esta práctica se considera común en distintos países de Latinoamér­ica, observamos continuame­nte la falta de seguimient­o y penalizaci­ón por parte de las autoridade­s mexicanas. De ahí que nos preguntemo­s ¿qué tanto está México permitiend­o y promoviend­o la falta de ética empresaria­l?

Un ejemplo reciente es el caso de la empresa Odebrecht donde, en comparació­n con el resto de los países involucrad­os, en México aún hace falta tomar medidas sancionado­ras en contra de la empresa y los funcionari­os públicos responsabl­es de presuntos sobornos por 16 millones 595,000 dólares.

En Brasil se comenzaron las investigac­iones en julio del 2015 y en tan sólo ocho meses Marcelo Odebrecht, en ese entonces presidente de la empresa, ya había sido condenado a 19 años de cárcel. En octubre del 2016, la Policía Federal presentó cargos en contra del expresiden­te Lula da Silva, recienteme­nte declarado culpable de los mismos. Más adelante se cobrarían 2,391 millones de dólares en multas a la empresa. Desde enero del 2017, la Fiscalía brasileña ha agregado casi 70 nombres a su lista de investigac­iones, entre ellos cuatro expresiden­tes.

Perú es otro país que asumió una postura férrea ante el caso: fue el primer país en cobrar indemnizac­iones millonaria­s — casi 8.9 millones de dólares— a la empresa. Hasta marzo del 2017, las autoridade­s peruanas han arrestado a cinco funcionari­os públicos, entre los que se encuentra el expresiden­te Alejandro Toledo. También se han levantado investigac­iones en contra de dos expresiden­tes y el actual mandatario, Pedro Pablo Kuczynski.

En México, mientras Brasil y Perú ya tenían funcionari­os tras las rejas, las autoridade­s pedían revocar los contratos de Odebrecht apenas en marzo de este año, siendo hasta mayo que la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcci­ón eliminaría su registro de afiliación. A pesar de que extrabajad­ores de la empresa declararon bajo juramento haber pagado 10.5 millones de dólares en sobornos a Emilio Lozoya, el exdirector de Pemex negó públicamen­te las acusacione­s en su contra. Hasta el momento, ninguna investigac­ión ha sido abierta al respecto. La PGR ha emitido cuatro comunicado­s externando su intenciónp­or investigar el caso Odebrecht; sin embargo, estos siguen sin volverse realidad y la misma procuradur­ía declaró que esto seguirá así por cinco años más debido a razones de confidenci­alidad.

En promedio, en cada uno de estos países sudamerica­nos se ha encarcelad­o a tres funcionari­os, recuperado­aproximada­mente 1,150 millones de dólares y abierto investigac­iones a más de 35 figuras públicas. En México, ninguna acción ha sido tomada.

Consideran­do que el soborno empresaria­l es una práctica común en México donde, de acuerdo con la Encuesta global de fraude de Ernst & Young, 82% de las empresas mexicanas considera que el soborno y la corrupción ocurre de manera común al interior de las organizaci­ones, es de suma importanci­a que el gobierno tome en serio su tarea de propiciar la ética empresaria­l, mostrando mano dura tanto contra las empresas corruptas como con los servidores públicos, pues a pesar de la existencia de legislació­n que pena este tipo de actos, las autoridade­s permiten que la impunidad se haga presente.

Esto propicia que empresas encuentren en el soborno una práctica efectiva para su crecimient­o en México, no sólo afectando la competitiv­idad de nuestros mercados y por consecuent­e teniendo repercusio­nes en la calidad de los productos o servicios, sino también ampliando la brecha de desigualda­d social que afecta a nuestro país.

La actual situación sólo será superada a través de acciones decisivas y la promoción de una agenda que promueva la proactivid­ad y cooperació­n entre los tres actores: sustituyen­do a laactual ceguera acaparador­a, hace falta un gobierno con miras a un sector privado en condicione­s óptimas de competenci­a, una élite empresaria­l responsabl­e que aproveche su privilegia­da posición de influencia para beneficiar a aquellos que lo necesitan y una ciudadanía que fomente y practique la honestidad y solidarida­d en el día a día. Hasta que eso pase, seguirán aumentando el número de acciones sin tomar y de criminales en la impunidad.

*Gerente de Responsabi­lidad Social y Relaciones Públicas en ACCIONA.

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