testimonio ciudadano en la colonia del Valle.
Un tigre estampado en un cobertor Mink parece intentar cubrir los escombros, voces y muerte que yacen bajo bloques de concreto con varillas expuestas en
el lugar donde hasta la 1:14 de la tarde de este martes 19 de septiembre cuando ocurrió el temblor que sacudió la Ciudad de México se en
contraba un edificio de seis pisos y penthouse, ubicado en el número 4 de la calle Escocia, esquina Gabriel Mancera, en la Colonia del Valle.
A una cuadra de distancia, en la contra esquina de Escocia y Edimburgo, aparece una montaña de escombros derramados hacia el frente. Es lo que quedó de otro edificio de departamentos de ocho pisos ubicado en el predio que en pie estuvo marcado con el número 11.
Los primeros que llegaron fueron los albañiles de construcciones de Concepción Béistegui y calles aledañas. Fueron los primeros en entrar a los escombros. “Se fajaron”. Decían vecinos.
En la cueva donde estaba la puerta encontraron a una señora que venía saliendo y un poco más adentro a otra que ayudaron a salir de entre los escombros. Estaba literalmente encima de un señor que quedó prensado entre los muros de las escaleras. Había muerto.
Entre las paredes que quedaron echas sándwich se escuchaban voces que pedían auxilio y que poco a poco se fueron extinguiendo.
En la calle el griterío. Iban y venían personas de todas clases y colores. El problema mayúsculo parecía estar en el predio de Escocia y Edimburgo, dondeuna montaña de escombro había sido tomada por decenas de pares de manos tratando de remover los escombros.
Se formaban filas pasando cubetas y cubetas de escombros. De repente levantaban los brazos, abrían y cerraban las manos. Era la señal improvisada que exigía silencio.
Y entonces surgía la esperanza. Se formaban las vallas y entonces venían las voces desperdigadas a grito abierto. “¡¡Camilla!!”. ¡¡Camilla!!. “¡¡Doctoooor!!”.