Nobel de la Paz es criticada por guardar silencio
Naypyidaw. La dirigente birmana y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi dijo que Birmania está lista para organizar el retorno de los 420,000 refugiados rohinyás que huyeron a Bangladesh desde el 25 de agosto, pero sin anunciar medidas contra lo que la ONU califica de “limpieza étnica”.
Suu Kyi decidió romper su silencio, pero no desde la tribuna de Naciones Unidas en Nueva York, adonde anunció que no viajaría, sino
desde Naypidaw, la capital administrativa de Birmania. Eligió el inglés para su gran discurso televisado, un mensaje dirigido al mundo que ni siquiera estaba subtitulado para sus conciudadanos.
Un gesto simbólico, en un momento en que el nacionalismo birmano suscita numerosas críticas internacionales por la situación de los refugiados que huyeron a Bangladesh tras abandonar el estado de Rakáin, donde el ejército lleva a cabo una amplia campaña de represalias tras ataques de un grupo rebelde de esta comunidad a finales de agosto.
“Aún se desconoce”, sostuvo, “cuáles son los verdaderos problemas”, pues hay “denuncias y contra-denuncias que tienen que
investigarse”. “Queremos descubrir por qué se está produciendo este éxodo”, dijo la Nobel de la Paz y condenó “las violaciones a los derechos humanos y la violencia ilegal” que puedan haber exacerbado la crisis. Suu Kyi también recalcó que el país no debe ser dividido por “creencias religiosas”.
Amnistía Internacional y otras ONG lamentaron no obstante que Aung San Suu Kyi no haya condenado explícitamente el papel del ejército.
“Trata de recuperar un poco de credibilidad internacional, sin ponerse en contra a los militares y a la opinión pública”, muy xenófoba en general, consideró Phil Robertson, representante de la ONG Human Rights Watch (HRW) para Asia.