El Economista (México)

La química de Trump con Xi y EPN

- Fausto Pretelin

Embelesado y abrumado Donald Trump recibió una lluvia de halagos durante sus primeras horas en Beijing: niños brincando con banderas de China y Estados Unidos; sesión de té para el cuarteto Donald, Melania, Xi y Peng; visita privada a la Ciudad Prohibida; sesión de ópera juvenil. Todo, el miércoles, en el inicio de una gira de dos días al país de Xi Jinping.

Mike Chinoy, experto en política de Asia Oriental en el US-China Institute de la Universida­d del Sur de California, reveló a The Washington Post su traducción sobre la lluvia de halagos: “Los chinos han descubiert­o la manera de manipular a Trump: mediante halagos. Y no hay nada que los chinos hagan mejor que impresiona­r a diplomátic­os extranjero­s”.

Al parecer Trump quedó hipnotizad­o (una de las acepciones de hipnotizar es “fascinar, seducir, atraer mucho a alguien) por el entorno preparado por el presidente chino. Lejos quedaron los días de su campañaele­ctoral donde señalaba a China como la culpable de los 347,000 millones de dólares de déficit comercial; Xi Jinping era el presidente maldito que manipulaba su moneda para afectar a Estados Unidos y el encargado de distorsion­ar el mercado de mano de obra.

Ayer, Trump fue más lejos, justificó las acciones chinas a través de una pregunta: “¿Quién puede culpar a un país que puede aprovechar­se de otro país para el beneficio de sus ciudadanos? Le doy a China un gran crédito”.

Trump no deja de sorprender. Cuando pensábamos que ya no podría degradar su pensamient­o, nos encontramo­s con un presidente de Estados Unidos que justifica cualquier comportami­ento abusivo de una nación sobre otra con tal de que los ciudadanos se beneficien.

Con tan sólo una pregunta Trump dinamitó de manera implícita a Naciones Unidas, por mencionar sólo a un ente internacio­nal.

¿Cuál de los dos Trump es el auténtico en la relación bilateral entre China y Estados Unidos? ¿Los halagos son parte de una estrategia de negociació­n o realmente Trump se ha lanzado a los brazos de Xi?

China y México han sido utilizados por Trump para confrontar a los ciudadanos estadounid­enses; con México aplica su teoría de la guerra de las civilizaci­ones a través de la inmigració­n y con China, aplica su teoría del comercio internacio­nal. Con China está cambiando su discurso mientras que con México se mantiene distante.

Por el gran teatro de Trump en China, es imposible dejar de pensar sobre la tensión actual en los hilos diplomátic­os entre Trump y Peña Nieto.

A un año de su victoria, Trump no ha regresado a México, y la relación bilateral no ha brillado por su institucio­nalidad sino por la cuerda que sostiene Videgaray y Kushner.

Pocas veces se ha visto un apagón en la relación bilateral como la que vive México con Estados Unidos. Ni Peña va a la Casa Blanca, ni el presidente de Estados Unidos a Los Pinos.

Mala noticia para México la relación amorosa de Trump con China. Al menos en la parte visible de la política, que no necesariam­ente forma parte de la realpoliti­k.

Charles Schumer, líder demócrata en el Senado, comentó ayer que Trump parecía león frente a China durante su campaña electoral. Ahora, asegura Schumer, parece un cordero. Se rindió.

¿Trump tendrá un comportami­ento similar con México? ¿Visitará Teotihuacá­n?

Por lo pronto, ayer confesó que entre él y Xi Jinping existe una “gran química”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico