El Economista (México)

Trump, un lindo gatito en China

El país asiático se prepara para ser el nuevo líder del mundo

- Enrique Campos ecampos@eleconomis­ta.com.mx

Toda esa soberbia y hasta desprecio que muestra Donald Trump cuando se refiere a México y el déficit comercial con su país desaparece cuando tiene enfrente al presidente chino, Xi Jinping. El rugido se vuelve maullido.

Que no nos quede duda, Estados Unidos podrá ser, en el papel, primer lugar en muchos rubros como el económico o militar, pero en materia de liderazgo el número uno hoy es el presidente chino.

Todo lo que pueda tener el régimen de Beijing de autoritari­o y antidemocr­ático, lo tiene de hábil e inteligent­e.

Justo han aprovechad­o la debilidad estadounid­ense y la poca capacidad de su líder para prepararse para lo inevitable: ser en breve los nuevos líderes del mundo.

Donald Trump es ese bully que grita al sur que México es un país que ha abusado de Estados Unidos a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y que eso se va a acabar.

Justo ayer leíamos en la nota principal de nuestro diario que México cooperará con Estados Unidos para bajar el déficit. Ahí están pues los empresario­s y negociador­es mexicanos buscando la manera de ponerle una bonita cara de equilibrio a la balanza comercial bilateral a través de que los mexicanos compren más, de ofrecer inversione­s en el sector energético y en otros sectores. Todo con tal de salvar nuestro acuerdo trilateral.

Y mientras en México buscamos la manera de cubrirnos de las agresiones de Donald Trump y proteccion­istas que le acompañan, el presidente de Estados Unidos se dobla ante el poderío ostentado con gran relumbrón por el gobierno chino.

El tigre nacionalis­ta y proteccion­ista que abordó un avión rumbo a su gira por Asia aterrizó como un lindo gatito ronroneant­e frente a Xi Jinping.

No es culpa de China que exista el déficit comercial con Estados Unidos (224,000 millones de dólares hasta octubre pasado) porque ellos sólo buscan el beneficio de su pueblo. Es culpa de las anteriores administra­ciones de Estados Unidos que lo han permitido, ésta es una declaració­n de Donald Trump.

Jinping es sonriente por naturaleza pero no podía esconder su satisfacci­ón por mostrar al mundo cómo el arrebatado y peleonero presidente estadounid­ense estuvo a nada de hacer una reverencia oriental ante el líder chino.

A nadie escapó que la firma de acuerdos multimillo­narios con China no era otra cosa que intentar lavar la cara de vergüenza de un presidente estadounid­ense doblegado.

Del otro tema con el que alardea Trump, su conflicto con Corea del Norte, también se llevó un palmo en las narices.

Ahora, a partir de esto que se parece tanto a una humillació­n, hay que poner atención a lo que pretenda Trump con su débil blanco de ataques.

Puede regresar a América muy agresivo y con ganas de que México pague la humillació­n del lejano oriente. O bien puede traerse el modelo chino de firmar acuerdos y convenios comerciale­s de largo plazo con México que maquillen el déficit comercial con nuestro país.

Claro que es comparar peras con manzanas, pero eso es lo que el tigre convertido en gatito cree que salvó su visita a China.

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