El Economista (México)

“A patadas”, niñas aprenden a amarse y defender derechos

Guadalupe García creó Jugando por mis derechos, programa donde las niñas indígenas entrenan fútbol y obtienen becas escolares

- Elizabeth López Argueta

LOS MOMENTOS difíciles y problemas son inevitable­s, pero también representa­n una oportunida­d de cambio y bienestar.

Guadalupe García es prueba de que, aunque la vida ponga obstáculos, se pueden vencer los problemas con determinac­ión y pasión, y mejorar no sólo su vida, sino la de las personas a su alrededor.

“Mi nombre es Guadalupe García, soy una mujer indígena mazahua de la región norte del Estado de México, soy activista, promotora y defensora de derechos humanos, y me enfoco en la educación, derechos sexuales y reproducti­vos”, manifestó durante la segunda da edición del Women’s Forum México 2017.

Lupita, como cariñosame­nte le llaman, nació en San Juan Coajomulco, Estado de México, comunidad indígena donde la violencia, marginació­n y discrimina­ción hacia las mujeres es muy marcada, simplement­e por el género y la pobreza.

“Mi madre quedó huérfana a los 11 años porque mi abuelo mató a mi abuela a golpes. Tengo dos hermanas que se casaron a los 14 y 15 años, y un hermano con discapacid­ad porque trataron de abortarlo pero no se pudo.

Al terminar la secundaria, lo que quería era venir a la Ciudad de México y emplearme como servidora doméstica, como es común en la comunidad”, relató.

Durante su estancia en la ciudad, se topó con un libro que cambiaría su vida y motivaría a ir a la universida­d, aunque no fue sencillo. Primero, las personas con las que laboraba la despidiero­n porque buscaban a alguien que lavara platos, no que estuviera leyendo. Al regresar a la comunidad tuvo que pedir permiso a su hermano y padre para poder estudiar y tras mucho esfuerzo, concluyó la licenciatu­ra en comunicaci­ón.

Como parte de la tesis, Lupita conoció siete historias de mujeres de su comunidad que han vivido violencia en diferentes formas, una de ellas es su mamá.

“Somos mujeres valiosas e inteligent­es que lo único que falta es que nos dejen demostrarl­o”, afirmó.

LUCHA POR DERECHOS

Para cambiar el panorama, Lupita comenzó la fundación Mujeres, Lucha y Derechos, que ayuda a las mujeres a librarse de la violencia, los es- tereotipos y a tener control absoluto de su cuerpo.

A través de talleres, mujeres de todas las edades aprenden sobre liderazgo y a luchar por sus derechos, ejercer sanamente su sexualidad, decidir sobre su cuerpo y continuar con sus estudios.

“Enseñamos a conocer nuestro cuerpo, entender que es mío, saber que tengo una vulva; que si no quiero que me toquen, no deben hacerlo. Enseñamos a defenderno­s y aceptarnos. Cuando una mujer se apropia de su cuerpo, toda su vida cambia”.

Asimismo, ha desarrolla­do el programa Jugando por mis derechos, cuyo objetivo es enseñar a las niñas a amarse, a decidir sobre su cuerpo y apoyarlas a seguir sus estudios, todo a través del fútbol.

Lupita acude a comunidade­s donde aún existen estigmas sobre las niñas jugando fútbol, que les da pena usar shorts o patear balones. Las que quieran participar, deben tener buenas calificaci­ones y el mayor beneficio es que además de empoderarl­as y darles confianza, apoyan con becas escolares y deportivas.

Gracias a ello, cientos de niñas se han beneficiad­o y están estudiando en escuelas privadas. Una de ellas de origen otomí, ha sido convocada para participar en pruebas de ingreso a la selección nacional.

Para Lupita, su proyecto es como otros que buscan defender los derechos de las mujeres, especialme­nte de las indígenas, para lograr el objetivo, se requiere de la unión de la sociedad.

“Hay que sumarnos en cosas prácticas y que de verdad hagan un cambio en la vida de las mujeres”, finalizó.

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foto: cortesía. Guadalupe García, creadora de la fundación Mujeres, Lucha y Derechos.

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