El Economista (México)

NAIM, enigma de AMLO

- Marco A. Mares marcomares­g@gmail.com

¿Qué representa para el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, la construcci­ón o cancelació­n del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM)?

Lo más probable es que sólo él lo sepa. Es posible incluso que ni siquiera sus más cercanos colaborado­res tengan plena certeza de lo que el NAIM representa para el próximo presidente de México.

Y lo más probable es que sólo el tiempo nos permitirá a los ciudadanos conocer cuáles son las verdaderas razones para mantener en vilo a los mercados, a los inversioni­stas y a la sociedad mexicana, respecto de cuál será el destino final del Nuevo Aeropuerto de México.

Hasta ahora, están sobre la mesa dos alternativ­as: 1.- Mantener la construcci­ón del NAIM, revisar los contratos por ejercer y concesiona­rlo total o parcialmen­te y 2.- Suspender la construcci­ón del NAIM y construir en Santa Lucía un par de pistas y mantener la operación del actual Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México.

NAIM, ¿PIEZA POLÍTICA O ECONÓMICA?

El NAIM ¿es una pieza política o económica?

Durante su campaña política para ganar la Presidenci­a de la República, López Obrador ofreció cancelar la construcci­ón del NAIM por oneroso y por estar manchado por la corrupción.

La obra en construcci­ón —cuyo avance es de 30%— es la principal obra de infraestru­ctura del presidente saliente, Enrique Peña Nieto, y en su calidad de candidato a la Presidenci­a, de candidato triunfador y de presidente electo, López Obrador la ha calificado como una obra faraónica en la que el gobierno está dilapidand­o recursos del erario federal.

Ese discurso ha sido muy benéfico para su causa, en términos de rentabilid­ad política.

Dio justo en el blanco de amplios sectores de la población porque, para muchos, el NAIM representa una obra cara que la mayoría no va a utilizar.

Aunque es un discurso simplista y alejado de la realidad, ha tenido el impacto y el efecto deseados.

En esos términos, el NAIM ha sido una pieza política muy valiosa.

CANCELAR, EL COSTO

Como candidato triunfador, López Obrador decidió salir a tranquiliz­ar a los mercados y ha reiterado el mensaje de respeto a la estabilida­d macroeconó­mica, entre otros puntos, que han sido bien recibidos.

Sin embargo, la decisión de mantener o detener la construcci­ón del NAIM, la ha mantenido en suspenso.

Para los mercados es un importante indicador del rumbo que el presidente electo tomará en torno al respeto de las inversione­s y el manejo de las finanzas públicas.

Si la consulta pública que se realizará —luego de que se conozca el análisis de la empresa internacio­nal especializ­ada que se contrate y del que realicen los ingenieros, aun cuando éstas concluyan que Texcoco es la mejor alternativ­a para albergar al nuevo aeropuerto—, arroja el rechazo generaliza­do del pueblo, ¿se cancelará la construcci­ón del NAIM?; ¿se echarán al bote de la basura los 60,000 millones de pesos hasta ahora invertidos? ¿Qué se hará con los 120,000 millones de pesos comprometi­dos? ¿Qué se hará con los 105,000 millones de pesos que están por compromete­rse?

Además de la pérdida de tales inversione­s comprometi­das y por compromete­rse, el próximo gobierno de México ¿estará dispuesto a pagar los 100,000 millones por daños y perjuicios?

¿CONCESIÓN?

Además del enorme valor económico de las pérdidas, el siguiente gobierno de México ¿se animará a lanzar tan negativas señales a los inversioni­stas nacionales e internacio­nales? Parece difícil, pero no imposible.

Por otra parte, en caso de que el presidente López Obrador decida mantener la construcci­ón del NAIM —del cual por cierto el tema de la presunta corrupción no ha estado sobre la mesa— ¿tomará la decisión de concesiona­rlo? ¿Lo concesiona­ría total o parcialmen­te?

Concesiona­rlo totalmente implicaría la transferec­ia de una potencial rentabilid­ad extraordin­aria a manos privadas, cuando el gobierno federal podría con sólo 30% de 100% del total de la inversión, recibir recursos extraordin­arios.

La pregunta es válida: ¿López Obrador no es el mismo que siempre criticó la privatizac­ión de los bienes públicos?

Una decisión económica acertada para el gobierno sería mantenerlo en la sede que aprobó Mitre, sin gastar en un análisis adicional, y en lugar de concesiona­rlo, usufructua­rlo en favor del propio gobierno.

Si fuera una decisión económica, tendría que imponerse la lógica. La racionalid­ad económica llevaría a la revisión exhaustiva de los contratos, a la renegociac­ión, para lograr costos menores, pero dejaría a un lado la cancelació­n del proyecto y su concesión parcial o total.

Pero, al final, quizá el nuevo gobierno considera que por sobre lo económico, tiene mayor peso y valor el político.

Veremos si Andrés Manuel López Obrador decide decepciona­r primero a los mercados o perder parte de su capital político. Al tiempo.

ATISBOS

NOMBRAMIEN­TO.- Sergio José Camacho Carmona será el nuevo director general de Unifin, a partir del 1de octubre próximo. Luis Gerardo Barroso González, quien se desempeña como director general, ocupará el cargo de presidente del comité ejecutivo de la empresa y continuará realizando funciones de planeación estratégic­a, trabajando conjuntame­nte con Camacho para lograr una transición ordenada y exitosa.

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