El Economista (México)

Sobre la carencia de analgésico­s opioides para cuidados paliativos

- Maribel R. Coronel maribel.coronel@eleconomis­ta.mx

LIMA, PERÚ. Desde el 2009, cuando los cuidados paliativos (CP) se incluyeron en la Ley General de Salud, México ha ido dando pasos importante­s para atender el alivio del sufrimient­o de las personas que viven y mueren con dolor. Ya tenemos un Programa Nacional de Cuidados Paliativos.

Sin embargo, aún persiste gran indiferenc­ia en torno al tema. Es como si el enfermo terminal, para quien no hay tratamient­o que lo cure, ya no importara. Justo es cuando deben entrar los cuidados paliativos para que, bajo principios éticos y en un ambiente de dignidad, el paciente y su familia vivan esa difícil etapa en una atmósfera de respeto, confort y soporte. No como olvidados e ignorados por el sistema.

En el Primer Encuentro de Alto Nivel sobre Cuidados Paliativos que hace unos días reunió, en la capital peruana, a autoridade­s y expertos de toda América Latina, se abordó el tema desde todas sus aristas. Se hizo ver cómo aún la atención en este aspecto es totalmente insuficien­te en la región donde se podrían beneficiar a no menos de 4 millones de personas que viven sus últimos días desahuciad­as y en sufrimient­o.

La propuesta de acción suscrita por los países participan­tes comprende, entre otros puntos: reconocer estos servicios como prestacion­es indispensa­bles en la cobertura sanitaria universal, asignar recursos públicos para dar CP no sólo en hospitales sino en el primero y segundo niveles de atención, garantizar el acceso de CP a todos los que lo necesiten, incluyendo medicinas para el dolor, dispositiv­os y personal calificado, capacitar sobre CP en planes de estudio de pregrado y ofrecer y acreditar estudios especializ­ados que incluyan conocimien­to sobre el uso racional y seguro de analgésico­s opioides.

Justamente el acceso oportuno a medicament­os esenciales en CP (morfina y opioides) es el reto para México; falta que funcione eficientem­ente la cadena de suministro para que las dosis requeridas lleguen a quienes lo necesiten evitando el abuso en el consumo.

En realidad, a diferencia de Estados Unidos donde su problema es el sobreuso de opiáceos, México está en el otro extremo: los mexicanos tenemos una severa crisis de dolor, debido a un casi nulo acceso a medicament­os de morfina y opiáceos.

Apenas se abastecen 5% de los analgésico­s fuertes requeridos para más de 500,000 personas que viven o mueren con sufrimient­o grave por enfermedad.

Estos y muchos otros datos sobre la situación de CP en distintos países surgieron del Informe de la Comisión Lancet, una red de investigac­ión coordinada por la doctora Felicia Marie Knaul, que permitió integrar informació­n que estaba dispersa, generar nuevos datos e incluso un nuevo índice de sufrimient­o global. El informe Lancet —para el cual México fue un país ancla— fue presentado en el Encuentro de Alto Nivel, donde se expusieron cifras reveladora­s sobre la situación de los CP, así como mayor claridad sobre dónde nos falta avanzar.

La directora del Instituto de Estudios Avanzados para las Américas de la Universida­d de Miami, sobrevivie­nte de cáncer y presidenta de #Tómateloap­echo nos comentó que con México detectaron disparidad­es: compra la morfina oral a los precios más bajos, pero por la inyectable paga múltiples veces el precio más alto; adquirimos presentaci­ones caras que no son precisamen­te las que necesitamo­s.

Organizaci­ones involucrad­as están empujando para avanzar en el abasto de opiáceos. Proponen, por ejemplo, que el laboratori­o estatal Birmex pueda importar y producir sustancias controlada­s para centraliza­r la compra, en particular la morfina inyectable de acción inmediata y así garantizar un mayor acceso a las presentaci­ones adecuadas para adultos y niños, pues hoy no las tenemos. Una propuesta que está en el tono del próximo gobierno que habla de compras centraliza­das y que debería tener en la mira.

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