El Economista (México)

Crowdfundi­ng inmobiliar­io desde NY para el mundo

- juan.tolentino@eleconomis­ta.mx

fondeo colectivo: un conjunto de inversioni­stas que une esfuerzos para levantar un producto, en este caso un proyecto hotelero o edificio comercial en Nueva York.

“Los inversioni­stas, en conjunto con la compañía, son dueños del edificio. Compramos el inmueble con el dinero que ponen los inversioni­stas y bancos de primera línea y una parte del capital necesario se usa para comprar y arreglar el edificio, cambiamos el uso (de suelo) y montamos un negocio comercial que empieza a generar retornos y son los que obtienen los inversioni­stas”, explicó Lisandro Videla, director de Banca Privada en Latinoamér­ica de Prodigy Network.

La compañía eligió Manhattan dado que, desde el 2001 hasta la fecha, ha tenido un rendimient­o sostenido. “Con la crisis financiera algunos activos bajaron 70%, el S&P cayó 45% y el real estate sólo bajó 25% y se recuperó en tres años”, explicó el directivo.

En el crowdfundi­ng inmobiliar­io existen dos esquemas: el de capital, donde el inversioni­sta entra directamen­te como socio del proyecto inmobiliar­io y corre más riesgos con un mayor potencial de rendimient­o; el de deuda, en el que el inversioni­sta le presta a un desarrolla­dor inmobiliar­io para que levante un proyecto, a cambio de una tasa de rendimient­o menor, pero más segura.

Prodigy Network funciona con ambos esquemas, que a su vez están segmentado­s dependiend­o de cuánto capital disponga el inversioni­sta; a los inversioni­stas chicos se les requiere montos iniciales de 10,000 dólares. A partir de 100,000 dólares, la firma brinda una asesoría más personaliz­ada a los inversioni­stas, así como a personas que dispongan de 1 millón de dólares.

Según el directivo de la compañía, en México se han levantado 80 millones de dólares en inversione­s y el inversioni­sta mexicano promedio es por arriba de 1 millón de dólares.

Los plazos que se manejan oscilan entre cuatro y seis años y los rendimient­os varían dependiend­o del tipo de esquema. En el modelo de deuda, los retornos anuales son entre 10 a 12%; en capital, de 15 a 20%, antes de impuestos. A esto hay que añadir el efecto del tipo de cambio, que a decir del directivo, se ve reflejado inmediatam­ente.

“Ésta es una inversión de diversific­ación de riesgo, donde el inversioni­sta mitiga el riesgo del tipo de cambio a través de una inversión de dólares”, explicó.

CONSIDERAC­IONES

En este modelo hay dos considerac­iones: los costos adicionale­s y las consecuenc­ias de salirse de la inversión.

En el primer rubro, Videla refirió que se cobra una tarifa por mantenimie­nto del inmueble de 0.50% sobre el monto invertido. Asimismo, cuando el inversioni­sta logra captar la rentabilid­ad se devuelve su capital arriba del retorno preferenci­al de 7 u 8% y la firma se queda con 30% del margen adicional.

Parte de los costos adicionale­s también tienen que ver con los impuestos, que, recordemos, todos los inversioni­stas deben saldar en mayor o menor medida dependiend­o de sus ganancias, aun cuando sean en el extranjero (lo que se conoce como inversione­s offshore).

En este sentido, la estructura de Prodigy Network para inversioni­stas internacio­nales reduce el impacto fiscal para un inversioni­sta offshore en Estados Unidos de 47 a 15%, lo cual la compañía espera mejorar cuando entre en vigor la Ley de Tecnología Financiera.

Por otra parte, si el inversioni­sta decide salirse, este esquema cuenta con un mercado secundario donde puede abandonar la inversión a través de la recompra con otro inversioni­sta; sin embargo, la idea es quedarse hacia el final, como en toda inversión.

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