Lo que viene
En términos del escenario electoral que se avecina, México sigue muy de cerca la elección para el presidente número 58 de Estados Unidos de Norteamérica que se llevará a cabo el 8 de noviembre y se enfrenta al reto el próximo año que se celebrarán elecciones en cuatro entidades: Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz.
En el Estado de México la elección para gobernador es un asunto que aunado al significado que puede tener en términos políticos que es la tierra del presidente de la República, se trata ni más ni menos que de más del 13 por ciento del total de la lista nominal nacional, de la entidad que aporta más del 9.3 por ciento del PIB nacional, y en cuyo territorio hay 40 distritos federales, es decir el 13 por ciento del total, y cuyo resultado previo en el caso de elección para gobernador otorgó el triunfo a la coalición PRI con los partidos Verde Ecologista y Nueva Alianza con un porcentaje del 65 por ciento del total de la votación.
En Coahuila, al igual que en Nayarit, aunado a la elección para gobernador, se renovarán el Congreso local y los ayuntamientos.
Veracruz aún con las heridas abiertas del proceso electoral del 5 de junio, renovará sus 212 ayuntamientos, por lo que en suma, habrá elecciones en 270 ayuntamientos y en 34 distritos locales para la elección de diputaciones.
El 23.3 por ciento de la lista nominal nacional tendrá la oportunidad de ejercer su sufragio, y los nombres de los posibles candidatos, así como
Opine usted: @Samuel Aguilars
escenarios de coaliciones y alianzas en las cuatro entidades navegan en las redes y en los distintos medios de comunicación haciendo eco en un escenario adverso en términos no sólo económicos y las implicaciones que ello conlleva en términos electorales, sino navegando en aguas con olas de corrupción, impunidad, violencia y un muy mal humor social que tiene al presidente Peña en una popularidad históricamente baja desde que existe medición.
Las profundas heridas del pasado proceso electoral en unos, y el engañoso sabor de la victoria en otros, deben procesarse lo antes posible, para que las lecciones del 5 de junio sean asimiladas.
Si bien algunos columnistas llaman el proceso electoral del 2017 como la elección del orgullo, para todos, tanto vencedores como vencidos es el preámbulo de la elección del 2018, que estoy cierto será, después de la elección del 2000 una elección histórica en un México muy distinto a aquel cuya apuesta por la alternancia llevó de nuevo al PRI al poder en el 2012 y sigue buscando en sala oferta, opciones, anhelos, esperanza, o venganza y castigo.
Nuestra frágil democracia puesta a prueba día con día agoniza ante la desigualdad, ante la impunidad, ante la violencia, la inseguridad y la indolencia y falta de sensibilidad.
El 2018 ha empezado mucho antes de lo deseado, el cocktail de bienvenida es la elección del 2017 en las entidades ya mencionadas, y el más importante sin duda será el del Estado de México, esperemos que se hayan aprendido importantes lecciones, la ciudadanía no quiere ver guerra sucia en las campañas, demanda representantes honestos y eficientes, demanda acciones, exige cuentas y su tolerancia y paciencia se agotan.