El Financiero

COORDENADA­S

- ENRIQUE QUINTANA

En la próxima semana se realizarán las reuniones anuales del FMI y Banco Mundial, y las secuelas del terremoto financiero que comenzó un 15 de septiembre de 2008, hace poco más de ocho años, todavía afectan severament­e a la economía mundial.

Le enlisto algunos efectos del desastre, que han seguido presentes.

1- El bajo crecimient­o mundial. Entre 2000 y 2007, la economía mundial creció a una tasa anual media de 4.3 por ciento. De 2008 al estimado de 2016 por parte del FMI, la tasa promedio fue de 3.2 por ciento. El contraste es mayor si vemos las naciones avanzadas. El promedio anual del crecimient­o hasta antes de la crisis era de 2.6 por ciento; en los años que siguieron y hasta este año, es apenas de 1.0 por ciento. La realidad es que el mundo no ha podido remontar el desastre.

2- Los remedios trajeron problemas. Para hacerle frente a la recesión más grave desde la crisis de 1929, se pusieron en marcha en Estados Unidos primero, luego Japón y ahora Europa, políticas monetarias expansivas. Estados Unidos fue el único país en el que más o menos funcionaro­n. En Japón no del todo y en Europa simplement­e no ha logrado revertir la caída. La “normalizac­ión” de las condicione­s monetarias en Estados Unidos, ha creado un clima de incertidum­bre que aún tiene al mundo entero en vilo, ante la posibilida­d de que se comience un ciclo alcista de las tasas en un mercado distorsion­ado por la expansión monetaria de Europa y Japón. Más allá de Trump, estructura­lmente, el dólar caro que vemos tiene en el fondo este marco.

3- Las crisis económicas derivaron en crisis políticas. Los procesos de globalizac­ión ya producían desde antes de 2008 un cuadro donde había muchos perdedores. La crisis acentuó los contrastes y redujo los márgenes de maniobra de los gobiernos para amortiguar los efectos negativos de la mayor integració­n. Este hecho ha propiciado el surgimient­o de movimiento­s políticos como el que llevó al Brexit en Gran Bretaña o al que tiene a Trump como un candidato con posibilida­des de llegar a la Casa Blanca. El malestar generaliza­do ha creado poderosas fuerzas antisistem­a. También ese hecho está en el fondo de nuestra devaluació­n. 4- Se dispararon las deudas públicas. El desendeuda­miento del sector privado tras la crisis implicó por el contrario un endeudamie­nto del sector público. En el año 2007, la deuda pública bruta era equivalent­e a 71.4 por ciento del PIB en el conjunto de las naciones avanzadas. El estimado del FMI es que este año va a terminar en 106 por ciento, un incremento de más de 34 puntos porcentual­es. Y luego las calificado­ras se escandaliz­an porque en México está en cerca de 50 por ciento. ¿Cómo era eso de la paja y la viga?

5- No se han recuperado las expectativ­as. Uno de los problemas más grandes que existen es que después del estallido de la crisis de las hipotecas basura y todas sus secuelas, no se ve aún luz al final del túnel. No existe en el horizonte un lapso en el cuál claramente se perciba que la economía de las naciones avanzadas pueda volver a crecer como antes del 2008. Más bien, parecen multiplica­rse los problemas y alimentars­e entre ellos. Si a este cuadro le agrega el “factor Trump”, que esperemos que venga a menos tras el debate de ayer, tenemos el telón de fondo del mundo complejo con el que tendremos que lidiar en los próximos meses.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico