¡ABRAN PASO!
En el toreo, durante toda su historia, nada ha sido fácil ni lo será, es sin lugar a dudas la profesión más difícil del mundo; podría parecer que la mayor complicación la tiene el toro en sus dos pitones, pero no es así, el medio taurino es complejo, tiene reglas no escritas en sus manejos, subir peldaños requiere de habilidad tanto dentro como fuera del ruedo.
Sergio Flores, tlaxcalteca de nacimiento, con 25 años de edad ha ido paso a paso en su formación taurina, primero bajo el estricto y efectivo sistema de Tauromagia Mexicana, ejem- plar escuela taurina que brindó excelentes frutos a la tauromaquia nacional, como El Payo, Arturo Saldívar y Mario Aguilar.
Como novillero se formó en España, con enorme sacrificio, alejado de su familia y sólo con un objetivo en mente: convertirse en figura del toreo. Lo han castigado los toros, esas cornadas le han enseñado que el valor debe estar a la orden de la inteligencia y la tauromaquia, que a pelear ganan los astados y que hay que respetarles sus tiempos, distancias y ritmos.
Hoy Sergio Flores es una realidad que ha sabido aprovechar las oportunidades, la Plaza México ha contado con él, quien no las ha dejado pasar. Grandes triunfos, como el indulto al bravo “Gibraltar”, de Xajay, hace un par de años; dos orejas de peso a principios de esta temporada con un gran toro de El Vergel.
Su personalidad va de acuerdo con su forma de torear y eso es clave para que la gente se identifique con él. Sergio demuestra pasión por su vocación de torero, tiene educación taurina, entiende de tradiciones y respeto a las jerarquías, es por eso que va en pleno ascenso. Su momento ha llegado y está más que preparado para no dejarlo ir. Cuando habla lo hace siempre demostrando orgullo y cariño por ser torero, ama al toro y va ganándose un lugar en este complejísimo medio, dentro y fuera del ruedo.
Como cada semana, insisto en los valores de la tauromaquia aplicados